Los cuerpos de dos choferes que trabajaban en la línea de colectivos de La Cabaña y que fueron secuestrados en junio de 1976 por la dictadura cívico militar fueron identificados por la Justicia.
Se trata de Oscar San Pedro y Walter Zaporta cuyos cuerpos habían aparecido carbonizados una semana después del secuestro.
San Pedro era delegado gremial y afiliado a la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Zaporta era colectivero y militaba en el sindicato.
Ambos habían sido amenazados por la empresa frente a sus reclamos laborales y el 4 de junio desaparecieron, a poco tiempo de instaurarse el régimen genocida en el país.
Tras un extenso trabajo la Justicia logró identificar los cuerpos casi 50 años después. El anuncio lo realizó el juez Ernesto Kreplak, quien trabajó en conjunto el Ministerio Público Fiscal y el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Las familias denunciaron los secuestros ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep); tanto San Pedro como Zaporta había sido llevados de sus domicilios en presencia de sus parejas.
“En el caso de La Plata, hace años venimos trabajando con la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense y con el Patronato de Liberados en la revisión de archivos judiciales”, señaló a Página/12 Ana Oberlin, de la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de La Plata.
Kreplak, por su parte, indicó: "La práctica criminal de la desaparición forzada de personas llevada a cabo por agentes del Estado, o por personas particulares que actuaron con su apoyo o aquiescencia, no solo significa la muy alta probabilidad de la muerte violenta de la víctima, sino la sustracción de todo dato o información que permita conocer su paradero, lugar de entierro y circunstancias del asesinato".
Y agregó: "Como todos los derechos humanos, el derecho a la identidad se deriva de la dignidad inherente al ser humano, razón por la cual le pertenece a todas las personas sin discriminación, estando obligado el Estado a garantizarlo, mediante la ejecución de todos los medios de los que disponga para hacerlo efectivo".
Sobre el asesinato y las desapariciones, el magistrado remarcó: "Implica una de las prácticas más aberrantes realizadas por el ser humano, que rompe con una de las tradiciones más ancestrales de las personas en sociedad: el rito funerario y el respeto a la muerte que las diversas culturas del mundo han ido desarrollando a lo largo de la historia de la humanidad".
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