La vicepresidenta de la Corte Suprema fue la primera mujer en acceder al Máximo Tribunal en democracia, lo hizo en 2004. Pese a que brinda pocas entrevistas, Tiempo Judicial pudo acceder a hablar con ella y nos atendió muy cordialmente. Su historia y su pasión por la justicia, los derechos de la mujer con el énfasis puesto en la visibilidad de la cuestión de género, la influencia de la política en la justicia, así como aspectos sobre su vida personal alejada de los expedientes son algunos de las aristas de este excelente reportaje.
¿Cuáles fueron las motivaciones personales y profesionales que la llevaron a Usted a iniciarse en la carrera judicial?
Fue una aspiración que está relacionada con la justicia. Inclusive, en cuanto me recibí, empecé a trabajar en la profesión y no en el Poder Judicial. Por eso, recién entré como defensora de incapaces y ausentes cuando ya había adquirido cierta experiencia. Mi familia pensaba, por hablar yo inglés, que más bien sería traductora. Tanto es así que junto con Derecho avancé en el profesorado de inglés. Hice el secundario en el colegio Lenguas Vivas y allí comencé el profesorado al mismo tiempo que el ingreso a la facultad. Debo decir que el Derecho me apasionó a tal punto que, casi enseguida, dejé el profesorado. Mi vocación estaba en esto.
¿Qué le apasiona más de su profesión y cuál fue el juicio más importante en el que le tocó intervenir?
El ejercicio de la vicepresidencia del Tribunal implica un gran honor. A veces me conmueven las muestras de reconocimiento recibidas por parte de la comunidad en su conjunto, y las mujeres en particular. A su vez, tener la posibilidad de mejorar la realidad cotidiana de la gente, me da una gran satisfacción, tal como la situación de un jubilado, cuando se decide que su haber debe ser actualizado, la toma de decisiones en cuanto mejoran la vida de las comunidades de los pueblos originarios o la concerniente a la de los ciudadanos, en particular los chicos, que viven en los alrededores del Riachuelo y padecen de una contaminación ambiental severa con daño a su salud y a su calidad de vida, el acceso a justicia de las víctimas de violencia doméstica, el otorgamiento de una vivienda digna a un niño discapacitado, por dar algún ejemplo de los casos que tenemos que tratar y decidir cotidianamente en la Corte. Es reconfortante, cuando se siente que se hizo justicia: esto es darle a cada uno lo que le corresponde y configura un mínimo intento de colocar a los argentinos en mayor pie de igualdad.
¿Qué piensa de la relación de la política con la justicia?
Nuestro diseño constitucional dispone un Estado dividido en tres ramas: Ejecutiva, Legislativa y Judicial, que debe equilibrarse permanentemente en un sistema de pesos y contrapesos. Las relaciones institucionales deben ser armónicas y, al mismo tiempo, cumplir su función constitucional. De tal manera, al Poder Judicial le corresponde el control de los otros dos cuando se trata de constitucionalidad de sus actos. Esta es una alta función política que no siempre deja “contentos” a otros, pero normalmente el control de los actos de gobierno es aceptado y adecuadamente cumplimentado.
Por otro lado, la Corte Suprema, justamente como uno de los poderes del país, tiene sus propias Políticas de Estado. En las Conferencias Nacionales de Jueces —junto con todos los poderes judiciales nacional, federales y provinciales—, se planifican las futuras acciones en materia de acceso a justicia, transparencia, independencia, gestión, relaciones con la prensa, políticas de género, etc. Es decir que la política es propia del Poder Judicial y la Corte, junto con los restantes magistrados de nuestro vasto territorio y encabezándolos, lleva a cabo permanentemente hacia adentro y hacia afuera, en cumplimiento de una alta misión de fortalecimiento institucional.
El rol de la Mujer en la justicia
¿Cumplió primero sus metas profesionales o llevó de la mano su profesión con el rol de madre, se puede sobrellevar ese rol con una profesión tan demandante?
Al tener dos hijos, uno ingeniero y otra hija abogada, compatibilizar ambos roles ha sido una tarea compleja, pero no imposible y que traté de ir ejerciendo conjuntamente. Afortunadamente, los resultados han sido muy buenos. Es necesario también contar con un entorno familiar que colabore con las tareas de cuidado porque con este tipo de trabajo, se pasan muchas horas fuera de casa. Mi marido y los abuelos, en su momento, han sido muy importantes.
¿Su vida personal y su condición de mujer tienen alguna incidencia en sus decisiones profesionales?
Entiendo que un buen juez al momento de fallar debe despojarse de sus prejuicios, esto es hacerlo conforme al sistema normativo y según su sana crítica, tomando en consideración las restantes fuentes del derecho y sin olvidar la equidad. La vida personal no debe influir directamente en quien imparte justicia. En mi caso, siempre he separado mi vida personal de la laboral y aunque ha sido difícil compatibilizar ambas creo que logré un cierto equilibrio.
Todas las personas evolucionan con el paso del tiempo al igual que sus convicciones y uno es quien es con toda su experiencia de vida. Trato de que mi vida personal no incida al momento de tomar una decisión en un expediente judicial.
En cuanto, específicamente a mi posición de mujer, puedo decir que la sola presencia de mujeres en puestos importantes del Estado no resulta suficiente para poner en evidencia las especiales situaciones de vulnerabilidad en que se encuentran algunas mujeres. Es necesario que las mujeres que accedan a esos espacios estén en condiciones de identificar el diferente impacto que pueden tener las políticas que se implementan. Las mujeres pueden imprimir su sello personal a ese espacio, pero en la medida en que ese lugar de privilegio que ocupan no sirva para mejorar la situación de otras mujeres que están en condiciones menos privilegiadas, no puede calificarse como alentador ese número de mujeres en cargos de trascendencia.
