Una cabo de Gendarmería Nacional fue condenada a un año de prisión en suspenso por ejercer violencia de género, en mayo del 2021, a una mujer que viajaba junto a sus hijos y fue sometida a una requisa en la ruta 34 de la provincia de Salta, y fue obligada a distintas vejaciones.
La víctima viajaba en remís junto a dos menores y fue detenida por un operativo de control. La investigación estableció que la gendarme obligó a la víctima a desnudarse, y luego a hacer cinco sentadillas y flexiones de brazos como forma de humillación.
La causa fue resuelta en el Tribunal Oral Federal N°1 de Salta, integrado por los jueces Federico Santiago Díaz (presidente) y Mario Marcelo Juárez Almaraz y la jueza Marta Liliana Snopek, e investigada por la Unidad Fiscal Descentralizada de Orán, dirigida por el fiscal federal José Luis Bruno.
La cabo Noelia Stefani Sánchez, entonces, deberá cumplir la condena de un año de prisión en suspenso tras ser hallada culpable y autora del delito de vejaciones y la condena le prohíbe por dos años el ejercicio de cargos públicos.
En el proceso se escucharon los testimonios, además de la víctima, de gendarmes del Escuadrón 61, que estaban con la acusada porque pertenecen al mismo, empleados de Rentas del puesto de control y peritos, y se contó con la documentación del caso.
El defensor Escandar afirmó que "el caso fue complejo porque ocurrió en un ámbito de intimidad y eso obligó a realizar una reconstrucción de los hechos a través de prueba indiciaria que otorgara credibilidad al relato de la víctima”. Además, calificó a la sentencia como “un buen precedente por ser la primera condena por vejaciones en contra de personal de Gendarmería Nacional".
El fiscal Bruno detalló sobre lo ocurrido: el hecho ocurrió el 2 de marzo al medio día. La víctima estaba acompañada por su hermano menor y un sobrino de dos años. Cuando llegaron al puesto Arenales, entre las localidades de Salvador Mazza y Aguaray, se le pidió la documentación para viajar con los niños.
En ese momento fue cuando la cabo Sánchez le dijo a la víctima que suba a una casilla y procedió, según la justicia, fuera de todo protocolo y abiertamente vejatorio. En esa línea, remarcó que le dijo que se quite toda la ropa y que haga cinco sentadillas y flexiones de brazos. Tras esa exigencia, sufrió un ataque de asma.
Como para culminar la humillación, el fiscal relató que la cabo le dio una palmada en las nalgas a la víctima y le dijo “ya está mamita, cambiate nomás, tranquila”.
“Todo sucedió como la víctima lo denunció, lo cual surge no sólo de la simple exposición de su relato, sino que encuentra sustento en lo vertido por los testigos, los que describieron los movimientos y el estado de la pasajera, desde que llegó al control hasta que se marchó”, destacó el fiscal.
En cuanto al tribunal, concluyó que el relato de la víctima “tiene mayor relevancia, pues se coteja con el material probatorio producido, sin que haya visu de incongruencias”. “Restarle credibilidad a la víctima, pese a que existen otras pruebas que ratifican sus dichos, significaría revictimizarla”, subrayaron.
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