La Cámara del Crimen revocó una sentencia y ordenó se investigue a un hombre que cambió la patente de su motocicleta con un pedazo de cinta adhesiva. El hombre había sido sobreseído en primera instancia pero la cámara consideró que el hombre cometió el delito de “alteración de la numeración de un objeto registrado” y revocó la sentencia.

El 17 de mayo pasado en un control vehicular que hacía la Policía Metropolitana en la intersección de las calles Juan B. Justo y Loyola detuvieron a un hombre que iba en moto. Al momento de verle la patente, uno de los oficiales después de chequear que la patente no se correspondía con la moto en cuestión, se dio cuenta que esta estaba adulterada con una cinta negra.

El hombre terminó detenido, le secuestraron la moto, y fue imputado por la justicia por de alteración de numeración de un objeto registrado. En la audiencia se comprobó que había comprado la moto un mes antes pero luego de que la defensa argumentara que el hombre realizó una maniobra “burda” que “no estuvo dirigida a vulnerar la fe pública” sino a “evadir controles administrativos y multas”.

El juez de primera instancia tuvo en cuenta estos argumentos y sobreseyó al considerar que el hecho investigado no encuadraba en una figura legal. Esto fue apelado y la causa llegó a la sala I de la Cámara del Crimen, integrada por los jueces Pablo Lucero y Mariano Scotto quienes revocaron el sobreseimiento y dispusieron la reanudación del proceso.

Los camaristas explicaron que “el interés en cuestión -fe pública- se ve afectado en tanto abarca la confianza generalizada en que la chapa patente que lleva puesta una moto se corresponde con el dominio que oficialmente le asigna la Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor”. 

“La chapa patente no sólo cumple la función relativa al registro de los vehículos, sino la de identificación en la vía pública por parte de las autoridades y los particulares -de manera tal que no está exclusivamente destinada a ser exhibida ante sujetos con calidades especiales-”, dicen los jueces.

Y agregan que “la colocación de una cinta adhesiva negra en una de sus letras -o números- altera, aun cuando no fuera de carácter permanente, la credibilidad de la numeración individualizadora”.

Por todo ello, la conducta atribuida al hombre “al ser idónea para afectar el bien protegido por la norma, resulta típica del delito de alteración de la numeración de un objeto registrado conforme a la ley”, concluyen.