La noticia del fallecimiento de Mario Juliano, juez penal de Necochea, generó una gran angustia en el ámbito judicial y en toda la comunidad. En los últimos días, junto a la organización de vecinos y vecinas con quienes integraba “Efecto mariposa”, estaba realizando una cruzada solidaria.
La propuesta era correr 280 km para recaudar fondos para ayudar a Natalia: una mujer madre de ocho hijos, con una nieta, sin un techo digno para vivir y que atravesó situaciones de violencia de género por parte de su ex pareja durante 18 años.
El desafío solidario consistía en unir las seis localidades del distrito: Quequén, Fernández, Claraz, La Dulce, Santamarina y Necochea, realizando 25 kilómetros diarios. El objetivo era que las personas interesadas en ayudar compraran cada uno de los kilómetros para reunir $320.000 para construir una casa de barro para 10 personas.
Las donaciones pueden realizarse al ingresar en este link y afortunadamente el monto recaudado supera el esperado. Ya son más de 20 las viviendas que se han podido fabricar a través de este sistema.
Antes de que se conozca la noticia de su deceso, el magistrado le dijo a Tiempo Judicial que “una comunidad uniendo sus esfuerzos puede lograr todo”.
La historia de Natalia
Natalia tiene 40 años, 8 hijos que van desde los 21 hasta los tres años de edad y una nieta. Ella vivió durante 18 años con su agresor, en una casa en la localidad de Quequén, vivienda que su ex había heredado y de la cual era el único propietario. Se trata de un ex policía 10 años mayor, alcohólico y padre de 7 de sus hijos. “Me tenía siempre amenazada y yo le tenía mucho miedo, sabe manipular a la gente”, recuerdó sobre esa época.
“Yo lo había denunciado muchas veces, pero siempre me buscaba. Me envolvía, prometía que iba a cambiar, que iba a dejar la bebida, que iba a ser mejor, que me iba a tratar mejor. Todas las noches era cosa de no dormir, siempre estaba con miedo”, explicó a este medio.
Asimismo, completó: “Usaba a mis hijos, los hacía poner mal para que yo volviera. Nunca supe si volvía por miedo, o por costumbre, pero sé que muchas veces lo hacía porque no teníamos donde ir”
A medida que pasó el tiempo su salud se vio afectada, al igual que la de sus hijos y el rendimiento escolar. El punto de quiebre fue cuando la amenazó con una escopeta, sus hijos fueron los que lo frenaron y se la quitaron. Ella decidió que ya no podía seguir en ese lugar, y luego de que la policía lo detuvo tras la denuncia, entre varias que realizó, comenzó con otro problema: ubicar un lugar donde vivir.
Actualmente alquila una casa pequeña y entre sus planes está poder construir un lugar propio. A pesar de todo el sufrimiento que atravesó, Natalia pudo encontrar esperanza en la solidaridad de los vecinos que integran la ONG “Efecto Mariposa” .
La Justicia
En cuanto a la causa, el fiscal que estuvo a cargo del caso, Marcos Bendersky, afirmó en diálogo con Tiempo Judicial que el hecho fue “realmente grave, ya que la ex pareja llegó alcoholizada, la amenazó, fue a buscar un arma de fabricación casera –conocida como arma tumbera- e intentó gatillar, pero por suerte fue reducido por los hijos”.
Además, recordó que la víctima estaba “muy shockeada, estaba también muy preocupada por los hijos”. En ese momento se logró la detención y la causa fue elevada a juicio y desde la fiscalía se negaron a todas las medidas conciliadoras. De hecho, una de las discusiones fue cuando el defensor quiso cambiar la calificación y la fiscalía se negó advirtiendo que “no correspondía”.
Para el juicio fue pactado un “juicio abreviado” y la sentencia fue de 3 años de prisión de efectivo cumplimiento. El defensor pidió la excarcelación y aunque existió una oposición desde la fiscalía, el Juez hizo lugar y fue excarcelado. Aun así, Bendersky resaltó que en su experiencia fue la primera condena que logró de “efectivo cumplimiento”.
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