Frente al Tribunal Oral Federal número 1 de La Plata declararon esta mañana tres testigos claves en la jornada 35 del Juicio Brigadas de Banfield/Quilmes/Lanús. Una causa unificada que tiene más de 400 testigos que abarcan desde víctimas, familiares y ex represores.
Hoy fue el turno de escuchar los testimonios de Haydeé Lampugnani, quien fue secuestrada el 5 de octubre del año 76 en la ciudad de La Plata y pasó por varios centros de tortura y exterminio, de su hijo Gervasio Antonio Diaz y de Hugo Pujol, que aún, tras el secuestro de su hermana que estaba embarazada, busca a su subrino/a junto con Abuelas de Plaza de Mayo.
En el valiente y valioso relato Haydeé, se destacó el momento cuando fue secuestrada por los grupos de operaciones: “Fue en una salida a ver con mi madre para resolver el problema de los niños cuando nos secuestran. Salgo con Graciela Jurado, aun desaparecida, y nos cruzan dos autos -uno un Ford Falcon- y se vienen encima. Lo último que veo son las baldosas de la vereda y yo grito”.
“Me meten en un vehículo tapada y apretada por alguien, me llevan a una comisaria, la quinta, fui golpeada por haber hecho un escándalo en la calle y amenazan que me va a pasar lo mismo que a mi marido, que está desaparecido”, recordó.
Además, lamentó que cuando la llevan al centro clandestino Arana, la hacen ver “torturas de compañeros, fue a Mario Salerno”, y explicó que luego la ataron, le pusieron una capucha en la cabeza y la llevaron a torturar. “Aplican picana. Vuelvo a la celda y pasan dos o tres días que estoy sin saber mi ubicación”, destacó.
En diálogo con Tiempo Judicial, la representante del Ministerio Público Fiscal, Ana Oberlin, consideró que “fue una jornada muy buena, con el testimonio de Haydeé que declaró por primera vez en esta causa”, y señaló que había dado un testimonio anterior “en relación al secuestro de su marido en una causa donde se investigaba especialmente el caso de su esposo y de otras personas que fueron secuestradas”.
“Fue muy relevante porque hay muchos datos que son importantes para completar la investigación y la única forma de hacerlo fue con su propio relato”, señaló la letrada y subrayó que “dio cuenta de algunos sobrenombres que escuchó sobre su secuestro”.
En ese marco aseveró: “También estuvo la declaración de su hijo, que también fue muy importante en términos de ilustrar al tribunal y a todas las personas que participamos el juicio el impacto en una familia, primero con la desaparición de su padre y después del secuestro de su mamá y de todo lo que vivieron él y su hermano”.
“El último testimonio -de Hugo Pujol- fue conmovedor por contar lo que vivió su hermana Graciela, que estaba embarazada y su hijo es uno una de las nietos/as que están buscando las Abuelas de Plaza de Mayo”, afirmó y aseguró que “describió con mucha precisión todo el impacto que tuvo en su familia el secuestro de su hermana, pero también su propio padecimiento en esos años, porque él también fue secuestrado y también estuvo encarcelado”.
En cuanto a los tiempos del juicio, admitió que “es muy difícil en general tener precisiones de cualquier juicio, pero un juicio de esta magnitud con más de 400 testigos es muy difícil”, y recordó que “falta una buena cantidad de testigos, recién es el año 76 de los secuestros y distintos hechos represivos ocurridos, y hay víctimas hasta el 78 por lo menos nos quedan nos queda bastante por delante”.
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