El abogado Alejandro Vandenbroele, el supuesto ‘testaferro‘ del exvicepresidente Amado Boudou, y el amigo de éste, José María Núñez Carmona se negaron a prestar declaración indagatoria en el juicio por la compra venta de la ex Ciccone Calcográfica, que comenzó el pasado 3 de octubre. Rafael Resnick Brenner, el ex jefe de asesores de la AFIP, apuntó contra el ex titular del organismo recaudador Ricardo Echegaray. 

 

Rafael Resnick Brenner

 

El titular del Juzgado Federal N° 4 en lo Criminal y Correccional, Ariel Lijo, en 2014 procesó a Boudou por haber adquirido, mientras era Ministro de Economía, la empresa quebrada y monopólica Ciccone a través de la sociedad The Old Fund y de Alejandro Vandenbroele, con el fin de contratar con el Estado Nacional la impresión de billetes y documentación oficial.

 

Boudou habría tenido injerencia directa como funcionario público en las reuniones para la adquisición de Ciccone junto al ex jefe de asesores de la AFIP Rafael Resnick Brenner y al ex jefe de gabinete de asesores del Ministerio de Economía César Guido Forcieri.

 

"Por este momento no voy a declarar, lo voy a hacer más adelante”, dijo ayer Vandenbroele en la etapa de declaración indagatoria. La misma actitud tuvo, en tanto, el empresario José María Núñez Carmona, amigo del ex vicepresidente Boudou.

 

Núñez Carmona, amigo de Boudou, dijo que en la actualidad es empresario dedicado a la venta de pescados y mariscos en España y que si bien tenía previsto declarar se arrepintió ante el pedido de la Oficina Anticorrupción (OA) de incorporar en el juicio nueva prueba.

 

El ex jefe de asesores de la AFIP, Resnick Brenner sí declaró y dijo que en el organismo recaudador “no se movía un papel sin que (Ricardo) Echegaray lo supiera”. El ex jefe de asesores aclaró: “No tiro para arriba para tratar de zafar, lo que estoy diciendo es una realidad”.

 

En ese sentido, recordó que cuando estuvo al frente de la AFIP en las provincias de Salta y Jujuy, cuando resolvía de acuerdo a las particularidades de la región, Echegaray lo llamaba y le “decía de todo”. “Nada pasaba sin el conocimiento del administrador federal”, insistió Resnick Brenner.