A casi cuarenta años del asesinato de Diego Fernández Lima, el reclamo de su madre, Irma, vuelve a sacudir una causa marcada por la impunidad.
Con una voz firme atravesada por el dolor, volvió a exigir respuestas tras la citación judicial a Cristian Graf, exvecino y excompañero de su hijo, ahora imputado por encubrimiento.
“Me mató a mi hijo. Tenía 16 años recién. Por favor, le pido. Eso es lo que pido: justicia”, declaró Irma en diálogo con Radio Mitre, luego de que el juez Alberto Litvack llamara a declarar a Graf, acusado de haber participado en maniobras para ocultar el crimen.
Diego desapareció el 26 de julio de 1984. Había salido rumbo a la escuela desde su casa en Villa Urquiza. Nunca llegó.
En aquel entonces, la Policía archivó la denuncia como una supuesta “fuga de hogar”. La familia nunca creyó esa versión y comenzó una búsqueda incansable.
Casi 40 años después, una obra en una casa de avenida Congreso reveló la verdad: obreros encontraron restos óseos enterrados, y el análisis del Equipo Argentino de Antropología Forense confirmó que eran de Diego. Había sido asesinado de una puñalada en el pecho. La casa lindaba con la de los Graf, donde Cristian vivía desde los años ’70.
“Graf me mató a mi hijo, que lo detengan ya”, reclamó Irma sin dudar. Su convicción es tan firme como el dolor que arrastra desde hace décadas. “Yo quiero saber qué pasó, qué pasó”, insistió, exigiendo que la Justicia avance y que los responsables no sigan libres.
“No puede ser una persona que ya esté suelta, que no esté detenida. ¿Y nosotros qué somos? Nos matan los hijos, ¿nos tenemos que quedar como estamos?”, cerró.
Irma Lima convirtió su duelo en lucha. Hoy, su voz vuelve a ser el centro de una causa que el Estado dejó dormir durante demasiado tiempo.
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