Cuando Lisette Fernández tenía 12 años, en 2013, su hermana mayor Micaela apareció muerta con un balazo en la cabeza en la casa de un presunto narco de la zona. Se instaló la versión del suicidio. Nancy, su madre, denunció la existencia de una red de trata con cobertura policial y comenzó a pedir que se investigue la muerte de su hija. Terminó asfixiada y con signos de haber sido abusada sexualmente en 2014 pero se habló de muerte natural. Las dos causas habían sido archivadas.

Todas ellas pertenecen a la Comunidad Qom Yecthakay del partido de Tigre, en la provincia de Buenos Aires, pertenencia que viene de su abuelo Eugenio. Un dato no menor es que la comunidad que aun busca tierras aptas y suficientes para asentarse como comunidad. Hasta 2017, cuando falleció, el reclamo por la investigación y pedido de justicia lo hizo Eugenio. Al llegar a la mayoría de edad Lisette comenzó el camino del pedido de justicia por la muerte de su madre y hermana.

"Fue muy difícil, siempre lo pensé, pero no sabía qué hacer, a quien acudir, no sabía nada", cuenta Lisette en diálogo con Tiempo Judicial. La joven se acercó a la comunidad indígena de Punta Querandí, un territorio sagrado donde se  protegen restos arqueológicos indígenas de mil años de antigüedad, para pedir ayuda:  "Fue un 25 de agosto de 2019, que fui a pedir ayuda, y había una ceremonia por el día de la Pachamama, y se acercaron mujeres feministas y me dijeron 'bueno, vemos qué hacemos'", cuenta.

El 26 de mayo pasado, llegó lo que podría considerarse una buena noticia porque finalmente el Juzgado de Garantías N° 4 de San Isidro aceptó a Lisette como "particular damnificada" en la causa en la que se investiga la muerte de su hermana Micaela y que había sido archivada. Esto produjo el movimiento de los dos expedientes tanto que, en la segunda semana de julio, Lisette fue junto con su abogada Paula Alvarado a la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) del Ministerio Publico Fiscal.

La PROTEX ahora comenzó a analizar los expedientes y "la idea es que se empiece a investigar la trata" comentó Alvarado. La causa de Nancy, madre de Lisette, también tuvo pequeños movimientos. Se pidieron informes a distintas compañías telefónicas y se mando a hacer un pedido de ADN a una de las últimas personas que estuvo con ella.

Dos muertes, muchas dudas

Micaela aparece muerta en febrero de 2013 en el Talar de Pacheco en la casa de un hombre conocido como Dante "Pato" Cenizo, quien se encuentra preso por tráfico de drogas y tenencia de armas. Tenía 14 años y según cuenta la abogada de Lisette, Paula Alvarado, apareció con un disparo en la cabeza, cortes en la cara y los huesos rotos. En ese momento el hecho fue caratulado como suicidio. "Mi hermana tenía 14 años y aparece con un tiro en la cabeza, meses después de decirle a mi mama que estaba secuestrada y la obligaban a prostituirse y vender drogas", explicá.

En aquellos años, su mamá Nancy comenzó el pedido de justicia por su hija aunque con miedo porque también en ese momento comenzaron las amenazas. Incluso debió soportar malos tratos e insultos en la comisaría, donde le gritaban “india de mierda, cállate la boca”. Comenzó a marchar junto a vecinos y organizaciones, hasta la comisaría, denunciando y reclamando justicia. "Mi mamá quiso denunciarlo y la golpearon en la comisaría", cuenta Lisette y recuerda que además de gritarle "india de mierda" la golpearon y le dijeron que "al pato cenizo lo manejaban ellos" y que "mi mamá estaba borracha y se cayó de cara".

El 2 de mayo de 2014 apareció muerta en su casa, semidesnuda, con signos de asfixia y sin el celular. La causa por el femicidio de Nancy si fue caratulada como homicidio y había sido también archivada pero la lucha de Lisette también logró el desarchivo y los nuevos pedidos. El expediente está en el Juzgado de Garantías N° 3 de San Isidro.  "Yo sé que detrás de Cenizo debe haber algo más, toda la complicidad que había", dice la joven que espera que con la reapertura se investiguen las muertes de su madre y hermana.

Además de tener apoyo de distintas organizaciones que luchan contra la Trata, se hicieron pedidos de acompañamiento con notas presentadas ante el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y ante el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.

Orgullo Qom

"Yo la verdad por mucho tiempo no me reconocía como Qom, recién cuando conocí Punta Querandí, fui conociendo a otros hermanos de diferentes comunidades, empecé a ver las causa y videos de mi mamá. Sí, se nos nota que somos indias, me reconozco como Qom", cuenta Lisette que también recuerda cómo su abuelo era el cacique histórico de la comunidad Yecthakay.

La lucha de Lisette está atravesada por un sin fin de variables que la joven tiene claro y sabe que la lucha por justicia es larga pero vale la pena, ya que espera saber qué pasó con su madre y hermana. En esa lucha también recuerda a su madre y hermana: "Mi mamá siempre nos crió sola, e hizo todo lo que pudo para que estemos bien. La vi muy mal con lo de mi hermana", dice la joven.

"Mi hermana era una nena normal, le gustaba Casi Ángeles, dibujar, era muy compañera, y le gustaba tener muchas amigas. Peleábamos siempre, con la misma intensidad que me peleaba, me cuidaba", cuenta Lisette ya con la voz quebrada.