El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°8 condenó, este martes, al ex juez de instrucción Remigio González Moreno, a la pena de cuatro años y medio de prisión, tras encontrarlo responsable del delito de lesiones graves agravadas por el vínculo y por violencia de género. 

 

El ex juez penal Remigio González Moreno se alejó de la función en los noventa en medio de un escándalo de presunta corrupción a directivos de una empresa telefónica, y esta semana fue condenado tras una investigación judicial acusado por un caso de violencia de género contra su mujer, Silvia Cianchi quien "fue víctima de violencia física, psicológica, económica y simbólica a manos del inculpado" y, según el fallo, la principal testigo de esa situación fue su propia hija.

 

El juicio se inició el 28 de mayo y a lo largo de las audiencias declararon, además de la víctima, su hija, un médico legal, un médico perito de parte, tres testigos del imputado, una amiga de la víctima y el administrador del edificio en el que convivía la pareja. A su vez, también declaró otro médico que intervino en el informe de la junta médica y el encargado del edificio.

 

Según la fiscalía interviniente, el ex juez fue condenado por haberle propiciado un golpe de puño en el mentón a su entonces pareja, que le ocasionó heridas cortantes en labio inferior y cuero cabelludo al golpear su cabeza contra la pared.

 

 

Marcha en Rosario - Santa Fe

En esa línea, describió la existencia de maltrato psicológico a lo largo de la relación. Finalmente la representante del Ministerio Público Fiscal tuvo en cuenta el tipo de lesiones que recibió la víctima, que le demandaron una recuperación de más de seis meses.

 

Asimismo, consideró que las lesiones graves debían ser en este caso agravadas precisamente por el vínculo de ex pareja, y que la razón de ello respondía al abuso de confianza del que se aprovecha el imputado por el conocimiento que tiene de las esferas más íntimas de la vida de la víctima (sitios frecuentados, lugar de trabajo, hábitos, relaciones familiares), como así también de su personalidad. "También se entendió configurada la agravante por violencia de género”, describió la representante del Ministerio Público Fiscal.

 

“Para mensurar la pena, entre otras cuestiones, se valoró la alta dosis de violencia empleada y la extensión del daño, dado que las consecuencias del hecho no solo fueron las lesiones físicas sino también el daño psíquico posterior al hecho”, añadió la fiscal.

 

La Sala I de la Cámara de Apelaciones en su fallo explicó en detalla la violencia ejercida por el magistrado ante la mujer. Especificó que el hecho por el que será juzgado ocurrió el 28 de septiembre de 2015, aproximadamente a las 23.30 horas, en el domicilio en el que ambos vivían cuando González Moreno "la increpó y la insultó porque había hecho algo que le había molestado'.

 

Luego "le dio un golpe de puño en el mentón que le ocasionó heridas cortantes en labio inferior y cuero cabelludo al golpear su cabeza contra la pared, que demandaron suturas y que alteraron la armonía de su rostro". En la agresión, la mujer perdió tres dientes y el tiempo de recuperación quirúrgica se estimó en seis meses.

 

El caso

 

El juez Javier Anzoátegui tuvo por probado que el hecho ocurrió el 28 de septiembre de 2015, cuando el ex magistrado ingresó al departamento que compartían, ubicado en el barrio porteño de Recoleta.

 

El ataque, además de las lesiones mencionadas, le produjo a la víctima traumatismo y estado de confusión, la pérdida de una pieza dental y el desplazamiento de otras dos que terminó perdiendo días más tarde. Inmediatamente después, el imputado le dijo “te sacaría todos los dientes que te quedan” y se retiró de la vivienda. Al recobrar el conocimiento, llamó gritando a su hija, que dormía en su cuarto, y quien la ayudó a ir al Hospital.

 

En su declaración, la víctima relató que el hombre solía referirse a ella como “basurita” y “porquería” y discutían todo el tiempo. Añadió que a veces la golpeaba con la mano abierta y le hacía doler, pero cuando se quejaba, él le decía que era un “chiste” y que ella “no entendía”.

 

En otra trama de la escena de terror, el juicio arrojó otros testimonio de la víctima que Agregó que le exigía que tuviera una rutina en la que él marcaba, los horarios de dormir y de comer, le impedía hablar en público hasta el punto de prohibirle que le recomendara comprar algún producto en el supermercado frente a otras personas.

 

La aisló de sus amigos y de todos sus conocidos y le prohibía salir sin él. La mujer manifestó que González Moreno le infundía temor y que su vida se alteró. Trabajaba en tensión, nerviosa y siempre intentando calmarlo.

 

Finalmente, refirió que el hombre le bajaba la autoestima constantemente con comentarios denigrantes y le hacía sentir vergüenza. Señaló que en la calle y con otras personas, él es un persona normal y agradable -“el que lo ve, no se da cuenta”-, pero con ella y con su hija era agresivo. Al realizar la denuncia, la mujer admitió que temía que el acusado tratara de vengarse.