Gabriela Trenchi, al igual que muchas otras personas, se sometió a una intervención realizada por Aníbal Lotocki, quien actualmente se encuentra en prisión y cumple una condena a ocho años.
La mujer, que terminó en silla de ruedas tras una operación de glúteos, fue una pieza fundamental para que Lotocki terminara preso y ahora apunta también a su equipo de trabajo.
Respecto de qué fue lo que ocurrió en su caso, relató: "Yo le dije que no quería ningún metacrilato, solo los hilos tensores. ‘Quédate tranquila’, dijo él. Perfecto, dije yo. Claudia, mi amiga, estaba de testigo. Lo pensé. Lo fui a ver de vuelta. Me fui a hacer los estudios prequirúrgicos, me dieron perfecto, no tenía nada, y entonces él me hizo firmar el consentimiento todo apurado, el mismo día de la cirugía. Y entré al quirófano. Me operé el 7 de agosto de 2015. Ahí empezó el infierno de mi vida".
"Los médicos que me auxiliaron aseguraron que me habían puesto algo extraño. Al principio, yo lo negaba de manera tajante: me resultaba inconcebible que un profesional hubiera violado su palabra aprovechando mi indefensión de paciente anestesiada", señala Trenchi, quien acaba de publicar el libro "Cuerpos Envenenados" donde relata el calvario que vivió.
"Un estudio PET que me practicaron meses después de mi recuperación apareció con toda claridad el material extraño diseminado por glúteos, muslos y piernas. Lotocki me había envenenado a mí y otros pacientes. Estaba experimentando en nosotras con un compuesto que había llegado al país hacía varios años desde Paraguay. El polvo ingresó por Encarnación a partir del año 2013″, cuenta.
En relación al inicio de la causa judicial que llevó a la condena, detalló: "“Siempre fuiste una guerrera, siempre saliste adelante sola”, me dijo mi hermana, diez años menor que yo, cuando supo que iba a iniciar acciones judiciales. Y al enterarse, el mismo Lotocki, inició una acción legal para callarme. Supuestamente, mis declaraciones eran injuriosas hacia su persona, pero nunca me afectaron sus amenazas. Jamás me va a amedrentar o a censurar”.
"Cuando me tomaron declaración los oficiales de justicia, comprobaron mi lamentable estado de salud y creo que se conmovieron. Las acciones siguieron adelante a todo vapor a pesar de que muchos amigos me decían que no iba a poder avanzar porque el Doctor Muerte tenía mucho acomodo político. Pero yo fui al frente sin que me importara nada. ¿Qué más me podía pasar? Mi vida estaba hecha triza", señala.
La lucha de Trenchi no terminó. Según cuenta ahora quiere que también sean juzgadas todas las personas que trabajaban con Lotocki.
“Lotocki está preso, pero también sus ayudantes deberían estar entre rejas. Había en el equipo un enfermero que no sé si es enfermero, la secretaria que después fue pareja del médico, y otras personas que trabajan con él y que sabían muy bien lo que estaban haciendo. Yo creo que funcionan como una secta y mi objetivo ahora es desarmar esa secta y que paguen todos por todos los crímenes que cometieron", advirtió en diálogo con Infobae.
“Yo creo que es diabólico. Él sabe lo que hace y lo hace por dinero. No está mal de la cabeza. Hizo millones, muchos millones de dólares y nadie lo está tocando por ese tema. Y él sabe perfectamente lo que coloca. Porque esos biopolímeros son nefastos, venenosos. Y la gente que estaba trabajando con él también es responsable de todas las muertes provocadas y de las enfermedades que padecemos muchos de sus expacientes. Por eso ahora estoy con el tema de la asociación ilícita. Sigo litigando hasta que estén todos presos", señaló.
Comentarios recientes