El fenómeno llamado “techo de cristal” en Argentina es voraz, especialmente en el Poder Judicial. En el caso puntual de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, puede notarse a simple vista la diferencia en la composición según géneros: tras la renuncia de la ministra Elena Highton de Nolasco, quedó integrada por: Horacio Rosatti (presidente), Carlos Rosenkrantz (vicepresidente), Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti.

Al respecto, el ministro de Justicia, Martín Soria, especificó que el Gobierno trabaja en equiparar las desigualdades de de género en la Corte al confirmar que el reemplazo de Highton de Nolasco será una mujer. Sin embargo, el tiempo sigue pasando y aún no hubo una designación por parte del oficialismo para el puesto que está vacante desde noviembre del año pasado. 

Aún más, el pasado mes de marzo aseguró ya tener los nombres de las candidatas; la Justicia sigue a la espera, pero ese aplazamiento tiene un límite: el Gobierno tenía 30 días para realizar una designación. 

Ante el vencimiento del plazo legal para la designación, un grupo de organizaciones compuesto por Abofem Argentina, Amnistía Internacional, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), la Fundación Mujeres en Igualdad (MEI), el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP), Poder Ciudadano y GQUAL le presentaron una carta al Presidente a fin de exponerle las consecuencias que provoca en las instituciones que el máximo tribunal no esté compuesto como lo previsto en la legislación.

Mujeres en cargos menores

La participación de las mujeres puede medirse en cantidad y en calidad. En base al informe “Mapa de Género de la Justicia Argentina 2021” presentado por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, la composición de los máximos tribunales de justicia de Argentina es ocupada por mujeres en un 31%.

El escrito también arroja que el sistema judicial está compuesto en un 57% por mujeres pero esta cifra decrece en los cargos de mayor responsabilidad. Sólo 45% de las mujeres judiciales son juezas o accedieron a cargos de procuradoras, fiscales o defensoras.

El cuello de botella llega a su mayor estrechez para el caso de las máximas autoridades del sistema: un tercio de las mujeres son ministras, procuradoras generales o defensoras generales. 

El informe registra que el “techo de cristal” aparece cuando concursan a cargos en la magistratura o al nivel máximo de autoridad. La proporción de mujeres camaristas alcanza el 25%, a su vez el porcentaje en cargos de magistratura (incluyendo camaristas) fue del 31%, una proporción que se viene sosteniendo desde hace 11 años. Es por esto que el Consejo de la Magistratura de la Nación trabaja en adecuar las ternas a magistrados/as a un formato más inclusivo.

En los poderes judiciales provinciales el panorama es similar: hay 64% de mujeres a nivel de funcionariado y la proporción se achica al 45% al nivel de magistratura, llegando al 33% en los cargos de máxima autoridad.

Contadas con la mano

La cantidad de mujeres que son parte de la magistratura en la Justicia Federal y Nacional se mantiene estable desde el 2011: en promedio, hay 3 mujeres por cada 10 cargos judiciales. Con lupa en la Corte, hasta el momento, sólo tres mujeres integraron el máximo tribunal: Margarita Argúas, Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco.

Argúas fue la primera mujer en unirse a la Corte en 1970. Fue designada durante el Gobierno de facto de Roberto Marcelo Levingston y se desempeñó como la primera profesora de Derecho de la UBA, además de participante de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. 

Argibay asumió como jueza de la Corte en 2005 en la presidencia de Néstor Kirchner. Se manifestó a favor de la despenalización del aborto y se destacó por presentar proyectos en contra de la trata de mujeres. En 2007 obtuvo el Premio de Justicia Gruber por su trabajo de promoción de igualdad de género y la eliminación de la corrupción en el sistema judicial.

Su relevancia en la lucha por los derechos de las mujeres en la Justicia que fue en su nombre que se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional “Puertas adentro de nuestra casa” hecho por mujeres judiciales en el marco del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), cuyo eslogan es “las mujeres del servicio de la Justicia hablan”. 

Finalmente, de Nolasco. Fue propuesta en 2004 por el entonces presidente Néstor Kirchner. Fue la primera jueza ministra de la Corte designada en democracia. En 2017 cumplió 75 años, la edad límite que establece la Constitución para el cargo, pero logró mantenerse gracias a un fallo judicial favorable. Recientemente renunció a su cargo.

Los organismos de derechos humanos miran con preocupación este escenario y reclaman el lugar de las mujeres y diversidad en la participación política, especialmente en el Poder Judicial, el poder menos equitativo del Estado.