El 30 de abril de 1977 era sábado, un grupo de madres, cuyos hijos e hijas habían sido desaparecidos por la dictadura cívico-militar, se reunió frente a la Casa Rosada, entonces tomada por los genocidas. Convocadas por Azucena Villaflor de De Vicenti las mujeres se juntaban para reclamar por la aparición con vida de sus hijos secuestrados, torturados y desaparecidos.
"Individualmente no vamos a conseguir nada. ¿Por qué no vamos todas a la Plaza de Mayo? Cuando vea que somos muchas, Jorge Videla tendrá que recibirnos", había dicho días antes a sus compañeras Azucena. Y así fue como además de ella ese se juntarons Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard, Cándida Gard, Delicia González, Pepa Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin y dos mujeres más de las que no se conocen sus nombres.
Pero había estado de sitio en el país, y regia la prohibición de reunión de más de dos personas. Un policía se acercó a las mujeres y les ordenó “circular”. Allí se pusieron de dos en dos y comenzaron a caminar alrededor de la pirámide de Mayo. Así nacía uno de los principales símbolos de la resistencia a la dictadura, la marcha de las madres. Luego las marchas pasarían a los días jueves y ya no se moverían de día.
Cinco meses después del comienzo de las rondas de las madres aún era importante la visibilización del reclamo. En octubre del mismo año se produciría la tradicional peregrinación católica a Luján. Allí irían las madres para seguir reclamando por la aparición de sus hijos. Pero debían identificarse ante tanta gente. Una de ellas propone usar los pañales de tela sus hijos e hijas en la cabeza. El pañuelo blanco en la cabeza pasó a ser el distintivo más significativo de las madres.
Pero estas madres se volvieron peligrosas para la entonces dictadura y así fue que el Terrorismo de Estado actuó. El 8 de diciembre de 1977 secuestran a un grupo de familiares, en la Iglesia Santa Cruz, y dos Madres, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco. El operativo fue dirigido por Alfredo Astiz, quien se había infiltrado haciéndose pasar por hermano de un desaparecido. El nombre que usó fue el de Gustavo Niño.
Dos días después de este ataque, el 10 de diciembre de ese año, las madres publicaron una solicitada. Ese mismo día Azucena Azucena sale de su casa para comprar un ejemplar del diario es secuestrada por un grupo de tareas de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA).
Haydeé García Buela es una de las Madres de Plaza de Mayo que estuvo en la primera ronda de 1977. Contó que "las madres nos encontrábamos en las dependencias oficiales cuando íbamos a pedir información sobre nuestros hijos" y que la primera reunión de la que participó "fue en la iglesia Stella Maris". "Un día una de las Madres se levantó y dijo 'Vamos a encontrarnos en Plaza de Mayo, pero no vamos a ir solas, vamos todas'. Y me dio un papelito que decía 'tal día en Plaza de Mayo a las 15.30'", recordó.
"Me preguntan si no teníamos miedo -continuó-; claro que lo teníamos, pero el amor que sentíamos por nuestros hijos era más fuerte, y eso, tapaba todo", dijo Buela quien hoy tiene 94 años. También explicó que la primera marcha fue un sábado, después pasaron a los viernes y finalmente a los jueves, siempre a la misma hora.
Cada vez que una nueva madre se presentaba para marchar la pregunta era una síntesis: "¿A vos quién te falta? Ya que todas éramos madres o hermanas". Hoy, 45 años después, las madres siguen buscando, quieren saber que pasó, qué hicieron con sus hijos e hijas.
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