Ante un hecho delictivo ya es habitual el allanamiento de todos los dispositivos tecnológicos que se encuentren en la escena, sobre todo por la información que se puede obtener de ellos. Pero ¿cuán factible es desbloquear un teléfono celular o desencriptar la información que contiene? Aquí, la palabra de un especialista.

Hoy en día es imposible que nuestra vida no esté mediada por un dispositivo tecnológico, y el teléfono celular es el elegido por excelencia. Por eso, cuando ocurre un hecho delictivo o en el cual toma acción la Justicia su allanamiento es imprescindible. Y esto es así por el potencial valor que puede llegar a tener la información que contenga. Pero ¿cuán posible es desbloquear un teléfono celular? ¿Cuán factible es desencriptar su información?

Como peritos informáticos forenses muchas veces nos encontramos con un sinnúmero de barreras para poder lograrlo. A pesar de lo que se cree, el mundo de los teléfonos celulares es bastante complicado ya que las mismas empresas trabajan exhaustivamente para que los dispositivos sean cada vez más seguros y menos posible de acceder a los datos. Muchos de los teléfonos se encuentran encriptados.

Dependiendo de la marca y el modelo del teléfono, es posible que, con la simple configuración de una clave, ya se encripte. En otros casos, hay que solicitarlo expresamente y al poner un patrón o clave de acceso ya los estamos encriptando. Sin ese patrón o clave no se puede acceder a los datos del dispositivo o a la información que contiene.

Si bien hay métodos para saltear la clave o desactivar la solicitud, y así acceder a la información, va a depender del celular y la configuración que se tenga delante. También, existen otros métodos para acceder a ella como por ejemplo al conectarse en forma directa a la memoria del teléfono y así obtener la información que allí haya; pero, si esa memoria está encriptada se obtendrán datos encriptados con lo cual se necesitará una clave para poder desencriptarlos. Siempre que no se cuente con la clave, la desencriptación se va a dificultar.

¿En qué consiste la encriptación?

Se trata de mezclar toda la información que contiene el dispositivo para que no pueda ser leída, no es legible. Para esto se necesita una clave de acceso o que permita leer esa información. Si no tenemos ese código o herramienta para poder descifrar ese mensaje (esa mezcla de palabras y letras) no es posible acceder a la información. En todo caso se podrá leer la memoria interna del teléfono, pero no la información que tenga, como pueden ser chats, correos electrónicos, etc.

Dependerá del modelo, marca o gama del dispositivo el poder, o no, “romper” ese patrón. Lo cierto es que en nuestro país hay teléfonos que no es posible desbloquear, no se puede romper esa barrera del encriptado o de la clave. En otras palabras, no se cuenta con la tecnología para poder hacerlo.

El hecho de que los teléfonos sean cada vez más seguros y sofisticados dificulta la labor del perito informático en el desbloqueo del dispositivo ante un hecho judicial. Es una carrera contra el tiempo, porque cuando se logra romper esa seguridad el fabricante ya está buscando la manera de solucionar ese acceso con una versión más actualizada, y así sucesivamente. En definitiva, cuanto más actualizada sea la versión del sistema operativo menos posible es el desbloqueo.

Actualmente, las herramientas más avanzadas del mercado para acceder a los teléfonos con tecnologías más superiores no están accesibles para las fuerzas de la ley que llevan a cabo esta tarea. Mas allá del método que se pueda utilizar, tienen una encriptación y un bloqueo muy superior que no es posible “romper”.

Si bien hay empresas que ofrecen el desbloqueo de teléfonos, se trata servicios privados cuya información no puede ser entregada a la Justicia. Si bien garantiza la cadena de custodia queda por fuera del ámbito judicial y no se puede utilizar para tal fin.

Por eso, no poder desencriptar la información de un teléfono celular es más común de lo que se cree. Los peritos informáticos forenses utilizan todas las herramientas y métodos disponibles, pero en algunos casos pueden lograrlo y en otros no. Para ser exactos, la desencriptación se puede hacer, pero el tiempo que llevaría hacerlo es incalculable, quizás años.

Por eso, si bien la tecnología mucho ha aportado a la Justicia para el esclarecimiento de delitos, muchas veces dificulta el camino para seguir avanzando en las investigaciones. Tanto es lo que favorece como lo que perjudica, ya que todo lo que pueda tener valor como prueba en un acto o hecho delictivo tiene que estar validado judicialmente.

Por el Ing. Pablo Rodríguez Romeo (MP 49452 - MN 5117) – Perito Informático Forense, especialista en Seguridad - Socio del Estudio CySI de Informática Forense – www.cysi.com.ar