De su incorporación y la de la Dra. Argibay han surgido numerosas iniciativas desde la Corte Suprema relacionadas con los derechos de la mujer, ¿cuál es el balance al respecto? ¿Hay una mayor valoración hoy del papel y de los derechos de la mujer en la justicia?
En realidad, la situación de la mujer no cambió demasiado, lo que sí ahora está surgiendo, observo, es una mayor visibilidad en los temas vinculados con las mujeres pero, lamentablemente, aún relacionándolos con "temas de mujeres" y tenemos que entender que son temas de todos. Es importante destacar que si bien esta CSJN está preocupada por los asuntos que afectan a grupos en especial situación de vulnerabilidad, lo cierto es que la creación de la Oficina de Violencia Doméstica y las capacitaciones a magistrados y funcionarios en cuestiones de género que está impulsando la Dra. Carmen Argibay desde la Oficina de la Mujer, está siendo un gran primer paso en aras de concientizar e intentar colocar en su lugar los derechos de las mujeres.
La palabra que definiría el cambio sería VISIBILIDAD y lo que hace eso es que se empiece a hablar del tema, lo cual es un comienzo para mejorar tanto la atención de las mujeres como usuarias del servicio de justicia, como la situación de las mujeres dentro del propio Poder Judicial. Además, se advierte claramente que comienza el cambio cultural a través de un nuevo discurso de los medios de comunicación.
¿Cómo ve Usted el rol de las mujeres en el Poder Judicial?
En el Poder Judicial argentino hay buenas señales, sin embargo las estadísticas son claras: a los puestos de jerarquía llegan pocas mujeres. En mi caso, fui la primera mujer en asumir una judicatura en la Corte Suprema de Justicia de la Nación en democracia. En nuestro Poder Judicial si bien las mujeres son mayoría en casi todos los ámbitos que lo componen, a medida que se asciende en los puestos de máxima autoridad, el número de mujeres desciende significativamente. El Estado tiene que generar nuevas culturas organizacionales con prácticas más acorde a las necesidades de las familias.
Oficina de Violencia Doméstica
En la Corte Suprema desde hace muchos años estamos trabajando en el acceso a justicia para víctimas de violencia doméstica. La OVD está abierta las 24 horas del día durante los 365 días del año, y atiende a todos, hombres y mujeres. Es el único caso en el mundo en que una corte nacional crea un organismo de estas características. Ello se debió, principalmente, a la inacción de otros poderes en materia de violencia doméstica y a la imperiosa necesidad de cumplir con tratados internacionales que tutelan los derechos de los vulnerables y forman parte de nuestro ordenamiento jurídico interno. Cuenta con un plantel de profesionales compuesto por médicos, abogados, asistentes sociales y psicólogos, todos seleccionados mediante una rigurosa convocatoria pública, y una maestra jardinera que se hace cargo de los niños cuando sus madres están siendo atendidas. Hasta el momento, el modelo de la Oficina de Violencia Doméstica se ha replicado en tres provincias argentinas. Hay países latinoamericanos muy interesados en adoptar este modelo e inclusive nos han consultado desde la India.
¿Cómo funciona y cuáles son los objetivos de la Oficina de la Mujer?
A cargo de mi colega la ministra Carmen Argibay, uno de sus objetivos consiste en analizar la situación de la mujer en el Poder Judicial detectando cuáles son los obstáculos para su desarrollo y ascenso a cargos con poder de decisión. En la actualidad, la Oficina de la Mujer continúa llevando a cabo un plan de sensibilización a nivel nacional para la utilización de la perspectiva de género en todas las actividades del Poder Judicial. Para ello, se realizaron talleres de sensibilización en la sede de la Corte y luego en todo el país. También, junto con el Ministerio Público Fiscal, talleres específicos acerca de otro tema, en el que la CSJN está muy interesada, que es el flagelo mundial de la trata de personas.
¿Cómo ven el rol de la mujer en el mundo?
Cada año soy invitada, junto con mujeres juezas y otras mujeres líderes de todo el mundo, por Avon Global Center For Women and Justice at Cornell Law School, en razón de mi calidad de miembro del comité consultivo, para intercambiar ideas sobre cómo promover la justicia para las mujeres a nivel mundial. Allí disertamos sobre la situación de la mujer en sus diversos aspectos de vulnerabilidad, por ejemplo frente a conflictos bélicos, o en nuestro caso, la violación de los derechos humanos de la mujer durante la dictadura militar, para citar algún ejemplo. Se muestran realmente muy sorprendidos que una Corte tenga a su cargo una Oficina de Violencia Doméstica, que de por sí, cómo habrán notado no es sencillo. Justamente, puestas las miras especialmente en esta tarea, recibí el Premio a los Derechos Humanos de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas en la reunión de Corea llevada a cabo en el año 2010. En síntesis, como se puede advertir, en la Corte estamos realizando una tarea profundamente transformadora respecto de las mujeres, que comprende diversos ámbitos de actuación.
Una pregunta como persona y no como jueza, ¿Qué hobbies la relajan aparte de la vida judicial?
Natación, tanto en la pileta como en el mar, jugar con mis cuatro nietos, leer novelas principalmente en inglés —con la traducción se pierde mucho del autor— y ver películas policiales y de suspenso.
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