El ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez recibió su 12ª condena a prisión perpetua por sus responsabilidades sobre lo sucedido en el campo de concentración y exterminio de La Perla, en un proceso que juzgó a 42 genocidas entre los que se destacan el ex carapintada Ernesto Barrerio y Héctor Pedro Vergez.
La lectura de la sentencia del Tribunal Oral Federal Nº1 (TOF 1) de Córdoba fue seguida en las puertas de los tribunales de la capital de Córdoba por una multitud, que respaldo sin miramientos los juicio por delitos de lesa humanidad y envió un mensaje al poder político, en una semana donde el presidente Mauricio Macri calificó de "guerra sucia" al terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar.
Dos horas de lectura dieron un drástico veredicto para el cabecilla de banda que usurpó el Estado en Córdoba para perpetrar la más feroz cadena de crímenes que se recuerda en la provincia. Con ojos siniestros casi escondidos sobre sus pesados párpados de 84 años de edad, Luciano Benjamín Menéndez escuchó imperturbable las palabras del presidente del tribunal, Jaime Díaz Garvier, para luego retirarse condenado por en un juicio que sumó 716 víctimas, de las cuales 376 están desaparecidas.
Básicamente se juzgaron hechos ocurridos en el centro de detención La Perla, un cuartel militar ubicado en la ruta que une Córdoba con Villa Carlos Paz por donde se estima que pasaron alrededor de 2000 secuestrados y que solo cuenta con un puñado de sobrevivientes. Pero el proceso estableció claramente como funcionó todo el circuito represivo cordobés.
Se trató de un juicio que conjugó cifras abrumadoras –tres años y ochos meses de audiencias y 581testigos- con novedades jurisprudenciales como que se consideraran delitos de lesa humanidad a aquellos cometidos con anterioridad al golpe de Estado de 1976 por las bandas paramilitares y parapoliciales que actuaron en Córdoba.
Díaz Gavier destacó al completar el fallo la “significación histórica del juico por la carga dramática de los hechos juzgados y la complejidad del proceso”. El magistrado señaló a los testimonios de los sobrevivientes, que calificó de concluyentes, como la carga probatoria más destacada, seguido por el material documental.
Junto con las querellas, los testigos llevaron en sus espaldas el mérito y la responsabilidad de sostener las causas durante años de impunidad, relatando una y otra vez los hechos sufridos hace ya 40 años. Su protagonismo configura no sólo un aporte fundamental para que los jueces lleguen a sentencia cierta, sino también a la memoria histórica colectiva.
Entre los 42 condenados se destacan caracterizados torturadores de La Perla como Ernesto Barreiro, conocido como mayor cuando motorizó el levantamiento de Semana Santa en Córdoba en 1987, obtuvo su primera prisión perpetua por 548 secuestros, 532 torturas, 264 homicidios, entre otros delitos; o el ex capitán Héctor Pedro Vergez sumó 137 desapariciones de personas, incluido un menor, 38 asesinatos, 194 aplicaciones de tormentos y 69 privaciones ilegítimas de la libertad.
Durante las audiencias, los testimonios versaron sobre la metodología de los secuestros, las aplicaciones de torturas, el robo de bienes, las complicidades de las empresas donde fueron eliminadas comisiones internas de delegados completas, el robo de menores y los fusilamientos masivos de los prisioneros, trasladados a sitios alejados dentro del predio de La Perla para su ejecución, en camiones denominados con mofa por los mismos represores ‘Menéndez Benz’, en referencia al ex general condenado.
El juicio también agregó como elemento novedoso que los delitos sexuales cometidos en el marco del terrorismo de Estado son de lesa humanidad. A su vez, el tribunal estableció que el nieto de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba, Sonia Torres, es un desaparecido y que por lo tanto el robo de su identidad se mantiene como delito permanente hasta que finalice, cuando sea encontrado y su identidad restituida.
Por su parte, el ministerio público fiscal consideró que las condenas fueron satisfactorias en relación a lo pedido y destacó que las cinco absoluciones que también hubo expresan la limpieza de todo el proceso judicial, extraño de toda venganza y sólo supeditado al estado de derecho que rige en nuestro país, donde los acusados ejercieron plenamente su derecho a la defensa.
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