A días de que Gran Bretaña entregara la soberanía del archipiélago de Chagos a las islas Mauricio, desde el diario The Guardian cuestionaron que se mantenga el control de las islas Malvinas.
Lo hizo el periodista Simon Jenkins en un duro artículo titulado “Gran Bretaña debe abandonar sus delirios de imperio: renunciar a las islas Chagos es un buen comienzo”.
En él, mencionó dos territorios de ultramar “problemáticos” para el Reino Unido: Gibraltar y las Malvinas.
“Durante el último medio siglo, muchos territorios, como Belice, Tuvalu, las Seychelles y las Bahamas, han ido deslizándose silenciosamente hacia la independencia. Otros han seguido ‘dependiendo’ del rey, con ciudadanía y protección británicas”, señaló.
“El costo de algunos se ha aliviado porque Gran Bretaña les ha permitido convertirse, después de los estados del Golfo, en los mayores paraísos del mundo de riqueza ilegal, sin origen y sin impuestos. Son una amenaza para las arcas públicas del mundo. Privan a los contribuyentes británicos (y otros) de miles de millones de dólares en ingresos cada año. Es tal el poder del lobby bancario de Londres que ningún gobierno se atreve a tocarlos. El ‘agujero negro’ de 22.000 millones de libras de Rachel Reeves existe en realidad en algún lugar entre las Islas Caimán y las Islas Vírgenes Británicas”, agregó.
Sobre las Islas Malvinas, señaló que la semana pasada surgieron comparaciones entre Chagos y Malvinas, que llevaron al canciller Stephen Doughty a “desestimar una vez más la reiterada demanda de Argentina de la transferencia de la soberanía de las Malvinas”.
“Lo que generalmente se olvida es que antes de la invasión argentina en 1982, el gobierno de Margaret Thatcher estaba negociando una transferencia, a pesar de la preocupación expresada por los isleños. Como en el caso de Hong Kong, la historia y la proximidad geográfica hicieron que un acuerdo fuera de sentido común, posiblemente con la presencia de la ONU garantizando el autogobierno de los isleños”, detalló.
“Sólo la acción temeraria del régimen militar de la Argentina arruinó las conversaciones. Pero eso fue hace 42 años”, remarcó al tiempo que "defender a los 3600 habitantes de las islas ahora le cuesta a Gran Bretaña unos 60 millones de libras al año. Esto es injustificable”,
“El único futuro para las islas que tiene sentido económico está en su territorio continental adyacente”, concluyó.
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