La creencia de que los derechos humanos hasta ahora establecidos han contemplado los derechos de las mujeres y diversidades de la misma forma que la de los hombres es un error. Esto fue explicado por la letrada Adriana Valinotti en el Primer Encuentro Nacional “Puertas adentro de nuestra casa”, cuyo eslogan es “las mujeres del servicio de la Justicia hablan”, realizado en el marco del pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en la sede del microcentro de la Universidad de Morón.

Los derechos humanos han sabido de privilegios. A lo largo de la historia, se han honrado más los derechos según el grupo social, etnia, clase social, posición geográfica, género, etc. Es por esto que Valinotti advierte que, si la perspectiva de género no comienza a convivir con el ejercicio de los derechos humanos alrededor del mundo, nunca habrá una Justicia verdadera. Aún más, sin una Justicia justa e igualitaria, se pone en jaque los cimientos de la democracia.

Valinotti ingresó a la Justicia Nacional del Trabajo en 1989. Actualmente es secretaria letrada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, es docente e imparte cursos de posgrado en distintas universidades. Es también magister de derechos humanos y su CV continúa, sin embargo, al tomar el micrófono expuso “me tomó 25 años llegar acá” y esto “refleja lo mucho que nos cuesta a las mujeres alcanzar cargos jerárquicos”, especialmente en el Poder Judicial.

Neutralidad en el sistema jurídico

Todos, todas y todes deberían ser iguales ante la ley, aunque Valinotti hizo hincapié en que esto nunca fue así y que aún hoy el sistema jurídico mantiene doctrinas de antaño “ya que el esquema normativo está pensado en el siglo XIX” y no contempla la diversidad ni el avance en materia de derechos humanos de las mujeres e identidades disidentes.

“La igualdad es un derecho, no un principio”, y de allí que “a veces critican a la perspectiva de género diciendo que eso no es neutralidad del sistema normativo y jurídico y, por supuesto, la neutralidad no contempla la visión de la mujer, es decir, la perspectiva de género”.

Por esta razón, la letrada indicó que hoy es necesario adherirla manualmente: “La perspectiva de género habla de necesidades, principalmente de mujeres, pero también de hombres que deben convivir en entornos donde se ejerce violencia de género”. Acto seguido, hizo referencia a que esta perspectiva incentiva a construir espacios más justos y menos violentos donde los hombres también salen beneficiados.

Valinotti puntualizó en los espacios laborales, donde los vínculos de puestos de jerarquía y subordinados se transforman en un “caldo de cultivo” para las desigualdades de poder entre géneros, por lo que convocó a prestarle atención al Convenio 190 de la OIT que habla sobre la violencia laboral como patología, saliendo de la víctima de violencia de género en concreto. Ya que “la gran amenaza a relaciones sociales sanas es el contexto mismo de violencia en el marco de subordinación”, finalizó Valinotti.

Perspectiva de género como concepto

La perspectiva de género “impone necesariamente repensar las construcciones sociales y culturales” ya que “no hay nada natural ni nada dado”. A partir de ello, hay que “repensar la distribución de poder entre hombres y mujeres”. Se trata de “una herramienta conceptual, un enfoque teórico que viene dado por fuera de los planos normativos, incluso de los derechos humanos”.

Valinotti llamó a que las mujeres no se conformen con la “no discriminación” sino que se libre una lucha de poder para alcanzar una verdadera igualdad entre géneros: “Hay que dejar de reclamar guarderías, para empezar a reclamar paridad en serio”.

“No es la incorporación de la mujer al mundo del trabajo lo que resuelve la falta de paridad con los hombres, sino que estén en idénticas condiciones con los hombres al estar incorporadas”, expuso.

A primera vista, uno podría pensar que la protección de la mujer estaba en ese conjunto de instrumentos llamados a tutelar a las personas, sin embargo, cuando buscamos en la historia de los derechos humanos normativos nos encontramos con que comenzaron siendo construidos sin perspectiva de género. Y la pregunta entonces es cómo aplicamos un ordenamiento que nació sin hacerse cargo de la discriminación y la desigualdad de las mujeres y el género en general”, indagó la disertante. Y completó: “Argentina tiene uno de los ordenamientos más completos en materia de género. Pero al momento de aplicarlos a casos puntuales, tenemos dificultades”.

Comprender que los derechos humanos establecidos requieren perder “neutralidad” para contemplar la perspectiva de género que apunte a la paridad real entre géneros y elimine los privilegios a ciertos sectores resulta indispensable, entonces, para que la Justicia se convierta en justa y equitativa.