El excapellán del Servicio Penitenciario denunciado por abuso sexual considera que hay una "campaña difamatoria" en su contra y le pidió a un fiscal que "procese a los responsables". Quiere que se prohíba mencionar su nombre en el medio del escándalo que lo involucra en casos de abuso sexual a menores de edad en el ejercicio de su sacerdocio.  En esta nota contamos los detalles y contenidos desgarradores de una de sus víctimas. 

El sacerdote Eduardo Lorenzo había anunciado en una entrevista con TN.com.ar que les haría juicio a las personas que lo denuncien por abuso sexual y a los testigos. Su abogado, Alfredo Gascón, aseguró que "vamos a ser muy celosos en lo que va a ser la custodia del honor del padre Eduardo. Vamos a iniciar acciones legales contra las personas que se hayan manifestado afectando su honor".

Con fecha 11 de marzo de 2019, Eduardo Francisco Lorenzo Alfonso ya había presentado una denuncia en el juzgado de Garantías 1, a cargo del juez Federico Atencio en el departamento judicial de La Plata. El fiscal actuante es Marcelo Romero.

En la denuncia le solicita al fiscal que procese por coacción a los que considere responsables, pero además que el juez emita una orden de prohibición de realizar o dar a conocer "cualquier información en la que figure mi nombre y apellido " sin expresa autorización de magistrado.

Lorenzo habla de una campaña en su contra "orquestada por varias personas" y precisa su inicio en el año 2008. Se trata del momento en que Julio César Frutos- padrino de uno de los chicos que aseguran haber sido abusados por el religioso- radicó una denuncia que Lorenzo califica de "falaz y artera".

El cura acusado expresó que la denuncia fue archivada luego de una " profusa" instrucción puesto que la imputación era, según sostiene, "absurda e improbable". El cura relata que contemporáneamente, empezaron a circular correos electrónicos titulados "Con los chicos no", con los que, asegura, se "mancillaba mi buen nombre y honor".

Lorenzo hizo una denuncia y logró que se allane la vivienda de Alejandro Disalvo y Roxana Vega y se les secuestrasen dispositivos electrónicos de donde habrían podido salir los correos. Se trata de un matrimonio de feligreses preocupados por la seguridad de sus hijos, que también recibió cartas documento intimándolo a guardar silencio sobre el religioso.

Lorenzo sitúa la reactivación de la campaña en su contra en coincidencia con la llegada del nuevo arzobispo de La Plata, Víctor Fernández, sucesor de monseñor Héctor Aguer. La motivación de este nuevo movimiento en su contra fue, según el sacerdote, impedir que fuera promovido dentro del Servicio Penitenciario o destinado a una parroquia nueva.

El cura califica la publicación del sitio La Izquierda diario criticando la presencia del intendente de La Plata Julio Garro en su parroquia de "difamatoria" y "calumniosa". "Con resignación cristiana y ciudadana debí soportar tamaño descrédito, en el que se me coloca través de un título efectista falsamente, como un sacerdote procaz", afirma Lorenzo en la denuncia.

También señala que aparecieron panfletos en las inmediaciones del Servicio Penitenciario con información judicial sobre la denuncia de abuso. "Es evidente que esta campaña de gratuito desprestigio cobardemente instalada por manos anónimas estaba destinada a condicionar a las autoridades del SPB en cuanto a mi continuidad en la labor pastoral", evalúa.

Juan Pablo Gallego, abogado de los querellantes.

Sin embargo, "la campaña no tuvo ningún tipo de resultado", aclara. Cuando quisieron trasladarlo a la iglesia Nuestra Señora del Carmen de Tolosa, apareció, según Lorenzo, "la tercera campaña difamatoria", que califica de una "voracidad (sic)" inusitada, a través de Facebook, blogs y "hasta murales" (se refiere a uno pintado en 44 y 5, de La Plata) para impedir su llegada a dicha parroquia.

El abogado de la querella en la causa reabierta por abuso sexual contra Lorenzo, Juan Pablo Gallego, descalificó la denuncia de Lorenzo: "Es de una torpeza tal que evidentemente tiene que haber sido efectuada por el cura sin asesoramiento de su abogado".

"La causa es un comodín al voleo. Se hace sin identificar cuál es el delito a ser investigado y con el único ánimo de amedrentar a periodistas que cubren el caso. Lo sorprendente es que los periodistas denunciados son también los que publicaron declaraciones del propio Lorenzo informando que los denunciantes eran mentirosos ", continúa.

"La medida que solicita, concretamente la que su nombre no pueda ser publicado en ninguna noticia es inviable y lo transformaría en un muerto civil, incluso en el caso de que fuera ascendido al cargo de Arzobispo", ironiza el abogado querellante que defiende a las víctimas de abuso quien también representó a las víctimas de abuso del ex cura Julio César Grassi, preso.

Julián, una de las víctimas del cura Lorenzo, al contar su sufrimiento.

Denuncias de abuso a chicos “misioneros”

Uno de los casos más conocidos fue el de Julián, quien habló por primera vez en una conferencia de prensa convocada por la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina.  

El denunciante era parte de un grupo misionero que se formó, entre los años 2000 y 2003, en la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes.  Según recordó, el religioso les pedía que mostraran sus penes y les hablaba mal de las mujeres.

Según una nota de Perfil.com, Julián también destacó cómo era el vínculo entre el sacerdote y el sexo opuesto: "Lorenzo aborrece a las mujeres. Escuché decirles de todo: gordas, ciervas, negras".

"Le quiero hablar a Lorenzo: quisiste cagarme la vida y casi lo haces; me introdujiste en la mente y en el cuerpo sensaciones que no son normales para un chico de 13 años. Fuiste y sos el peor monstruo que conocí en mi vida. Tus mentiras se van a terminar. No vamos a parar hasta que se haga justicia", arrancó Julián, y continuó: "Esta es una pobre persona y las víctimas no tenemos que tener miedo ni escondernos y tenemos que luchar por la Justicia. La verdad de las víctimas van a ser más fuertes que las mentiras de este cura. Quiero que mis hijos puedan ver cómo su padre lidio con dos años y medio de abuso". 

El cura denunciado nunca abandonó los hábitos ni dejó de ir a las cárceles dependientes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), donde hasta abril pasado ofició como capellán de la fuerza. En el penal de Campana afianzó su vínculo con el cura Julio César Grassi, quien cumple una condena a 15 años de prisión por abuso y corrupción menores. Lorenzo, en su calidad de capellán del SPB, era su confesor y amigo.