La tarde del 9 de marzo del 2006, un avión modelo Learjet 35 A salió del Aeropuerto Internacional de El Alto, de la ciudad de La Paz, Bolivia, con destino al aeropuerto internacional de Viru Viru, en Santa Cruz, pero nunca llegó. Unos minutos después de su despegue, específicamente tres, la nave se impactó y murieron seis oficiales. Hace unos días comenzó el juicio contra dos oficiales de la Fuerza Aérea Argentina acusados de tener responsabilidad en el hecho.

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°2 porteño es el que tiene a su cargo el juicio que investiga a los dos oficiales acusados del delito de estrago doloso agravado por haber causado la muerte a seis personas, en calidad de coautores, ya que en la investigación se pudo confirmar que ni la nave ni el personal eran los adecuados para la misión. El juicio se realiza de forma virtual, ya declaró uno de los oficiales imputados.

Gabriela Baigún, titular de la Fiscalía General N° 3 ante los Tribunales Orales en lo Criminal Federal, es quien representa al Ministerio Público Fiscal junto la auxiliar fiscal María Laura Ferraris y el auxiliar fiscal Lautaro Fichter. En tanto, la etapa de instrucción contó con el fiscal Gerardo Pollicita, a cargo de Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 11.

Los acusados son el jefe de Escuadrilla Operativa Learjet de la II Brigada Aérea, Sebastián Segura, y el jefe del grupo aéreo II de la Segunda Brigada Aérea, César Eloy Sprenger. Ambos, según la fiscalía, conocían que ni la aeronave ni la tripulación eran las adecuadas para aquella misión.

La fiscalía señaló que Segura y Sprenger fueron responsables de dicha planificación, resolución, disposición y/o aprobación de la misión aérea con una aeronave que sólo se encontraba certificada para efectuar operaciones de despegue y aterrizaje con altura máxima de hasta 10.000 pies, cuando "El Alto" se encuentra a 13.400 pies, y con una tripulación sin experiencia previa en operaciones con aeródromos situados a esa altura.

Qué ocurrió

Ese miércoles 8 de marzo la aeronave Tango 21 partió de Buenos Aires y llegó al Aeropuerto Internacional "El Alto", en Bolivia. Según la investigación, en su arribo se sintió olor no muy intenso a cable quemado en la cabina, por lo que se suspendió el vuelo de regreso y se envió personal técnico y materiales para subsanar los desperfectos. En su regreso, el vuelo estaba integrado por el capitán Fernando Francos, el primer teniente Matías Simonetti (copiloto de la aeronave), el suboficial principal Juan José Otero y los suboficiales auxiliares César Ricardo Aimino, Jorge Horacio Peralta y Javier Brondi.

Asimismo, se había dado fe de que la nave estaba en condiciones de volar, tanto del personal argentino como con la ayuda de especialistas de la Fuerza Aérea boliviana, pero tres minutos después ingresó en una pronunciada picada e impactó contra la falda de una loma, a una altura aproximada de 12.841 pies, en las inmediaciones de la zona de Kiluyo, comunidad de Chonchocoro.

El avión explotó y fallecieron de forma instantánea todos los tripulantes. En el requerimiento de la elevación a juicio, la fiscalía indicó: “A partir de la copia del manual de operaciones aprobado de las aeronaves modelo Learjet 35 A se logró corroborar que el límite máximo de altura operacional para aterrizaje y despegue de este tipo de aeronaves es de 10.000 pies, mientras que la aerostación de "El Alto" de la ciudad de La Paz, se encuentra a 13.400 pies de altura”.

“No existió esfuerzo alguno por parte de los imputados por reducir el riesgo introducido, sino más bien, se acrecentó el mismo al decidir tanto el piloto como el copiloto de la misión sin tener en cuenta la experiencia previa de los mismos a cargo de una aeronave en este tipo de condiciones y/o aerostación”, detallaron.

Asimismo, explicaron que “mediante la actuación de los imputados se resolvió enviar tripulación que tenía únicamente conocimiento teórico de los procedimientos ideados para superar los límites para los que se encontraba certificado el diseño y uso de la aeronave; sin el adiestramiento necesario, ni en simulador ni en situaciones reales, de estos procedimientos extraordinarios; y sobre todo sin pilotos más experimentados”.