Abogadas, psicólogas, usuarias y usuarios de las redes sociales protestaron y alertaron sobre la gravedad de los dichos del participante del reality de Gran Hermano, Agustín “Frodo” Guardis, frente a sus compañeros Marcos, el “Conejo” y Maxi al contar que guarda fotos íntimas de mujeres con el fin de extorsionarlas: “Si se mandan algún moco, yo empiezo a subir todo. Por suerte yo tengo guardado todo en el Drive, así que si se mandan algún moco saco la carpetita y empiezo. Debo tener 25 ó 30 fotos de las minas que me mandaron, en una carpetita”.

La difusión no consentida de fotos íntimas o la mal llamada “pornovenganza” es una de las formas de violencia de género en el ámbito virtual más frecuente. Si bien no se encuentra específicamente legislada en Argentina, algunas de sus modalidades anexas pueden configurar un delito de amenazas o extorsión, pero aún no representa un delito por sí mismo. En cambio, sí representa una falta contravencional en algunas jurisdicciones, como la Ciudad de Buenos Aires.

Actualmente, la legislación en Argentina cuenta con blancos legales que permiten que las agresiones y discriminaciones hacia las mujeres y disidencias se perpetúen en el campo de Internet sin penalidades pero cuyas consecuencias se reflejan en el mundo material.

Por esto, existen dos proyectos de ley en el Congreso nacional a fin de tipificarlas como delito: la “Ley Olimpia”, que busca incorporar a la violencia digital en ley 26.485 de Protección Integral a las Mujeres para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia. Y la “Ley Belén” que propone que la difusión no consentida de imágenes y videos se tipifique como delito a través de reformar el Código Penal.

Igualmente, sobre esto, la abogada especialista en Derecho Informático, Marina Benítez Demtschenko, indicó que la vía penal no es siempre la única vía por la cual pueden tomarse medidas, e insta abordar los casos provenientes del programa de televisión en cuestión desde la vía civil: “No apelemos siempre a la vía penal como la única respuesta. En este caso particular, es más procedente la vía civil a través de una acción preventiva de daños o una cautelar de prohibición de exhibición del material".

La responsabilidad de la producción de GH

Agustín ha tenido numerosas declaraciones de índole machista de gravedad que cultivan la llamada “cultura de la violación” o “del no consentimiento”, es decir, de la naturalización de la hipersexualización y cosificación de las mujeres que inhabilita su consentimiento. Por ejemplo, el participante, siempre en un entorno de varones que legitiman este discurso a través del consenso o el silencio, había dicho: “Uy, si viene Lali… ¡Sabés qué! Le hago levantar el dedo aunque no quiera”, refiriéndose a una regla de la casa que obliga a levantar los pulgares a cámara en el momento previo a tener relaciones sexuales para “dar consentimiento”.

También ha dicho: “Siento que con un poquito de escabio o de apriete, sabés cómo afloja”, haciendo alusión a Julieta Poggio, otra participante del reality por la que Agustín muestra interés sexual.

Guardis no sólo realiza constantemente comentarios machistas y sexistas, sino que sus actitudes incomodan a las mujeres de la casa, especialmente a Julieta e, incluso, a algunos de sus compañeros varones con quienes comparten habitación al realizar actos masturbatorios frente a ellos.

El “pacto de caballeros” entre varones dentro de la casa puede o no ser parte de sus estrategias de juego pero, ¿la producción de Gran Hermano no debería romper con ese pacto de silencio y atender a sus compromisos comunicacionales?

La interrogante sobre cómo actuar frente situaciones como las que Agustín y otros participantes plantean dentro de la casa que reúne en promedio 20 puntos de raiting cada noche excede al sistema judicial ya que podría producirse alguna sanción desde el ámbito privado. Tal es el caso de “Alfa”, quien fue multado por la producción tras acosar a “Coti” enviándolo directamente a placa. También la verbalización de la sanción o la visibilización del hecho podría ser una opción que la producción deja pasar, y que sólo atienden las panelistas mujeres del programa.

Nuevamente, mayor cantidad de mujeres con conciencia de género hacen falta en cargos de toma de decisiones. Sin ir más lejos, Julieta contó a sus compañeros/as que un hombre detrás de los espejos de la casa la grababa con un celular (lo cual está prohibido) y que, tras ella advertirlo, él gestualizó un beso. Las redes sociales hicieron eco de las palabras de la participante y denunciaron que Pluto TV cortaba la transmisión cada vez que ella contaba este episodio. Igualmente, el hecho logró trascender en Twitter hasta que se convirtió en viral. La producción de Gran Hermano debió echarlo.

Hombres dentro y fuera de la casa cumplen con su “pacto de caballeros”, visibilizarlo ante tantos/as espectadores/as es también justicia social.

*Si sos víctima de violencia de género, podés hacer la denuncia a la línea gratuita 144 y/o solicitar medidas de protección de la ley 26.485.