En diálogo con Tiempo Judicial, Agostina Felice, militante feminista de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, seguro y gratuito, integrante de la Regional Norte de la Pcia. de Buenos Aires y de la Comisión de Prensa y Comunicación, abogada y locutora, contó cuál la postura de la Campaña a partir del anuncio de Alberto Fernández de enviar el proyecto al Congreso, cómo se organizan en tiempos de pandemia y qué expectativas tienen sobre el debate que se dará. 

¿Cómo tomaron desde la Campaña el anuncio realizado por el Presidente Alberto Fernández sobre el proyecto de interrupción legal del embarazo?

Muy positivamente. SI bien nosotras lo estábamos esperando porque sabíamos a partir de la reunión que habíamos tenido con Massa y el trabajo de cabildeo que realiza la Campaña que el tratamiento dependía de esa presentación, por lo cual si bien nuestro proyecto ya se encuentra presentado, lo hicimos el 28 de mayo de 2019 y conserva estado parlamentario, con esta información estábamos a la espera, con bastante ansiedad por cierto, pero por supuesto lo recibimos con mucha alegría y luego al leer el texto y al encontrar tantas similitudes con el nuestro, creo que ahí se recogen tantos años de lucha.

¿Cuál es el punto de vista de la Campaña sobre el proyecto presentado?

En términos generales el proyecto es muy similar al elaborado por la Campaña. Hay artículos que textualmente son prácticamente iguales, pero en términos de garantía de derechos es muy parecido. Sin embargo hay algunos puntos de diferencia importantes. Vale aclarar que el proyecto se encuentra en estudio por la Comisión Redactora de la Campaña, que es aquella que llevó a cabo la realización de nuestro proyecto, que fue discutido de manera federal en las distintas regionales que integran a lo largo y a lo ancho del país la Campaña. Ese texto, el nuestro, lo discutimos en esas regiones, le hicimos aportes al de la Comisión Redactora, que a su vez las compañeras realizan ese texto a partir de la experiencia del 2018, de la media sanción de Diputados, de nuestros proyectos anteriores. Ese octavo es porque se presentó por octava vez consecutiva, entonces esta última redacción se discutió en los territorios, le hicimos aportes concretos. Para poner un ejemplo, mi regional, entre otras cuestiones, propuso incorporar la definición de Salud de la OMS a nuestro texto y así finalmente se hizo. Entonces la Comisión recogió todos esos aportes, armó un nuevo texto, que lo terminamos de consensuar y de aprobar en una Plenaria Nacional, que es el espacio de decisión política por excelencia de la Campaña. Eso en cuanto al nuestro.

¿Qué diferencias encuentran con el proyecto presentado por la Campaña?

Dentro de las diferencias concretas, encontramos la objeción de conciencia: nuestro proyecto no contempla ningún tipo de objeción de conciencia. ¿Por qué? Solía hacerlo. Nuestro proyecto sí anteriormente, en sus inicios, la contemplaba. Pero nos dimos cuenta, a partir del derecho comparado, de ver qué pasaba con este tipo de legislaciones en otros países, y a su vez de la realidad concreta de lo que sucede en nuestro sistema de salud, que es un obstáculo y una herramienta para la negación de derechos de los antiderechos. Entonces no podemos darle a los antiderechos una herramienta que vayan a utilizar para seguir negando derechos. Si bien podríamos decir que ese artículo en particular es un buen artículo, sería un buen artículo si estuviéramos de acuerdo con la objeción de conciencia. Y en el tipo de país en el que vivimos, con estas profundas desigualdades, no podemos darnos el lujo de contemplar dentro del derecho al acceso al aborto voluntario la objeción de conciencia.

Otra de las diferencias fundamentales es la parte penal: el proyecto de la Campaña no penaliza en ningún caso a la mujer que decide abortar y el proyecto del Ejecutivo sí lo hace, luego de la semana catorce, obviamente siempre que no esté encuadrada dentro de las causales, porque al igual que nuestro proyecto, el proyecto del Ejecutivo prevé un sistema mixto, en el cual al aborto se pueda acceder de manera voluntaria hasta la semana catorce y luego sin plazo por causales. Y las causales son las mismas que la del actual derecho a la ILE, contemplado tanto en el Código Penal de la Nación desde 1921 como en el fallo FAL de 2012, que son violación, riesgo a la vida o riesgo a la salud, entendida de manera integral la salud. Y ahí de vuelta recogiendo, porque nuestro Estado suscribe a la definición de Salud de la OMS ese concepto.

