Esta semana, continuó el juicio en el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca “Megacausa Zona 5” que investiga los operativos efectuados durante la última dictadura cívico-militar en el país en las zonas de Dorrego, Tres Arroyos, Huanguelén y Algarrobo, y que dejó al menos 334 víctimas de delitos de lesa humanidad.
El Tribunal, en esta oportunidad, tomó el testimonio de testigos que relataron el modus operandi de los rastrillajes y las persecuciones ilegales en las cuatro zonas mencionadas, que realizó el personal de las fuerzas armadas. Son en total 38 los imputados, entre ex militares, ex policías federales y provinciales y un director de unidad penitenciaria.
Por otro lado, los fiscales que intervienen en la causa son el fiscal general Miguel Ángel Palazzani, el fiscal ad hoc José Alberto Nebbia y la auxiliar fiscal Paula Daniela Molini y el auxiliar fiscal Pablo Vicente Fermento.
Sobre los Operativos
Rubén Rodolfo Randazzo, en calidad de haber sido secuestrado junto a su padre Salvador Randazzo, su madre Blanca Goycochea y su hermana Liliana, relató que fue secuestrado por “militares encapuchados” en un vehículo del Ejército Argentino, en la localidad de Coronel Dorrego.
Guillermo Francisco Torremare, de Tres Arrollos, es presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, integrante de la Comisión Provincial por la Memoria, y coautor de la investigación “22, Los tresarroyenses desaparecidos”.
En su testimonio explicó que, tras el trabajo de investigación para su trabajo, mucha gente tomó valor y pudo hablar sobre lo ocurrido. “El impacto que tuvo el libro fue develar la verdad, venciendo miedos y prejuicios”, explicó y detalló que a la ciudad “vinieron del V Cuerpo de Ejército, hubo requisas generalizadas, allanamientos y muchas detenciones de personas”.
El caso de Isabel Forteza y Eduardo Gaztañaga
Las hijas del matrimonio, lamentablemente ya fallecido, de Isabel Forteza y Eduardo Gaztañaga, más una amiga de ambos, fueron quienes dieron su testimonio. Por su parte, Julieta Gaztañaga, hija mayor, recordó que sus padres fueron secuestrados en el año 1977, durante la Semana Santa.
Fue a sus 17 años cuando ella, por intermedio de una tía, conoció la historia y supo del secuestro. “Fue un secreto, un estigma profundo y espantoso”, afirmó. Con el tiempo, reconstruyó la historia y supo que sus padres estuvieron detenidos de forma clandestina en el centro “La Escuelita”.
“Sufrieron torturas. El que más expresó esto fue mi padre: lo picanearon muchísimo, le pegaron", expresó. Y afirmó: “En cuanto a la situación de vejación, el que habló más fue mi padre. Mi madre solo mencionaba situaciones de mucha indignidad, de estar escuchándolo a mi padre en las sesiones de tortura, de reconocer sus gritos, los lamentos de compañeras de secuestro embarazadas. Más que nada describía el entorno, no hablaba casi nada de ella, no podía".
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