Esto es lo que aseguró en una sentencia un tribunal oral platense al absolver a un carnicero al que le quemaron la casa en medio de un violento linchamiento en Berisso. Los magistrados destacaron que no se pueden reivindicar ese tipo de hechos porque pone a la comunidad "al borde de la desintegración social" y la "anarquía".
El 19 de diciembre de 2013 a la tarde, Juan Antonio Mansilla increpó con un cuchillo a un grupo de jóvenes que jugaban al fútbol en una plaza y que repetidamente golpeaba con una pelota la cortina metálica de su comercio, en la esquina de las calles 159 y 30, en el Barrio Obrero. El carnicero salió a increparlos con una cuchilla en la mano. Hubo insultos y amenazas; horas después, un violento ataque al local y el incendio de la vivienda y del auto del carnicero, un Fiat 147.
Los jueces consideraron que actuó en legítima defensa y absolvió al comerciante de la localidad de Berisso que fue objeto de un intento de linchamiento por parte de una veintena de personas, una de las cuales resultó muerta y otra, herida de gravedad. La sentencia es llamativa porque advirtió que situaciones como ésta colocan a la sociedad "al borde de la anarquía" y que si quienes a sabiendas de que han cometido un delito -los linchadores- tienen el "descaro o se creen con derecho" de reclamar justicia como si hubiesen sido ellos las víctimas, la comunidad queda al límite de la "desintegración social".
El Tribunal Oral N° 1 de La Plata, integrado por los magistrados Juan José Ruiz, Ernesto Domenech y Santiago Paolini, destacó, según el diario La Nación, que "a las 20.30 un grupo de 60 a 70 personas, previo violentar la persiana de acceso a la carnicería y vivienda de Mansilla, ingresaron con al menos un arma de fuego, palos y objetos contundentes, e intentaron ajusticiar" al comerciante.
Uno de los policías que arribaron al lugar precisó: "Los sujetos enardecidos, aun ante nuestra intervención, continuaban rompiendo todo lo que se les cruzaba por delante, al grito de «justicia, justicia», y reclamando para que aprehendiéramos al dueño de la vivienda o si no lo iban a matar y a hacer justicia por mano propia, tornándose caótico el panorama".
En la causa se acreditó que "uno de los agresores (Gabriel Gauna) recibió, de parte de Mansilla, varios cortes en la cabeza con un hacha, diversas contusiones producidas por objetos contundentes heridas éstas defensivas y, de parte de otra persona, un disparo de arma de fuego en el abdomen, que posteriormente le causó la muerte". Asimismo, "resultó herido por uno de los agresores que portaba el arma de fuego Roberto Alí, que recibió un disparo a la altura del parietal derecho y debió ser internado en terapia intensiva". Otro, Eduardo Castaño, recibió heridas de bala en el cuero cabelludo.
Los jueces precisaron que Mansilla -que estaba junto a su esposa y su hijo de 4 años "se ocultó en su casa lindante al comercio hasta que logró sacarlo personal policial, que luego consiguió aprehenderlo", y que su vivienda fue saqueada y quemada por los agresores.
El presidente del tribunal, Ruiz, concluyó que Mansilla había cometido el delito de amenazas por la exhibición del cuchillo, mientras que por el resto de los delitos acreditados en los graves incidentes "actuó en legítima defensa de su vida", mientras que el disparo mortal que recibió Gauna fue hecho por un tercero, que nunca pudo ser identificado.
En tanto, el carnicero Mansilla fue absuelto por el homicidio y condenado a 1 año y diez meses de prisión por amenaza simple. Pero la pena se le dio por cumplida por el tiempo que llevaba detenido. Claramente, la justicia por mano propia nunca es la solución pero justamente, la justicia, debe velar porque los culpables vayan presos y cumplan sus respectivas condenas.
Comentarios recientes