Entonces, eso desigual pero bueno, la penalización sí aparece para la mujer que no encuadra en las causales luego de la semana catorce y también para aquella persona que le causare el aborto: acá corremos el riesgo de que persigan a las socorristas o a las mujeres que acompañan a otras mujeres a interrumpir su embarazo, por lo cual ahí ponemos un signo de admiración porque realmente no queremos seguir regulando nuestros cuerpos y nuestras decisiones en un Código Penal, que es la última ratio de ejercicio de la violencia del Estado. Obviamente sí nuestro proyecto, y ahí es igual tanto el del Ejecutivo como el Código Penal vigente, sí persigue penalmente a aquella persona que causare un aborto sin el consentimiento de la mujer, eso desde ya, pero cuando media consentimiento, nosotras en ningún caso perseguimos penalmente a la mujer ni a quien acompañe a poder llegar a la interrupción.

En relación a la educación sexual integral, también está contemplada en ambos proyectos, pero una diferencia es que el nuestro la prevé como contenido curricular. Esto le daría a las docentes que hoy están dando aborto como contenido pedagógico, una herramienta jurídica de mayor importancia, daría una mayor seguridad jurídica, como decimos en este mundillo, para que las docentes puedan dar este contenido. Están amparadas por el derecho internacional de los DD.HH para hacerlo, pero si realmente la ley lo contemplase como lo hace nuestro proyecto, sería una herramienta que no sólo ampare a las que lo están dando, sino que también convide a las docentes que quizás no tienen la información a actualizarse y saber que este es un contenido que tiene que estar presente también en las aulas. Obviamente a partir del momento adecuado, en términos pedagógicos, y de la manera adecuada, como parte del derecho a la información respecto a la salud en particular.

¿Qué expectativas tiene la Campaña?

La expectativa es que se trate de manera inmediata. Nosotras necesitamos y queremos por el bien de todas las mujeres, las personas con capacidad de gestar, los varones trans, que el aborto deje de ser una razón de persecución penal por la cual actualmente hay presas en nuestro país, en muchos casos no encuadradas las causas como aborto, muchas veces (como vimos en el caso Belén), que se pretendía encuadrar como homicidio agravado por el vínculo. Ahí también hay un trabajo muy interesante que la Campaña ha hecho junto al CELS, y que salió justamente un comunicado hace un par de días sobre este tema específicamente, pero sí que el tratamiento sea rápido, y que podamos terminar el año con derecho al aborto voluntario en nuestro país, aborto legal, seguro y gratuito y que esta triple consigna “Educación Sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir” finalmente tenga una legislación tal y como nosotras nos merecemos. 

No solamente quienes luchamos y militamos y nos organizamos activamente en pos del derecho, sino todas aquellas que se interpelan con este tema y todas aquellas que van a acceder a un derecho aunque hoy ni siquiera existan. Esto es para las futuras generaciones, esto es para ampliar derechos y, valga la redundancia, el derecho no obliga. Sí obliga el Estado a garantizar el derecho, pero de ninguna manera obliga a nadie a practicarse ningún aborto. Por lo cual, aquellas personas que no estén a favor de este derecho y que crean que no va para sus vidas, este es un proyecto por la vida y la libertad, por lo cual sencillamente no acudirán a un sistema de salud a solicitarlo, pero quienes deciden o decidamos hacerlo sí tengamos un estado que responda adecuadamente.

¿Cómo tuvieron que reconvertirse a partir de la pandemia para poder desplegar estrategias de comunicación y de visibilización?

Tuvimos que hacerlo como siempre hemos hecho y como los feminismos suelen hacer, que es con mucha creatividad. Fue complejo, porque como bien sabemos la virtualidad implicó una sobrecarga del uso de las redes sociales, lo cual complejiza mucho más las estrategias para obtener visibilidad en esas redes. Creo que una de las claves, y así nos lo muestra por ejemplo el taller de educación sexual integral que dio la Red de Docentes por el Derecho al Aborto, que es una de las redes que integra la Campaña, y que invito a quienes deseen puedan verlo en You Tube, que también tiene una parte dedicada al aspecto jurídico y es realmente espectacular y que fue visto por más de quince mil personas. Eso daba cuenta de que había una necesidad de contenido, de información. Entonces el contenido político en la comunicación para nosotras es central, los argumentos, la información, todo esto que venimos trabajando y produciendo a nivel regional en las discusiones que nos damos en los distintos territorios, seguir volcándolo en las redes.

