Ante la incesante cantidad de casos de violencia de género a causa de políticas públicas que logren prevenir las agresiones machistas, el Estado busca asistir integralmente a mujeres y disidencias que hayan sido víctimas de violencia de género. Por esto, el pasado jueves 27, el Senado aprobó la Ley Vigo, que incorpora a la violencia de género al Programa Médico Obligatorio.
De hecho en el país se registraron 143 femicidios en el período entre enero y junio de este año, de acuerdo con estadísticas del observatorio de crímenes de la asociación civil Casa del Encuentro.
El proyecto de ley fue autoría de Alejandra Vigo -del bloque Córdoba Federal-, presentado en el año 2020, la cual logró en ese año media sanción en la Cámara de Diputados. Al ser promulgada esta ley, las obras sociales, prepagas y prestadores de salud se verán obligadas a garantizar la atención inmediata de las personas que se encuentren en situación de violencia de género.
Dentro del programa se incluyen las terapias médicas, psicológicas, psiquiátricas, farmacológicas, quirúrgicas y todo tipo de atención que resulte necesaria.
“Es un día muy especial. Agradezco este lugar de privilegio que permite impulsar una ley que a través del consenso llega con estrategias necesarias y novedosas, para dar respuesta a un viejo problema que no debemos dejar que se estructure como tal y que afecta a más del 50% de la población. Una violencia construida a partir de todo lo que impide a las niñas y a las mujeres su plena realización; que limita su desarrollo y les genera subordinación y exclusión en los ámbitos de la política, del trabajo o la creación artística. Esa violencia que permite que la mitad de la población se beneficie siempre en detrimento de la otra mitad”, expresó Vigo el día de la aprobación, quien además es presidenta de la Obra Social del Sindicato de Amas de Casa.
“Con esta ley, nos situamos a la altura de nuevos paradigmas, que nos exigen una atención de la salud con perspectiva de género. Quiero dedicar especialmente esta ley a las mujeres que a veces no tienen voz para gritar lo que padecen ni espacios para ser escuchadas. Les aseguro que será un arma para que, más temprano que tarde, todas las mujeres ejerzan el principal de los derechos humanos: el derecho a una vida sin violencia”, concluyó la senadora.
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