Por primera vez en la historia argentina, en junio de 2001, un ex presidente constitucional quedó detenido por una causa de corrupción. Se trató de Carlos Menem, que quedó preso por orden del juez federal Jorge Urso, acusado de ser el jefe de una asociación ilícita que vendió armas a Croacia y a Ecuador y de falsificar decretos que permitieron la supuesta maniobra.

 

Tras negarse a responder las preguntas del magistrado y del fiscal Carlos Stornelli y presentar un escrito de descargo, el hombre que gobernó la Argentina entre 1989 y 1999 abandonó los tribunales de Retiro en un helicóptero, custodiado por dos policías, con destino a una quinta de la zona norte del Gran Buenos Aires. Allí deberá cumplir el arresto domiciliario dispuesto por el juez.

 

Por la misma causa fueron detenidos en los últimos dos meses Emir Yoma, ex cuñado de Menem, el ex ministro de Defensa Antonio Erman González y el ex jefe del Ejército Martín Balza, alojado en Campo de Mayo.

 

Todo se precipitó en el expediente, iniciado en 1995, cuando el ex interventor en Fabricaciones Militares Luis Sarlenga confesó ante la Justicia. En la causa se probó que funcionarios del gobierno menemista se valieron de sus cargos para vender armas a países en guerra y se pagaron sobornos y reintegros por parte del Estado. En siete embarques a Croacia y tres a Ecuador salieron miles de toneladas de armamento del Ejército. Incluían cañones, obuses, morteros, ametralladoras y fusiles.

 

El juez Urso otorgó a Menem el derecho al arresto domiciliario, porque tenía más de 70 años. Menem había decidido alojarse en la quinta de su amigo y ex titular de la Casa de Moneda Armando Gostanian, en la localidad de Don Torcuato.

 

Su esposa, la animadora chilena Cecilia Bolocco, asumió su cuidado. Era la responsable ante la Justicia de que Menem respetara las condiciones de su arresto y se presentara ante el tribunal cada vez que fuera requerido.