El presidente de la Corte Suprema de Santa Fe, Daniel Erbetta, abrió ayer en Rosario el año judicial con un discurso centrado en la violencia que sufre su ciudad analizando a fondo el crimen organizado pero no dejó de hablar de la Justicia y la política judicial.
Sin la presencia del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y en un marco colmado de representantes de los distintos poderes de la provincia, en el edificio de los Tribunales, en Balcarce al 1600, acudieron legisladores provinciales de todo signo político: los tres senadores nacionales por Santa Fe; el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y de Santa Fe, Emilio Jatón; concejales, la vicebogernadora Alejandra Rodenas , ex jueza, y la presencia de sus pares los cinco ministros de la Corte que acompañan en la conducción del Poder Judicial al orador, además del procurador, Jorge Barraguirre.
Erbetta hizo hincapié en las intromisiones ilegítimas de la Justicia en la política con el foco en algo lejano para él, como los tribunales de Comodoro Py. El magistrado santafesino cuestionó "la pretensión de colonización de sectores del Poder Judicial para convertirlo en un campo de lucha político partidaria y fenómenos de patología institucional que han potenciado especialmente a nivel federal, la judicialización de la política y la politización de la justicia, patologías que han merecido el cuestionamiento severo del Papa Francisco en la Cumbre Iberoamericana de Jueces de 2019".
Narcotráfico en Rosario
Hizo foco en el negocio del narcotráfico como detalle el diario local La Capital, detallando cada parte del conflicto que el año ya se cobró la cifra récorda de 288 homicidios. En este sentido, el presidente de la Corte santafesina explicó que “el problema de Rosario en términos de vidas humanas es el floreciente mercado local de menudeo de drogas, la tremenda violencia de las organizaciones que lo gerencian y los enormes déficits de una estructura policial fuera de tiempo que ha favorecido la connivencia de algunos integrantes de la fuerza comprometidos o directamente asociados a esas organizaciones criminales".
El docente de Derecho Penal de la UNR sostuvo que "la pérdida de hegemonía de algunas de estas bandas y las permanentes disputas territoriales violentas nos enfrenta hoy a un escenario de bandas criminales polirrubros, que aprovechan su expertise en el despliegue de violencia y el fácil acceso a armas y municiones, no sólo para disputar el mercado interno de drogas, sino también para extorsionar a empresarios y comerciantes, usurpar viviendas y venderlas y cometer todo tipo de delitos".
"Como todo problema social obviamente quienes más resultan afectados por este estado de cosas son los mismos sectores más desprotegidos, tanto que la violencia letal se concentra en apenas el 13 por ciento del territorio urbano, en barrios donde predominan jóvenes desempleados a los que la cronicidad en la marginalidad junto a la falta de contención de un entorno familiar pauperizado les ha quitado toda perspectiva de futuro".
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