Este lunes, Cristian Graf, el principal sospechoso de la muerte de Diego Fernández, se presentó de manera espontánea en la fiscalía.
A su vez, el fiscal del caso, Martín López Perrando, también le tomó testimoniales a otros testigos.
Fernández fue asesinado en julio de 1984 y el crimen salió a la luz luego de que obreros de la construcción encontraran sus restos en una medianera ubicada en la casa lindera a la del músico Gustavo Cerati, y que pertenece a la familia Graf.
El hombre, excompañero del secundario ENET, por su parte, quedó en la mira de la Justicia tras declaraciones de un exalumno de la institución.
NUEVO GIRO EN EL CASO: CRISTIAN GRAF
El hallazgo de los restos de Diego Fernández, el adolescente desaparecido en 1984, y cuyo cuerpo se encontraba escondido en la casa lindera a la que vivió el músico Gustavo Cerati, dio un nuevo giro tras la declaración de un testigo.
Un excompañero de colegio del joven, Cristián Graf, fue apuntado por la Justicia. El hombre vivía en ese domicilio cuando ocurrió el crimen e incluso su madre siguen habitándolo en la acutalidad.
En este sentido, el fiscal Martín López Perrando confirmó Graf - actualmente de 56 años - y Diego fueron compañeros en la ENET N° 36.
Tras la difusión de la noticia, otro antiguo compañero que vive en el exterior, se comunicó con la fiscalía para aportar su teoría la cual ahora deberá ser investigada.
EL CASO
Luego del hallazgo de huesos humanos en una casona del barrio porteño de Belgrano lindera a un domicilio del músico Gustavo Cerati, se conoció la identidad del cuerpo.
Se trata de Diego Fernández, un joven que 16 años que desapareció el 26 de julio de 1984.
El chico asistía a la ENET N° 36, jugaba al fútbol en Excursionistas y su cuerpo fue descubierto por obreros de la construcción el 20 de mayo de este año, 41 años después.
La investigación había determinado que los restos eran de una persona entre 14 y 19 años que había recibido un puntazo mortal a la altura de la cuarta costilla derecha y que habían querido descuartizarlo.
Al conocerse la noticia, fue uno de sus sobrinos quien empezó a sospechar que podía pertenecer a Diego y el Equipo de Antropología Forense quien lo confirmó.
En 1984, cuando la familia fue a hacer la denuncia, la Policía les había dicho que no se preocuparan, que "se había ido con una mina".
Su padre, ya fallecido, señaló en 1986: "La Policía dice que tiene tres mil casos iguales. Y fíjese qué absurdo: desde el primer momento lo caratularon ‘fuga de hogar’. Yo protesté y ¿sabe qué me dijeron? Que así estaban impresos los formularios. Me negué a eso, pero como si nada. ¿Qué quiere que investiguen si ya dan por sentado que él se fue, no me que me lo robaron".
Si bien el caso está prescripto, el fiscal López Perrando deberá reconstruir qué fue lo que ocurrió.
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