Diego Cagliero, de 30 años, fue baleado por la policía en Martín Coronado, partido de Tres de Febrero, el 19 de mayo de 2019. La herida que recibió fue mortal; uno de los 15 disparos que efectuaron los policías Rodrigo César Exequiel Canstatt y Sergio Darío Montenegro dio en su cuerpo y no llegó a recibir atención médica.
El proceso legal finalizó este medio día y sus asesinos, Canstatt y Montenero, recibieron la pena de seis y cuatro años de prisión respectivamente, además de la inhabilitación especial de ocho y seis años, propiamente, para desempeñar funciones operativas y uso de armas de fuego.
El juicio, luego de cuatro años, comenzó el lunes 6 de febrero y se realizó en tribunales de San Martín. Los acusados estaban señalados por los cargos de homicidio calificado y homicidio calificado en grado de tentativa, pero la familia se manifestó inconforme con el proceso ya que consideró que el jurado popular fue sugestionado y que debieron darles penas más duras.
En diálogo con tiempo judicial, el abogado representante de la familia de Diego, Iván Koffman, explicó que “junto con el CELS y la fiscalía se transitó el juicio con la idea de solicitar una condena por homicidio agravado para Canstatt, que fue el que disparó 10 veces y mató a Diego, y de tentativa de homicidio agravado para Montenegro que es quien disparó contra los demás e hirió a Tedesco -otro de los pasajeros del vehículo-”.
“En el transcurso del juicio la fiscalía y nosotros intentamos que los jurados se puedan apartar de la idea original de que las personas que iban en la camioneta habían salido a robar, que fue justamente en lo que hizo hincapié la defensa”, explicó el abogado e indicó que además trabajaron para que el jurado “se quede con el concepto de que las personas que fueron tiroteadas no eran ‘gente de bien’, y lo plantearon en esos términos”.
En esa línea, detalló que “siempre se habló así de las víctimas y las preguntas de la defensa fueron orientadas a que quede en claro que uno de ellos está con arresto domiciliario ahora, que habían ido a robar, que venían de un velorio, pero no tenían ningún ánimo de tristeza, sino por lo contrario, se metieron a sacar cosas de un supermercado”.
“La estrategia de la defensa fue tratar de convencer a los jurados de que los policías obraron bien y en cumplimiento de su deber”, remarcó Koffman.
Además, afirmó que “en su momento se secuestraron armas en la camioneta, pero nosotros siempre planteamos que fueron plantadas por la policía para justificar el tiroteo, para decir que fueron amenazados y que eso motivó los disparos”, y aseveró que “se probó que no se había producido ningún disparo desde la camioneta, una era de aire comprimido y la otra era un revólver que no había sido disparado recientemente”.
En cuanto a la condena, el abogado de los padres expresó: “Entiendo que la condena que se dictó fue justamente porque, si bien el jurado se dio cuenta que no hubo tiroteo, la percepción de lo que ocurrió es equivocada. Tuvo que ver principalmente con las instrucciones que se dieron, los terminaron mareando”. Asimismo, criticó que a Canstatt lo condenaron por homicidio culposo “y le dieron una pena equiparable con alguien que atropelló a una persona, y él disparó 10 veces”.
El caso
Diego junto a siete amigos viajaban en una camioneta Trafic cuando se detuvieron en un supermercado de la empresa Día, ubicado en la calle Perón al 7300 de Martín Coronado. En un episodio confuso, trascendió que algunos del grupo quisieron llevarse unos artículos sin pagar y la situación desencadenó un llamado al 911.
Los oficiales Canstatt y Montenegro abrieron fuego y uno de los disparos hirió a Diego en el pecho, lo que le produjo la muerte casi en el acto. A partir de ahí, comenzó un estado de confusión intencional por parte de la policía, según indicó la querella, porque los peritajes iniciales los hizo la misma comisaría a la que pertenecían los policías que dispararon y durante una hora estuvieron dentro de la camioneta.
De esta forma, se encontraron dos armas, una que era de aire comprimido y otra que, según la pericia, no había sido disparadas. Estos elementos, según los representantes legales de la familia de Diego, fueron plantados para confundir lo ocurrido y argumentar que hubo un enfrentamiento.
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