El Tribunal de Disciplina del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (CPACF) y se encarga de juzgar la actuación de los profesionales de la abogacía informó que hubo un total de 877 condenas en el período 2013-2018. Hoy, 132 mil abogados están matriculados y los cargos del tribunal son ad honorem.
La entidad que elige sus miembros a través del voto de los matriculados de los colegios de abogados brindó a Tiempo Judicial esta información respondiendo a las acusaciones de las editoriales del diario La Nación respecto a la supuesta “inacción de los colegios”.
El presidente del Tribunal de Disciplina del CPACF, Zenón Ceballos, explicó que “no puede hablarse de una complacencia impávida de los colegios de abogados que controlan el ejercicio de la profesión, instituciones nacidas bajo la premisa de que velarían por el respeto de las normas de ética y por la dignidad de la abogacía", como señala el reciente editorial titulado: "Abogados sin ética".
En el período de 2013 a la actualidad el organismo que funciona bajo la órbita del CPACF de forma independiente intervino en un total de “2986 causas sentenciadas, de las 3562 ingresadas; con un total de 877 condenas, de las cuales 70 importaron suspensiones” de los abogados juzgados.
En la actualidad, la matricula actual asciende a 132.203 abogados siendo el "ejercicio de la profesión” o sea, abogados independientes y no de empresas o estatales, una pauta de aplicación obligatoria en consonancia con el artículo 16 de la Constitución Nacional. Por lo demás, las sanciones de exclusión y de suspensión de matrícula son publicadas indefectiblemente en el Boletín Oficial de la República Argentina.
Por último, Ceballos manifestó que “estas manifestaciones (NdR: del diario La Nación) tienen por única télesis el resguardo de la verdad objetiva y a la trayectoria de quienes, abogados, profesores, académicos, integraron e integran ad honorem y prestigian el Tribunal de Disciplina del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, órgano absolutamente independiente y autónomo, alejado por completo de toda pretensión corporativa”.
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