La Ley Micaela hoy es obligatoria en los tres poderes de Estado, estableciendo capacitación en temática de género a fin de erradicar prácticas machistas. Sin embargo, hay un proyecto de ley de la diputada por el Frente de Todos, Gisela Marziotta, que pretende implementar también esas capacitaciones en el ámbito del fútbol.

El debate por este proyecto tomó impulso luego de que el futbolista Cristian Tirone, del club Garmense, golpeara en la nuca a la árbitra, Dalma Cortaldi, en un partido entre Deportivo Independencia y Deportivo Garmense, ocurrido el domingo 31 de julio.

El ataque sucedió cuando la referí sacó tarjeta amarilla. La árbitra cayó al piso y el jugador iba a continuar con su agresión pero fue apartado por sus propios compañeros y el juez de línea. Cortaldi fue atendida por el personal de salud y Tirone fue detenido.

“La ley Micaela en el ámbito deportivo resultaría de suma importancia a fin de garantizar la perspectiva de género en las instituciones, la promoción de la igualdad entre varones y mujeres, y eliminar las violencias en ámbitos que siempre han sido claramente machistas”, opinó a Tiempo judicial la abogada y gerente de género de AFA, Paula Ojeda.

Por su parte, Marziotta expresó a los medios que "la violencia hacia las mujeres es una constante en el fútbol y muchas veces no se conoce porque no llega a los medios de comunicación, y solo llega cuando son casos extremos, como el de Tres Arroyos".

Por esto es que el proyecto de su autoría tiene por objetivo capacitar a autoridades de los clubes profesionales, jugadores/as y cuerpos técnicos para evitar la reproducción sistemática de situaciones de violencia de género.

Marziotta contó que el presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia, recibió el proyecto. Y argumentó: "El fútbol somos los argentinos y las argentinas, y tiene una responsabilidad enorme respecto de la deconstrucción necesaria para terminar con la violencia por razones de género, porque el fútbol entra a las casas todos los fines de semana y, al igual que los medios de comunicación, tiene una responsabilidad mayor, por la magnitud que tiene".

El deporte como aguantadero

En notas anteriores, Paula Ojeda contó a este medio sobre casos donde representa la querella y que tienen que ver con violencias de género. Algunos de ellos se producen dentro del deporte y es allí donde aseguró que “no hay condenas por violencia de género dentro del ámbito deportivo”.

Culturalmente, el fútbol fue –y aún sigue siendo- un aguantadero de costumbres y prácticas machistas, misóginas y violentas. Esto puede verse desde los cánticos de cancha, las expresiones de los hinchas y algunos periodistas deportivos que forman parte del “folklore” futbolero. Pero esto especialmente puede notarse en la escasa o nula participación femenina tanto dentro como fuera de las canchas.

Es por eso que Ojeda remarca la importancia de la capacitación en género para que las mujeres y disidencias dejen de ser blanco de discriminaciones y violencias: “La herramienta que propone el proyecto se convertiría en una herramienta obligatoria y concreta para lograr una mayor sensibilización sobre las desigualdades y poder así garantizar los derechos y la inclusión que tanto necesitamos en estos lugares, donde los valores tienen que venir de la mano de la enseñanza del deporte en sí, evitando situaciones de abuso sexual, acoso o violencias dentro y fuera de las instituciones”.

El Proyecto

La iniciativa busca establecer la “capacitación permanente obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las autoridades directivas, ejecutivas, jugadores y jugadoras de fútbol, miembros de los cuerpos médicos, técnicos y auxiliares de todas las asociaciones civiles con participación en los torneos de fútbol de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA)".

Para su efectivización, el Ministerio de las Mujeres "certificará la calidad de las capacitaciones". Según el escrito, dichas certificaciones “deberán ser enviadas para su evaluación dentro de los seis meses siguientes a la entrada en vigencia de la presente ley, pudiéndose realizar modificaciones y sugerencias para su mayor efectividad”. Esto significa que habrá un seguimiento sobre los temas abordados en las capacitaciones.

Además, entre otros argumentos, el proyecto explica: “La difusión, por parte de importantes clubes argentinos, de la idea de que lo que ocurre fuera de la cancha es 'otro tema' y que el club solo puede pronunciarse y actuar en relación al comportamiento del jugador 'dentro de la cancha', no sólo es espuria sino que contribuye a naturalizar e incluso a reproducir situaciones de violencia”.

“Consideramos que tal afirmación es espuria dado que las entidades de fútbol son asociaciones civiles, cuyo fin principal no es el lucro, sino el bien común. En este sentido, estas instituciones tienen la obligación de ser coherentes con tal objeto social y procurar realizar acciones tendientes a la reducción de la violencia”, justifica.

Estas capacitaciones no tendrán una frecuencia mayor a un año.