En el marco del Día Internacional de la Niña instituido por la Organización de las Naciones Unidas, en octubre, la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dio a conocer un informe sobre la situación de las menores ante este flagelo. En 2022, la OVD registró a 2.548 niñas afectadas por hechos de violencia doméstica. Entre ellas, el 84% tenía 14 años o menos y el 16% eran adolescentes de entre 15 y 17 años.
El 74% tenía un vínculo filial con las personas denunciadas, mientras que el 72% de esas personas era de sexo masculino. El 45%, además, cohabitaba con la persona denunciada. Más de la mitad de las denunciantes (53%) sufría violencia diaria o semanal, el 36% fue víctima de violencia física (910 niñas en total) y el 20% de tipo sexual (513).
A raíz de estas cifras, la Lic. María Laura Lezaeta, psicóloga infantil y co-fundadora de JUEGOlogía (psicologiadidactica.com), explicó a Tiempo Judicial cuáles son las herramientas para los y las adultas de detección y prevención de violencia en niños, niñas y adolescentes.
Con conociemiento en la materia, dado a que el organismo que cofundó se dedica a equipar a profesionales de la salud y madres/padres con herramientas lúdicas y terapéuticas para trabajar diferentes áreas cognitivas, emocionales y sociales en niños, enseñó cuáles son los distintos tipos de violencia infantil que pueden existir en el ámbito doméstico y qué hacer en caso de detectar daños en los niños.
-¿Qué tipos de violencia infantil existen?
-Uno de los graves problemas que hoy concierne a toda la sociedad es el maltrato infantil. Lamentablemente, son muchos los casos de niños y niñas que han sufrido o sufren algún tipo de situación de violencia en su infancia. Y cuando hablamos de maltrato infanto-juvenil hacemos mención a todo acto que por acción u omisión provoque en la niña, niño o adolescente un daño real o potencial en su integridad y desarrollo físico, sexual, emocional, cognitivo o social, ejercido por personas, grupos de personas o instituciones que sostengan con la niña, niño o adolescente una relación asimétrica de autoridad, confianza o poder. Existen cuatro tipos de violencia: maltrato físico; maltrato psicológico o emocional; negligencia o abandono y Abuso sexual.
-¿De qué formas los adultos podemos detectar daños en las niñas y niños?
-Es importante que todos los adultos, cada uno desde su rol de educadores, padres, profesionales, etc, estemos atentos a ciertos indicadores físicos, comportamentales, emocionales o de tipo sexual en el niño, que pueden ayudarnos a identificar una situación de maltrato infantil. Hay que tener en cuenta que estos signos de sospecha deben valorarse de forma global y no se debe establecer una relación directa entre un solo síntoma y el maltrato Infantil.
Existen distintos tipos de indicadores. En principio, los indicadores físicos: golpes, moratones de diversa evolución, quemaduras o heridas en alguna zona del cuerpo. También es importante estar atentos a dolores recurrentes sin causa aparente. Por ejemplo, cefaleas, dolores articulares o en la zona abdominal.
Indicadores comportamentales: algunos de ellos pueden ser cambios repentinos en el apetito (voracidad o restricción alimentaria, aumento o descenso brusco de peso), dificultades para conciliar el sueño, disminución en el rendimiento escolar, aislamiento social, temores o rechazos intensos hacia una persona, lugar o actividad determinada.
Indicadores emocionales: algunos de ellos pueden ser: tristeza, llantos frecuentes, irritabilidad, miedo, enojos desmedidos, sentimientos de culpabilidad, impotencia, vergüenza, frustración, etc.
Indicadores en la esfera sexual: conductas precoces o conocimientos sexuales inadecuados para su edad.
-Una vez detectado un daño en el niño o niña, ¿qué sugerís hacer?
-Cualquiera sea el tipo de maltrato, ante la fundada sospecha de que un niño, niña o adolescente fue o está siendo víctima de una agresión, es importante que actuemos siguiendo algunos criterios esenciales: siempre estar dispuestos/as a escucharlos respetuosamente, brindarles seguridad y confianza de que nosotros estaremos para ayudarlos, ofrecerles todo nuestro apoyo y contención, siempre creerles lo que nos cuentan y no dudar de ellos.
Como referentes y educadores de los niños, niñas y adolescentes, debemos actuar en su resguardo y preservar tanto su seguridad física y emocional. También es importante buscar ayuda profesional y recurrir a establecimientos especializados en dicho abordaje para recibir atención, protección y realizar la denuncia correspondiente.
El maltrato infanto-juvenil es asunto de todos: es responsabilidad de toda la sociedad visibilizar esta grave problemática y accionar para frenarlo a fin de que ningún niño, niña y adolescente tenga que transitar por ninguna situación de violencia.
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