En la provincia de Río Negro una niña escuchó en lenguaje sencillo la sentencia en la que la jueza provincial declaraba su adopción. El juzgado de Familia de Cipolletti se preparó para el acontecimiento, se inflaron globos y se los colgó en la sala de audiencias. Vestida de rosa, con una campera plateada y una vincha que le sostenía su cabello y dejaba ver su sonrisa. Así llegó al juzgado la niña.

"Observé que las dos se eligieron y que ahora no solo tenés una mamá sino que también tenés abuela, abuelo, tías, tíos, primos y también a tu hermana", dijo la jueza Marissa Palacios. "Ahora vamos a estar juntas para siempre", le susurró al oído la pequeña a su mamá, mientras la jueza declaraba su adopción. La niña apretó fuerte la mano de su mamá y escuchó con atención algunos párrafos de la sentencia.

Nadie podía ocultar la alegría. Ni la niña, ni su familia adoptiva, ni las personas que trabajan en el edificio judicial de Roca y Sarmiento de Cipolletti, cuentan desde el poder judicial provincial. La niña estuvo acompañada por su abuela y también por los familiares que siguieron el acto por videollamada.

"Ahora vamos a estar juntas para siempre"

 

La mujer que adoptó a la niña había formalizado su inscripción hace cuatro años en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruagfa), que en Río Negro depende del Superior Tribunal de Justicia (STJ). Después de asistir a los talleres y capacitaciones y de obtener informes favorables de las y los profesionales que intervienen en las entrevistas previas, obtuvo, por sentencia, la guarda preadoptiva de la niña.

Se vinculó con ella durante cuatro meses y en esa instancia el Equipo Técnico Interdisciplinario del fuero de Familia provincial concluyó que la vinculación se había consolidado de manera satisfactoria. Destacaron que la niña nombraba abiertamente a la mujer como "mamá" y hablaba de los integrantes de la familia extensa refiriéndose a ellos como "tíos, primos, abuela".

Hubo "una conexión a primera vista, ya que ambas se eligieron" y que pese a los miedos, es posible otorgarle a la niña una familia que le procure los cuidados tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales. La madre adoptiva aceptó el compromiso de hacerle conocer sus orígenes y de mantenerla vinculada con su hermana biológica. "Cuando me otorgaron la guarda, en diciembre, justo fue mi cumpleaños. Ahora se viene el de ella -por la pequeña-, inmenso regalo", sostuvo la mamá ante familiares, funcionarias y trabajadoras del Poder Judicial.