Las muertes que ocurren en contexto de encierro, sean comisarias, cárceles o custodia, siempre generan incertidumbre. Principalmente porque el relato oficial puede ocultar el verdadero motivo de fallecimiento y deja a los responsables al margen de la acción. Los casos para citar son varios; Daiana Abregú y Luciano Arruga, entre otros.

Ante la necesidad de tener una pericia forense confiable y que no se quede sólo con lo que se ve en el cuerpo, sino que además se tome en cuenta el contexto que da mucha más información, existe la Consultora pericial de Ciencias Forenses que aplica el Protocolo Minnesota. Su directora, Virginia Creimer, en diálogo con Tiempo Judicial explicó la importancia de tener autopsias que sean precisas y revelen datos reales.

¿Por qué se creó el protocolo Minnesota?

Es un protocolo que se redacta en 1999. Inicialmente se utiliza para muertes de fusilamiento, es decir, muertes en condiciones ilegales y posteriormente se incorporó como práctica habitual, en virtud de la completitud de los ejes que aborda como protocolo de base para todo lo que sean muertes violentas en casos de custodia, es decir, en manos del Estado.

 ¿Qué ejes se abordan?

La mirada interdisciplinaria con una evaluación y le da una gran importancia desde su creación a todo lo que es visual elevado a prueba, ya sean fotografías o filmaciones. No solo se queda en la participación de les perites, sino que además incorpora aquellas imágenes representativas como prueba. Desde la modificación del 2006 se toma en cuenta un factor que yo considero sumamente importante, que está relacionado con el nuevo paradigma de las muertes en campos de acción violenta, y es el hecho del contexto.

¿Qué propone puntualmente el protocolo de Minnesota?

Lo que hace sugerir que se tenga en cuenta en qué contexto se produce la muerte para entenderla como corresponde. No es lo mismo que yo salga a la calle mirando el celular y me atropelle un micro, a que yo esté dentro de una comisaría o saliendo de una cancha de fútbol y haya una represión policial y en esas condiciones se produzca mi muerte. El contexto es sumamente importante para el protocolo y para cualquier investigación. El primer caso que se modifica el resultado gracias al protocolo fue el de Luciano Arruga. La primera autopsia que se hace sobre el cuerpo de Luciano fue sin aplicar el protocolo, la segunda tras cinco años y ocho meses después cuando se recupera el cuerpo, se encuentran aplicando el protocolo 14 fracturas que referencian, no tanto la causal de la muerte, pero si la existencia de torturas previas. Todo eso pasó desapercibido en la primera autopsia que se realizó, y como esa en múltiples investigaciones.

¿En todo el territorio nacional están capacitados los peritos forenses para aplicarlo?

El mayor problema no sólo es la falta de capacitación, sino la falta de compromiso pericial. Más allá del conocimiento de la metodología, que no difiere en gran medida de otras prácticas que realizamos les perites en los cascos de autopsia, lo que no hay es un compromiso por parte de quienes investigan de ir un poco más allá. Analizar el contexto en el que se da la muerte implica, inicialmente, lo que hacemos desde la Consultora Judicial de Ciencia Forenses en absolutamente todos los casos, el análisis completo de toda la causa y de todo lo ocurrido para poder entender el contexto. Ese trabajo es algo que en general les perites no realizan escudándose en una pseudociencia prístina de laboratorio, que solo lo tiene en cuenta lo que se ve dentro de las cuatro paredes en las que trabaja y no tiene en cuenta todo lo que aconteció para que el resultado fuera la muerte.

¿Siempre se debe aplicar?

En la provincia de Buenos Aires existe una resolución, la N°1390, que establece que en los casos en los cuales hay sospecha de participación de fuerzas de seguridad, las mismas no pueden intervenir. En esos mismos casos, es necesario que les fiscales saquen de la órbita de las policías la investigación y que al momento de realizar la autopsia solicitan que la autopsia se realice utilizando el protocolo de Minnesota. Pero si los fiscales no lo hicieran, los particulares damnificados pueden solicitar que se realice de esta manera y el hecho de que no se realicen inicialmente, que es lo que ocurre lamentablemente en muchas ocasiones, termina implicando una reautopsia. Si bien puede estar muy bien hecha y se puede aplicar el protocolo de manera perfecta según las condiciones sugeridas, siempre es un cuerpo que ya ha sido intervenido, entonces no son las condiciones óptimas para una investigación.

¿Qué herramientas tienen para intervenir en los casos más vulnerables?

Lo que creamos en la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires es un área de orientación pericial especializada justamente en tomar los casos desde un principio, que es donde se van perdiendo todas las pruebas cuando no intervienen perites, para controlar, colaborar y proveer profesionales para una investigación certera. Todo incluyendo estos conocimientos, estas capacitaciones y la experiencia de aplicar este tipo de protocolos.