"No todos esperan en libertad como Callejeros y los funcionarios. No todos somos iguales ante la ley", señaló Nilda Gómez, al recordar la larga trayectoria de impunidad judicial que gozaron algunos de los condenados por la Tragedia en el boliche República de Cromañón, el 30 de diciembre de 2004, y que costó la vida de 194 jóvenes. Otros familiares también recordaron a las víctimas.
A once años de la tragedia, Cristina Bernasconi, madre de Nicolás Landoni, una de la víctimas de aquella noche, habló en el acto donde se recordó a los fallecidos y se continuó con el pedido de justicia. También habló en declaraciones radiales al programa Inimputables, la mamá de Mariano, Nilda Gómez.
En el juicio se declararon culpables a los miembros de Callejeros, Patricio Fontanet, Eduardo Vázquez, Juan Alberto Carbone, Christian Torrejón, Maximiliano Djerfy y Elio Delgado; el manager de la banda, Diego Argañaraz, al responsable del boliche, Omar Chabán, y a los funcionarios Gustavo Torres, Fabiana Fiszbin y Ana Fernández. Todos ellos debían cumplir una pena de prisión. Sin embargo, la justicia resolvió concederles la libertad a los miembros de Callejeros, exceptuando a Eduardo Vázquez que debe cumplir con una pena por haber asesinado a su esposa. Por su parte, Omar Chabán también quedó libre pero porque padecía de cáncer y falleció en noviembre de 2014.
La Coordinadora Memoria y Justicia por Cromañón realizó el mítico 30 de diciembre un festival en la Plaza de los dos Congresos para conmemorar los once años de la tragedia y exigir el tratamiento del proyecto de ley de reparación integral para sobrevivientes y familiares, que busca que el Estado garantice cobertura médica y atención psicológica para los sobrevivientes y familiares, y que se impulsen políticas públicas para que las víctimas finalicen sus estudios secundarios y puedan reinsertarse laboralmente.
En el acto, Bernasconi se expresó una carta en medio del dolor. “Cuando un alma se va al cielo, en la triste despedida, en nuestra alma hay un hueco, en nuestro corazón una herida. Cuando un alma se va al cielo, el viento sopla en sinfonía, y en sus notas trae tristeza y melancolía. Cuando un alma se va al cielo, hay quejidos, hay lamentos, pero una nueva estrella, brillará en el firmamento. Cuando un alma se va al cielo, solo queda resignarse y esperar ese momento, en que volvamos a encontrarle. Cuando un alma se va al cielo, la tristeza nos invade, pero Dios está contento, le ha llegado un nuevo Ángel. Cuando un alma se va al cielo, nos queda una añoranza, el baúl de los recuerdos es la última esperanza. Haz todas las cosas igual que antes, no alimentes tu soledad con días vacíos, sino llena cada hora de manera útil. Yo estaré cerca de ti y nunca tengas miedo de morir porque yo estaré esperándote en el Cielo”.
Al cumplirse 11 años del dolor de la Tragedia de Cromañón, continuó: "nos volvemos a encontrar en la Catedral Metropolitana para llevar la luz de nuestros hijos hacia el altar, como lo venimos haciendo desde el año 2005; con sus rostros en nuestros pechos, caminando lentamente mientras un murmullo se aproxima con bendiciones en sus manos. En este sitio sagrado, hay ángeles volando junto al altar, subiendo y bajando en todas las direcciones; vuelan alrededor nuestro y nos invitan a compartir la mesa de Jesús” .
Y así finalizó Cristina Bernasconi, mamá de Nicolás Landoni: "Durante estos 11 años hemos luchado por Justicia, algunos dirán que no se logró; Justicia hubo, aunque los responsables de tanta muerte evitable no estén en prisión, es solo una cuestión de tiempo y tiempo nos sobra. Serán los tiempos de los hombres, porque los tiempos de la Justicia Divina son desconocidos, pero tarde o temprano juzga y de ella nadie puede escapar . Por eso debemos mantenernos en paz, con uno mismo y con el hermano que nos acompaña, sabiendo que todo lo hicimos por llegar a ella; que no nos adormecimos, “actuamos” . Es tiempo de recomenzar nuestras vidas, seguir por los hijos que nos quedan, por esta juventud hermosa que trata de salir de los sueños y pesadillas para vivir la realidad que a veces olvidamos: alimentar el alma con todo lo que Dios nos ofrece a nuestra mirada expectante, la vida que tenemos, que es maravillosa y digna de ser vivida intensamente".
“Así que hermano, siente la brisa del vuelo de tu ángel ahora, confía hermano pues esta es tu hora, la bendición llegó y te la vas a llevar. Seguiremos honrando sus vidas Hijos, con sencillez, humildad y dignidad, como siempre lo hemos hecho; lo hacemos desde el corazón y el alma, con sus bellas y eternas sonrisas, con sus miradas limpias e inocentes. Porque los amamos con todo el alma, sin Uds, pero con uds hijos; porque siempre vivirán en nuestros corazones; con la felicidad que no da sentirlos felices, les regalamos nuestra mejor sonrisa; levantamos nuestra voz para gritar más fuerte aún sus bellos nombres, para que nunca sean olvidados, “para que no vuelva a repetirse otro “Cromañón”; para que la muerte temprana de uds. no haya sido en vano; sentarán un triste precedente histórico en esta Argentina que vuelve a equivocarse con más muertes evitables. Los chicos de Cromañón presentes. Los sobrevivientes de Cromañón presentes. Ahora y siempre".
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