El cuerpo de Nora Dalmasso fue hallado el 26 de noviembre de 2006. 15 años después, el único imputado es su marido, Marcelo Macarrón, aunque no hay indicios de quién la mató, y mañana se llevará a cabo finalmente el sorteo de los jurados populares que integrarán el tribunal, junto a tres jueces técnicos, para sentar en el banquillo a Marcelo Macarrón, viudo de Nora Dalmasso y único acusado de su asesinato.
El debate tendrá inicio el 14 de marzo y están convocados 301 testigos, tanto de parte de la fiscalía como la querella y la defensa.
Los años transcurridos dan por prescripta cualquier otra incorporación de material o acusados al expediente, donde la fiscalía de instrucción -tras el paso de cuatro fiscales- da por probado que Macarrón ordenó y planificó el asesinato de su esposa, pero no lo cometió. Y los hijos enviaron una carta a los medios declarando inocente a su padre.
Para ignominia de la justicia provincial, no hay identificado el autor material de la muerte violenta de Nora Dalmasso, ultimada mediante ahorcamiento con un cinturón de su bata de baño y con las manos del asesino, el 26 de noviembre de 2006.
En Río Cuarto, quienes siguieron la causa de cerca consideran que la acusación será difícil de probar durante el juicio: haber contratado un sicario para asesinar a su esposa mientras cumplía su planificada coartada jugando al golf en Punta del Este.
Sin sicario identificado y con un Ministerio Público Fiscal mancillado por los sucesivos cuestionamientos, apartamientos y renuncias -que exigen un libro para ser descriptos en su totalidad- el interés se centra en el análisis de la prueba científica, ya que a Dalmasso se le encontró en su cuerpo semen de su esposo a pesar que este se había ido a Uruguay tres días antes del deceso, en los cabos sueltos alrededor de la conducta de Macarrón los días previos al crimen y los testimonios que indican que la pareja en crisis y que Dalmasso quería divorciarse y reclamar la mitad de los bienes de su esposo.
Esa última es la causa del asesinato para el fiscal Luis Pizarro, que finalizó una farragosa instrucción por donde pasaron como imputados el hijo de Nora, Facundo Macarrón, y un pintor que había trabajado en la casa de la familia en el country Villa Golf. A la postre, el pintor Gastón Zárate fue liberado cuando una movilización masiva en la ciudad reclamó su exclusión del proceso porque se trataba de un 'perejil'. La marcha se denominó 'el perejilazo' e integra otro de los capítulos bizarros del proceso.
Mensajero condenado
Quien si sufrió la eficacia de la acción judicial fue el periodista Hernán Vaca Narvaja, que dirige la revista El Sur, y resultó condenado en un juicio por calumnias e injurias por investigar el caso y señalar al viudo como imputado en la causa, cuando efectivamente estaba imputado en la causa, entre otros pormenores.
Vaca Narvaja apeló y perdió en todas las instancias provinciales. Actualmente su caso se encuentra en queja en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a la espera de una resolución que le evite pagar la jugosa indemnización que reclamó la familia Macarrón, que curiosamente nunca se constituyó como querellante para reclamar el esclarecimiento del crimen.
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