Hicimos el primer pañuelazo virtual, donde en Zoom ya había pasado un minuto del horario de convocatoria y ya no entraba más nadie, quinientas personas en sala de espera, fue una masividad muy grande y muy importante. Tratamos de ir buscándole un poco la vuelta a la comunicación, para mantenernos activas en el plano de lo posible, que eran las redes sociales. De un tiempito a esta parte empezamos a tener actividades de tipo intervenciones artísticas, en las cuales solamente compañeras de la Campaña y sin convocatoria previa, hicimos intervenciones callejeras, pero esto recién hace menos de quince días. 

Recién el día de hoy va a ser la primera vez que hacemos un tipo de concentración, en la cual seguimos insistiendo con los cuidados, con el cuidado de la salud, no sólo porque nos importa sino porque realmente tiene que ver con la coherencia: luchamos por la salud y no podemos descuidarla en este plano tampoco. Por lo cual, teniendo tantas profesionales de la salud al interior de la Campaña, no sólo en la Red de Profesionales sino en general, implicaba un gran debate realmente, porque ellas están abocadas no solamente a garantizar las ILES como siempre, sino también al COVID, entonces esto proyectaba al interior de la Campaña una fuerte discusión al respecto y siempre fuimos muy cuidadosas.

A pesar de tomar la decisión política de empezar a salir, porque se nos venía el fin de año y veíamos que no había novedades, cada vez que se lo interpelaba a Alberto ratificaba su voluntad política pero en lo concreto no había un correlato, decidimos que teníamos que volver a nuestro ámbito de mayor potencia política que es la calle y así lo hicimos, siempre con mucho cuidado y si, en cuanto a la metodología para tener éxito, mucha creatividad, compromiso, tiempo, y todo siempre autogestionado. Eso está bueno recordarlo, la Campaña con esa gran diversidad de organizaciones políticas, intergeneracional, diversa en las identidades políticas, en las identidades de género, en las edades, etc., pone todo eso a interactuar y hace una especie de cóctel de creatividad para sacarlo hacia el afuera, siendo sencillas muchas veces porque así es nuestra consigna, nuestro lema, apela a lo elemental de nuestra lucha, pero detrás de todo eso hay un montón de trabajo, de personas, compañeras, compañeres.

En 2018 las calles fueron protagonistas y las expresiones hicieron fuerza para poder llegar hasta donde se llegó. ¿Qué se espera de cara al debate 2020, con este contexto de pandemia? ¿Dónde vamos a ver expresada esa lucha?

Nosotras, nosotres, apelamos a que sea un debate breve, un debate express, o como dijo una diputada en una de las actividades virtuales que hicimos este año: “vamos a tramitar el expediente”. Y yo dije: con esto hay que hacer una remera. Queremos que sea un trámite breve, porque ya dimos un profundísimo debate en el 2018, generamos lo que nosotras llamamos la despenalización social, que tiene que ver con que se hablase de esto en todos lados. 

Estuvimos en las redes, estuvimos en las calles, estuvimos en el Congreso, estuvimos en todos lados. Cuando una salía a comer a un restaurante, y en la mesa de al lado la familia con niñes de siete años estaba hablando de esto, del otro lado una piba con un pañuelo colgando de la mochila, etc. Eso que logramos fue ejemplo de democracia participativa, porque lo que decimos también es: cuando en 2018 el Senado nos dice que no, no nos dice solamente que no a un proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, nos dice que no a un empoderamiento colectivo, en la cual nosotras, las mujeres, las travestis, las trans, las lesbianas, estábamos siendo las protagonistas y esto nunca había pasado antes, con estas particularidades, en la historia de nuestro país. En realidad nos dijeron que no a eso. 

Ahora no vamos a poder estar en la calle, con la gigantesca masividad que demostramos nuevamente el 19 de febrero, porque realmente es un montón y es un peligro. Pero esperamos que no sea necesario realmente. Vamos a seguir estando en todos lados, y siempre con mucha creatividad y procurando el cuidado de la salud. Esperamos que no haga falta tener que hacer llamados de grandes masividades. 

