El 24 de octubre pasado, dos amigos, Gastón Altamirano y Pablo Calatayud, se encontraban en una empresa de volquetes de Quilmes, provincia de Buenos Aires.

Altamirano trabajaba de sereno y fue asesinado de 20 puñaladas. Antes de morir llegó a llamar al 911 y señalar: "Fue Pablo, fue Pablo".

Según indicaron medios locales, después de matarlo le robó 300 mil pesos de su pensión por discapacidad y escapó del lugar.

Fue encontrado este martes tras dos semanas de búsqueda por efectivos de la Dirección Departamental de Investigaciones en el barrio “La Candela”, en Villa Luzuriaga.

En el caso trabaja la Unidad Funcional de Instrucción N° 7 del Departamento Judicial de Quilmes, a cargo de la fiscal Ximena Santoro.

Lo insólito es que al ser detenido Calatayud confesó el crimen pero dijo que lo hizo porque estaba muy drogado y lo confundió el “pomberito”.

La mítica figura popular, según la leyenda, un ser nocturno que solo sale de noche, cuando se siente más seguro y protegido.