El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) el pasado 19 de febrero rechazó el pedido de audiencia pública que habían realizado los vecinos del barrio Rodrigo Bueno, ubicado en la zona de la Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires, junto con el Ministerio Público de Defensa de la Ciudad y las asociaciones civiles ACIJ y el CELS, en el marco de la causa que tramita el pedido de urbanización de la villa. “Es un reclamo de ser escuchados en su vivencia más inmediata”, dijo a Tiempo Judicial Horacio Corti, Defensor General de la Ciudad.

 

El barrio Rodrigo Bueno comenzó a gestarse en el año 1980 en un terreno lindante a lo que hoy se conoce como “Reserva Ecológica” y a la ex Ciudad Deportiva del Club Boca Juniors. Según el último estudio sociodemográfico que realizó la Defensoría de la Ciudad en octubre de 2015, en el barrio habitan alrededor de 2349 personas.

 

La situación habitacional es de emergencia. El informe indica que el 24 por ciento de la población se abastece de agua con camiones cisternas que frecuentemente disminuyen su frecuencia y dejan sin ese servicio básico a los vecinos, más de la mitad de las viviendas utilizan pozos ciegos para el desague cloacal y casi el 30 por ciento descarga las aguas residuales en el riacho contaminado que rodea el barrio. A su vez, no existe un tendido de gas natural y la conexión eléctrica depende de un transformador que proveyó EDESUR hace más de 4 años que genera un servicio informal y defectuoso.

 

La lucha de los vecinos del barrio Rodrigo Bueno por la urbanización de sus calles es de larga data. Comenzó en 2005 cuando iniciaron una acción de amparo. “Ellos quieren que su barrio sea como cualquier otro: tener agua, luz, recolección de basura y que se les reconozca el derecho a estar en ese lugar en el que están hace 30 años”, dijo Corti.

 

Horacio Corti, Defensor General de la Ciudad de Buenos Aires

Horacio Corti, Defensor General de la Ciudad de Buenos Aires.

En 2011 el reclamo de los vecinos fue escuchado por la jueza Elena Liberatori que falló a su favor en primera instancia, impidió que fueran desalojados y ordenó “la integración urbanística y social del barrio Rodrigo Bueno, dando participación efectiva de los residentes en relación a dichos proyectos”.

 

Sin embargo, el Gobierno porteño no tardó en apelar el fallo. La urbanización se vio todavía más lejana cuando el 30 de septiembre de 2014, la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Y Tributario de la CABA aceptó la apelación y revocó el fallo de primera instancia. A partir de entonces la causa quedó en manos del TSJ. El voto mayoritario fue el de los jueces Esteban Centanaro y Fernando Juan Lima que argumentaron acerca de que el barrio está asentado sobre jurisdicciones de la Reserva Ecológica y que una posible urbanización no depende del Poder Judicial sino del Legislativo.

 

El voto minoritario fue el de la Doctora Mabel Daniele que consideró que el barrio no es perjudicial para la existencia de la Reserva Ecológica y puso en evidencia las grandes deficiencias habitacionales del asentamiento. Corti también hizo hincapié en las condiciones de vida de los vecinos: “Es impensable que ellos no estén ahí, la cuestión es cómo están ahí”. El Defensor General explicó que de los tres jueces que intervinieron en la segunda instancia, sólo la jueza Daniele concurrió a la inspección ocular del barrio. “Lo que los vecinos dicen es que cuando un juez va a su barrio los escucha y ve de otra manera”, explicó.

 

“Lo que han hecho –en referencia al fallo de segunda instancia- es un argumento formal, técnicamente jurídico que parece muy bien hecho pero que no refleja la realidad de la situación. Lo que se discute, en otro plano, es un modelo de Justicia: o tenemos una Justicia cerrada que transcurre en los expedientes con los operadores judiciales o tenemos un Poder Judicial abierto y participativo a la sociedad”, señaló Corti.

 

Este “modelo de Justicia arcaico” se repite, según Corti, en el TSJ cuando éste rechazó el pasado 19 de febrero el pedido de audiencia pública y la figura de Amicus Curiae que había sido solicitada por ACIJ, CELS, el Instituto de Investigaciones Gino Germani, el Instituto de la Espacialidad Humana y la organización TECHO Argentina.

 

Corti consideró la visión del TSJ “cerrada y conservadora” y la comparó con la transformación de los últimos años en la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) que ha hecho audiencias públicas y ha aceptado Amicus Curiae. “No es una comparación con un modelo de Justicia ideal o que se da en otra cultura. No. Pasa acá. Es la transformación de la propia CSJN que es el tribunal más importante de Argentina y uno espera que las cosas positivas que hace sean imitadas por otros tribunales”, sentenció Corti.