Los abusos sexuales a menores de edad cometidos por sacerdotes del Instituto Próvolo en la provincia de Mendoza es un escándalo que salpicó a toda la Iglesia católica: a nivel nacional e internacional hasta llegar a oídos del Papa Francisco. Esta semana empezó el juicio a dos sacerdotes y un empleado que tenían como función cuidar de 20 niños hipoacúsicos acusados de 28 hechos de corrupción de menores. "Monstruos vestidos de sotana", es la frase que eligieron los ciudadanos que se ocuparon de romper el silencio y denunciaron los abusos eclesiásticos. 

Esta semana comenzó el juicio en la Justicia mendocina contra dos sacerdotes que dirigían un internado para sordos y a los que se acusa de abusar sexualmente de más de 20 niños y adolescentes que estaban a su cuidado.

“Fue como darle a cuidar al lobo las ovejas“, definió el Procurador de la Corte mendocina, Alejandro Gullé, cuando se destapó esta historia que conmueve desde Mendoza hasta el Vaticano.

Crédito: Marcelo Aguilar

Dos monjas también fueron detenidas, acusadas de haber sido partícipes necesarias en los abusos. Contra una pesa también el cargo de haber cometido abusos.

Lo que hace especialmente desgarrador lo ocurrido en el Instituto Antonio Provolo para Sordos no es solamente que las víctimas eran niños, incluyendo a pequeños de hasta 4 años, sino que también por su discapacidad no podían comunicar lo que les estaba sucediendo salvo por intermedio de dibujos en papel, la clave para romper el silencio del horror. 

El principal acusado, el sacerdote italiano Nicola Corradi, de 83 años, tuvo varias denuncias de abusos en la sede central del Instituto Provolo, en Verona, Italia, mucho tiempo antes de llegar a la Argentina.

El juicio empezó con lenguaje de señas y por ahora no se prevé que declaren las víctimas menores de edad. "No queremos exponer a las víctimas a un nuevo trauma, si ellas lo desean van a declarar frente a los jueces. De lo contrario, pediremos que se difundan en una pantalla los testimonios recabados a través de las cámaras Gesell”, detalló el fiscal.

El fiscal Gustavo Stroppiana los responsabilizará de 43 hechos y aportará el testimonio de 13 víctimas de abusos sexuales, de entre 4 y 17 años. Un cuarto acusado de esta causa principal José Luis Ojeda (41) fue declarado inimputable, por tratarse de un discapacitado mental, también víctima de las violaciones de Corradi, quien lo sometió desde que tenía 3 años.

El quinto acusado, Jorge Bordón (50), se declaró culpable el año pasado, en un juicio abreviado. Bordón conocido como el monaguillo, era cuidador del albergue de varones del colegio. Confesó ser el responsable de 11 abusos sexuales a chicos alojados en el colegio y fue condenado a 10 años en prisión.

Hoy, decenas de personas, en su mayoría del Colectivo por la Restitución de Derechos a Sobrevivientes del Próvolo, llegaron desde temprano a los tribunales provinciales para acompañar a los damnificados y exigir justicia. Mientras en las escalinatas del ingreso al Poder Judicial realizaban manifestaciones con pancartas y daban a conocer un documento con el "sentir" de los últimos dos años y medio, desde que se inició la investigación, en una sala cerrada arrancaba la audiencia con los tres acusados de los vejámenes.

Así, en total silencio llegaron al debate los sacerdotes Nicola Corradi y Horacio Corbacho y el ex jardinero del establecimiento, Armando Gómez, quienes deberán responder desde el banquillo de los acusados por 28 hechos en su contra de abusos sexuales con acceso carnal, simple y corrupción de menores.

"Son monstruos vestidos con sotanas, que cometieron abominables crímenes contra los menores. Observamos cómo la Iglesia Católica ha sostenido económicamente la defensa de los acusados. La no entrega de los resultados de la investigación canónica de los enviados del Vaticano, Dante Simón y Alberto Bochatey, es una clara muestra de ocultamiento y burla hacia el sistema judicial y la sociedad en su conjunto", indicaron los manifestantes en el escrito esperando Justicia.