“No tengo ninguna duda, en esa situación uno no se olvida de la cara”, aseguró la víctima a su abogado cuando estaba desde su domicilio siguiendo el juicio en el cual se juzga a otros 9 represores pero no al secuestrador Álvarez señalado ayer por la víctima de la represión ilegal.

Aixa Bona, sobreviviente del centro clandestino de detención que funcionó en Campo de Mayo durante la última dictadura militar, identificó en vivo a uno sus presuntos secuestradores durante la transmisión del juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la represión ilegal contra la denominada “Contraofensiva Montonera”.

Bona aseguró que el ex comisario Roberto Álvarez, uno de los testigos en la audiencia de ayer, la “trasladó secuestrada desde Campo de Mayo hacia la Departamental de la Policía Federal en San Martín”. Bona lo reconoció viendo la transmisión del juicio por TV, que se emite por La Retaguardia y El Diario del Juicio.

El Tribunal Oral Federal Número 4 de San Martín juzga a nueve ex integrantes del Servicio de Inteligencia del Ejército, por secuestrar, torturar y asesinar a casi un centenar de personas, tanto en Argentina como en Brasil, Perú y España. Los imputados son Eduardo Eleuterio Ascheri, Jorge Eligio Bano, Jorge Norberto Apa, Marcelo Cinto Courtaux, Raúl Guillermo Pascual Muñoz, Roberto Dambrosi, Carlos Blas Casuccio, Alberto Daniel Sotomayor y Luis Ángel Firpo. Pero no a Álvarez, que declaraba desde su domicilio en calidad de testigo.

Es la audiencia número 44 del proceso penal que se realiza ahora de forma virtual en el Tribunal Oral Federal Número 1 de San Martín en función de las limitaciones impuestas por la pandemia de coronavirus.

crédito: Gustavo Molfino

El ex Jefe de esa dependencia e integrante del aparato de inteligencia de la Federal, Roberto Álvarez, ante una pregunta de la fiscal, Gabriela Sosti, acerca de si llegaban a la comisaría personas que venían de Campo de Mayo, respondió: “No. Enviados por Campo de Mayo no. En una oportunidad se encontró una persona que decía que había estado en Campo de Mayo. Una persona femenina. Yo estaba circulando con el auto no identificable y ella estaba caminando por la ruta, con signos de extravío, y le pregunté como policía. La llevé a la delegación. Ella me dijo que debía haber estado en alguna dependencia de Campo de Mayo”.

Bona vio el testimonio de Álvarez y rápidamente le avisó a su abogado Rafael Flores que Álvarez era la persona que la llevó clandestinamente desde Campo de Mayo hasta la comisaría de San Martín. “Mi representada, querellante en esta causa, ha seguido esta audiencia y manifiesta que reconoce en la figura del señor Álvarez como la persona que la fue a buscar a Campo de Mayo. Lo pongo en consideración del tribunal”, dijo Flores ante los jueces del TOF 1.

Mientas que uno de los abogados defensores, Hernán Corigliano, planteó la suspensión de la testimonial “porque existe riesgo de autoincriminación”. Luego de un cuarto intermedio, el tribunal decidió aceptar el pedido de todas las partes y anunciarle a Álvarez que su testimonio quedaba suspendido.

En diálogo con el programa Oral y Público de Radio La Retaguardia, Aixa Bona aseguró: “Apenas lo vi, lo reconocí. No solo lo reconocí físicamente si no que le reconocí la voz. Tuve contacto con él la noche en la que me sacan de Campo de Mayo. Yo pensé que era un ‘traslado’. Lo vi cuando me saca la capucha. Quería hablar. Me preguntaba qué pensaba. No tengo ninguna duda, en esa situación uno no se olvida de la cara, pero además está igual, un poco más canoso, y le reconocí la voz”.

Entre 1979 y 1980, en un contexto histórico denominado “Contraofensiva Montonera”, Bona ingresó al país desde el exterior junto con su pareja, Gervasio Martín Gaudix -quien permanece desaparecido- y ambos estuvieron secuestrados en Campo de Mayo, según el sitio de Abuelas de Plaza de Mayo. Montoneros llevó a cabo la llamada Contraofensiva, que consistió en el reagrupamiento de militantes exiliados en diferentes países, que regresaron a la Argentina a encabezar una campaña para resistir a la dictadura cívico-militar y generar apoyo social para que el terrorismo de Estado llegara a su fin. La dictadura desató una feroz represión contra los militantes.

En los próximos días, las querellas solicitarán al juzgado de instrucción a cargo de Amelia Vence, que imputen a Álvarez en la megacausa de Campo de Mayo y que soliciten su detención.