A veces el mérito laboral y profesional no alcanza para llegar a puestos de trabajo de jerarquía. Existe para las mujeres y diversidades el “techo de cristal”, es decir, un límite en su crecimiento profesional a causa de su género. Esto responde al engranaje de desigualdades que existen entre hombres y mujeres en un mundo de sistema patriarcal ligado al mundo laboral.
Este “techo de cristal” es el que denunciaron 216 mujeres y 20 hombres que existe en el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba. Que haya 20 hombres también denunciando se explica desde la óptica del sometimiento a sectores de trabajos feminizados, es decir, oficios y profesiones generalmente realizados por mujeres y que, por ende, cuentan con sesgos de discriminación y subestimación.
En diálogo con Tiempo Judicial, Andrea Zuliani, psicóloga de los equipos técnicos que efectuaron esta demanda colectiva desde y hacia el Poder Judicial provincial y miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial (AGEPJ).
Este equipo está conformado por psicólogas, psiquiatras, trabajadoras sociales y calígrafas, quienes denunciaron que “hace 20 años” que sufren violencia y discriminación sistemáticamente. Zuliani contó que han agotado, en estas dos décadas, todas las instancias de diálogo con los superiores, todos varones que se han empeñado en no compartir con mujeres los puestos de poder.
Hasta ahora, sólo recibieron como respuesta los dichos del presidente del Tribunal Superior de Justicia cordobés, Sebastián López Peña, que expuso en los medios de comunicación locales que ante la demanda de las trabajadoras planean darles “capacitación”.
“Queremos dar gracias al acompañamiento de los medios porque por lo que estamos haciendo a veces tenemos miedo a las represalias, no es tan fácil denunciar al Poder Judicial”, expuso la profesional cordobesa. Y completó: “Los ‘cargos expectativas’ son todos puestos a dedo, sin concurso, lo que no sucede con el resto de la planta donde sí hay concurso para los cargos de coordinadores o jefaturas. Da la ‘casualidad’ que en esas elecciones a dedo sólo eligen a varones”.
Cabe destacar que esta demanda se realiza en el marco del pasado 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y se aloja en la Secretaría 11 del Juzgado de Primera Instancia de Niñez, Adolescencia y Violencia Familiar y de Género de 4° Nominación de Córdoba, a cargo de Nélida Wallace.
“Fue muy difícil tomar la decisión de realizar una demanda. Primero porque sabemos lo que implica, ya que se hace adentro del Tribunal y hacia el mismo Tribunal. Pero fue el camino que decidimos para decir ‘basta’”.
-¿Cómo llegaron a esta situación de hacer una demanda colectiva?
- Nosotras tenemos muchos años de estar reclamando y de haber intentado de un montón de formas que nos reconocieran nuestra tarea profesional para ser igual que los administrativos, al menos, ya que ellos pueden acceder a cargos más altos y nosotras no. Somos las únicas que estamos en condiciones muy malas en todos los tribunales.
-¿Por qué no pueden acceder a cargos más altos? ¿Qué justificación les dan?
-Ninguna. Es una decisión política, no implica una erogación económica para el Estado.
Los concursos para acceder a cargos un poco más altos están destinados a los administrativos, que no tienen título, y a los notificadores. Ellos pueden acceder pero nosotras no.
-¿Por qué denuncian también a Ricardo Rosemberg?
- Yo creo que Rosemberg ha sido un poco el mentor de toda esta estructura peyorativa hacia nosotras, por eso en nuestra demanda colectiva también lo denunciamos a él por su papel de administrador General del Poder Judicial, además del Tribunal Superior de Justicia.
Él fue siempre, de alguna manera, el intermediario con el Tribunal Superior de Justicia y hemos tenido reuniones con él.Cuando nosotras le planteábamos que queríamos mayor igualdad en el trato con el resto de las áreas de trabajo nos respondía cosas como: "¿Y ustedes qué quieren? Ustedes no pueden pretender determinadas cosas sin antes demostrar su capacidad". Siempre había algún argumento de descalificación hacia nosotras.
Llevamos más de 20 años pidiendo que se reconozca nuestra tarea de los equipos técnicos. Por eso ya no quedaban muchas más opciones que hacer un paro. Primero les hemos presentado otras opciones de soluciones para este problema, que era sumamente viable, y ni nos respondieron. Nosotras no queríamos hacer paro porque siempre estamos pensando en las personas a quienes recibimos que son de extrema vulnerabilidad, ya que somos trabajadores sociales, psiquiatras y psicólogas.
Atendemos víctimas, niñxs e incluso victimarios, etc. Hacer un paro implica dejar de atender cuando estamos siempre desbordadas de trabajo y nos da mucha culpa. Pero decidimos hacer el primer paro en noviembre del 2019 e íbamos por el segundo paro en diciembre, y allí nos empiezan a descontar el día del sueldo, pero solamente a nosotras. Esto lo digo porque hubo también un paro general de la planta por salario y no le descontaron a nadie más. Sólo a nosotras. Esto ya era muy explícito y lo fue cada vez más, ya que luego de esto vino una cadena de situaciones de violencia que avasallaban nuestros derechos como trabajadoras, una tras otra.