¿Cuáles son las redes que integran la Campaña?

Seguimos trabajando con las múltiples redes que integran la Campaña, que amerita repasarlas: la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, que son médicas, mediques, trabajadores sociales, psicólogas, que garantizan la interrupción legal del embarazo en su trabajo cotidiano, la Red de Docentes, que implementan la Ley de Educación Sexual Integral, y plantean el aborto como un contenido pedagógico de la Ley de Educación Sexual Integral; la Red de Socorristas Feministas que abortamos, que son compañeras que brindan el derecho a la información y que acompañan en lo concreto a esas mujeres que interrumpen de manera ambulatoria (como son la mayoría de las interrupciones del embarazo, con el uno del Misoprostol en las casas) pero no necesariamente en contacto con el sistema de salud o dependiendo el caso también, pero las acompañan igual. Las acompañan en general en su decisión.

¿Cómo se organizan en su funcionamiento?

Tenemos distintas comisiones: Comisión de Cabildeo, tanto nacional (aquellas compañeras que están caminando por los pasillos del Congreso, reuniéndose con diputadas, diputados, senadoras, senadores), como federal (que nos reúne a todas las que vamos haciendo esto en los distintos lugares). También tenemos los cabildeos locales en los municipios, provinciales en las provincias. Tenemos una Comisión de Prensa y Comunicación, que trabaja en las redes sociales, el mensaje: cómo traducir a lo comunicacional lo político que la Campaña se plantea como estrategias y las decisiones políticas más importantes las tomamos en Plenarias, que habitualmente son una o dos veces al año. Esto como para hacer un gran panorama de cómo nos organizamos. Y a su vez en regionales, que son los territorios donde damos los debates y la organización cotidiana de la estructura de la Campaña, que por cierto es muy abierta y horizontal y no tiene una orgánica de funcionamiento estanca como otro tipo de organizaciones que tienen sus estatutos. 

¿Ya estuvieron analizando números? ¿Cantidad de votos a favor? ¿Cómo ven este escenario?

La Comisión de Cabildeo Nacional siempre hace este trabajo. Por supuesto que como Campaña tenemos un punteo, sabemos que es muy favorable. Sin embargo, no lo hacemos público porque es una estrategia que nos damos, justamente no poner esos números sobre la mesa porque la realidad es que acá hay responsabilidades políticas, y esas responsabilidades políticas no son de la Campaña, que viene organizándose y luchando por esto hace tanto. Son de cada diputado y diputada, de cada senador y senadora, que va a tener en sus manos la decisión de si nos siguen regulando con un Código de hace cien años e impidiendo lo que en todos los llamados “Países del Primer Mundo” es un derecho. Ahí está la decisión, y es responsabilidad política. ¿Van a bregar por nuestra libertad y nuestra autonomía, y por garantizar aquello que dicen los tratados internacionales de Derechos Humanos? O la respuesta va a seguir siendo un no, rotundo, cerrado, y que nos deja nuevamente tomando decisiones en el oscurantismo, porque el Código Penal en cien años no nos ha persuadido de no abortar.

¿Dónde encuentran las mayores resistencias para que el aborto aún no sea ley?

Sectores que oponen resistencia al derecho al aborto los hubo y probablemente los habrá siempre. Lo que tiene que quedar claro, y acá aparece el tema de la Religión, es que al interior de la Campaña hay compañeras y compañeres que luchan por el Derecho al aborto religiosas, que ejercen alguna religión, hay un montón. En 2018 se llegó a sumar a la Campaña un grupo de Judíes adolescentes (me hago lío con el nombre) por el Derecho al Aborto. Entonces realmente el tema, la religión, no es un problema. Además, insisto, es un proyecto por la libertad, por lo cual la libertad implica también la libertad de culto, y que cada quien ejerza la religión que le parezca.

El problema es cuando con la religión se pretende legislar. Y si nosotras no escribimos la lista de los que son pecados, porque ellos quieren escribir la lista de las leyes que van a regir nuestras vidas, y que van a condicionar nuestras historias y lo que sucede o no en nuestros cuerpos.

Es simplemente eso, por supuesto que los sectores evangélicos, cierto sector de la Iglesia Católica, etc., ha hecho históricamente lobby político en contra de este derecho. Pero realmente no es un problema en relación a la Religión, porque muchas veces se tiende a confundir una cosa con otra.