- ¿Cómo eligen las personas que ocuparán cargos jerárquicos?
-Los “cargos expectativas” son todos puestos a dedo, sin concurso, lo que no sucede con el resto de la planta donde sí hay concurso para los cargos de coordinadores o jefaturas. Da la "casualidad" que en esas elecciones a dedo sólo eligen a varones. Por eso los jefes son hombres. Nosotras pedimos concursos para esos cargos también, pero no se dio.
Ellos, en cambio, se eternizan como reyes en el reinado del Poder Judicial. Hay que hacerle una reforma profunda a la Justicia, porque se encuentra en un lugar muy alejado de la gente y con un carácter hegemónico, conservador, patriarcal, machista, es muy difícil así.
- ¿Qué otro tipo de trato diferencial mantienen con ustedes?
-Nosotras estamos trabajando en sótanos, donde no hay ni la ventilación necesaria por cuestiones de la pandemia. Dentro de los edificios de los tribunales que son castillos para esos reyes, nosotras siempre ocupamos los subsuelos.
Llegó la pandemia y nosotras ya estábamos en condiciones de hacinamiento, no tenemos espacio y ahí es donde atendemos a la gente, y nosotras sí o sí tenemos que ir a trabajar de forma presencial para poder tomar las pericias y hacer las intervenciones. Nos hacían ir a trabajar igual.
- ¿Cómo deciden realizar una demanda colectiva?
- Fue muy difícil tomar la decisión de realizar una demanda. Primero porque sabemos lo que implica, ya que se hace adentro del Tribunal y hacia el mismoTribunal. Pero fue el camino que decidimos para decir "basta". Presentamos todas las pruebas incluso escritas.
Nosotras veníamos planteando que esto tenía que ver con una discriminación por nuestra condición de mujer, porque somos más del 90% mujeres, son las áreas feminizadas. Y ellos se encargaron de confirmar que estábamos en lo cierto.
Por ejemplo, tienen una acordada que dice que nosotras tenemos que ingresar a este puesto de trabajo con un cargo meritorio, pero nuestras condiciones de trabajo son las mismas a las que acceden las y los estudiantes de abogacía con cinco materias cursada. Sin embargo, a nosotras se nos exige título habilitante y matrícula para estar habilitadas a firmar y hacernos responsables nosotras mismas de nuestras pericias, pero insisto, con las mismas condiciones que un pasante o un estudiante con cinco materias. Al ingresar con estos requerimientos nosotras ingresamos con más de 30 años de edad, porque hay que tener experiencia laboral comprobable.
Además, en Córdoba se ha desfinanciado mucho al sector de la salud mental, hay protestas todas las semanas, y nosotras entonces pasamos a estar sobrecargadas de trabajo, pero sin ningún reconocimiento. Hay una política tendiente a esto.
Es una suma interminable de situaciones que derivaron en que nosotras hiciéramos esta demanda. Fue con mucho pesar porque no queríamos, pero también necesitábamos que se conozca públicamente nuestro caso, porque de algún modo a ellos los lleva a incomodarse mínimamente y repreguntarse algunas cosas. Que se sientan cuestionados, porque reproducen para adentro de la Justicia lo mismo que juzgan a la sociedad cuando hay hechos de violencia.
-¿Los 20 hombres que hay en su equipo tienen un trato diferencial por parte de los jefes?
-Sí podemos ver que cuando se tienen reuniones siempre parece que el valor de la palabra la tienen más los hombres. De hecho, cuando he ido a negociar o tratar temas con el Administrador General, yo hablo pero van conmigo mis compañeros varones. Son un montón de detalles que hacen a un todo. Podría enumerar un montón de situaciones como estas donde se explicitan micromachismos y discriminaciones.
-¿Cuál fue la respuesta por parte del Tribunal y de sus compañeros varones luego de la demanda?
-Nuestros compañeros varones nos acompañan porque acá están incluidos en la tarea feminizada donde algunos de ellos también están inmersos.
Sí el tema es con los de arriba. Por ejemplo, hace unos días, el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Sebastián López Peña, salió en un medio local donde le hicieron una entrevista y le preguntaron por nuestra demanda. Allí dijo que había tenido contacto con Rosenkrantz para darnos cursos de formación, que es lo que consideran que necesitamos. Siempre es la misma respuesta de descalificación. Para ellos somos tontas.
-¿Se sienten acompañadas por los medios de comunicación?
-Sí, nos sentimos acompañadas y el trato suele ser bueno, pero no de todos. Acá salió una nota en La Voz del Interior que ya venía sacando notas sobre esto, pero después la sacaron. Era una muy buena nota, muy crítica. Pero hay medios como Canal 12 que depende de TN, o Cadena 3, que tienen un silencio total; sólo Canal 10 y algunos medios independientes que no tienen una llegada tan masiva al público nos acompañan.
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