A 19 años del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán sólo fueron condenados los autores materiales. Aquel día la represión fue brutal, cerca de ochenta personas fueron heridas y treinta de ellas con balas de plomo. El operativo policial fue dirigido por los gobiernos de la Nación y de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo el sistema judicial no avanzó en la investigación de las responsabilidades de los funcionarios políticos ni de los jefes policiales que tuvieron a su cargo la represión en 2002.

Maxi y Darío fueron asesinados a manos del entonces comisario bonaerense Alfredo Fanchiotti y el ex cabo Alejandro Acosta en el hall de la estación Avellaneda, hoy renombrada "Darío Santillán y Maximiliano Kosteki". Fanchiotti y Acosta fueron condenados a prisión perpetua en 2006. La "Masacre de Avellaneda", tal y como se la recuerda, ocurrió mientras el presidente de la Nación era Eduardo Duhalde y en la provincia gobernaba Felipe Solá, actual Ministro de Relaciones Exteriores y Culto.

"Socialmente todos sabemos quien fue quien el 2002" dice Mara Kosteki, en diálogo con Tiempo Judicial, sobre las responsabilidades políticas de aquella represión y asesinatos. Es que para la hermana de Maxi, a tantos años de los hechos y aunque el reclamo de Justicia es constante muchas veces piensa que "no va a haber" porque aunque "sabemos quiénes son los responsables políticos" estos "no son honestos, no es gente buena, piensan en seguir enriqueciéndose y seguir manejándose como mafiosos, desaparecer gente y seguir mandando a matar gente".

La lucha por estos días se encuentra en intentar la reapertura del expediente provincial sobre las responsabilidades políticas. "La re apertura del expediente implica poder llevar adelante la búsqueda de Justicia completa, no solo quienes fueron los autores materiales tienen que ser condenados, sino también los autores intelectuales", dice Paula Alvarado, abogada de Mara.

"En esa búsqueda de Justicia y en búsqueda del derecho a la verdad el desarchivo tiene por finalidad continuar con la  investigación y ver en el banquillo de los acusados a quienes tuvieron la responsabilidad sobre los hechos", explica Alvarado. Y Mara concluye: "A nivel político yo creo que gran parte de la sociedad saben muy bien quién es Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf, Felipe Solá. Saben muy bien quien cada personaje".

Las responsabilidades políticas

La complejidad de la causa es tal que a la causa en la que se condenó a los autores materiales hay que agregarle dos causas más, una federal y otra provincial. Para entender el entramado judicial hay en la justicia de Lomas de Zamora dos causas, una contra los policías, en la que resultaron condenados Fanchiotti y Acosta y otra contra las autoridades políticas de provincia, en la que se investiga a Felipe Solá y Luis Genoud.

El 26 de abril pasado, Leonardo y Alberto Santillán, hermano y padre de Darío, junto con Mara Kosteki, volvieron a la Justicia de Lomas de Zamora (Juzgado de Garantías N°5) para pedir ser tenidos como particular damnificados en la causa donde se investigan una parte de las responsabilidades políticas de los asesinatos, la que le cabe al ex gobernador Solá y a quien entonces era ministro de seguridad de la Provincia y actualmente es juez de la Suprema Corte provincial, Luis Genoud. Es que la causa fue iniciada en 2005 por Mabel Ruiz,  madre de Maxi.

Alvarado es la abogada que realizó estas presentaciones y contó que pidieron una audiencia pero que fue denegada porque la causa se encuentra archivada y enviada al archivo general. En mayo se presentaron de nuevo en el Juzgado. "La causa en principio se encuentra archivada pero las partes no fueron notificadas", dice la abogada que recuerda que presentaron en el expediente "un discurso que realizó Felipe Solá en aquellos años en la Cámara de Diputados donde prácticamente reconoce la responsabilidad de cuando uno es gobernador y los agentes de la policía".

"Fuimos a la Fiscalía de Delitos económicos y violencia institucional, solicitamos el expediente. Manifestaron que se encontraba en el Archivo General de la provincia. La Fiscalía solicito la orden de desarchivo y tomamos vista del expediente. Realmente nos sorprende que la Jueza resuelva sin saber lo que se encuentra en el expediente. Pero entendemos que la Justicia calla muchas veces cuando tiene incumbencias estales", cuenta Alvarado.

Leonardo y Alberto Santillán, hermano y padre de Darío, junto con Mara Kosteki, se presentaron en el Juzgado de Garantías N°5 de Lomas para pedir ser tenidos como particular damnificados.

Hay que recordar que en 2004 por resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación la investigación acerca de la responsabilidad penal de las autoridades políticas fue dividida. En la causa que se encuentra en Comodoro Py que tuvo un sin fin de problemas y hasta fue archivada. En 2014 se logró el desarchivo de la causa federal y avanzar en la investigación en dos ramas, una que tiene que ver con la coordinación de acciones represivas entre provincia y nación, a partir de la intervención de fuerzas de ambos gobiernos y la colaboración de prefectura con la bonaerense en la represión en territorio de Avellaneda; y la otra que relaciona a Fanchiotti con la entonces SIDE.

La causa federal tiene como imputados al ex canciller Carlos Ruckauf, al ex presidente Eduardo Duhalde y al ex secretario de seguridad Juan José Álvarez. Ninguno fue llamado a prestar declaración indagatoria.

Perseguir y matar por la espalda

Por aquellos años, se había ordenado que se impidiera el corte del Puente Pueyrredón, uno de los accesos a la Capital Federal. Las fuerzas de seguridad hicieron un cordón policial para impedir el avance de las organizaciones políticas y sociales, la mayoría compuesta por trabajadores y trabajadoras desocupados, que se manifestaban en el lugar. En la causa, y en el juicio oral, se probó que Fanchiotti y Acosta “sobrepasaron la línea policial colocándose delante de la misma y dispararon sus escopetas con la finalidad de dar muerte a los manifestantes, que corrían dándoles las espaldas, obrando así sin riesgo y sobre seguro”.

Los disparos rompieron la manifestación en varios grupos. Uno de los más numerosos corrió por la avenida Mitre hasta Pavón hacia el sur, hacia la estación Avellaneda. Allí, los manifestantes podrían encontrar algún refugio, una vía de escape. Fanchiotti fue tras ellos, con el arma en la mano junto con Acosta. Cerca de la estación le dispararon a Maxi que logró entrar al hall. Ya se encontraba muy mal herido. Detrás llegó Darío que frenó para ayudarlo aunque los esfuerzos ya eran imposibles, Maxi tenía un tiro en el pecho.

Detrás de Darío llegó Fanchiotti y varios policías más entre los que estaba Acosta. Darío atinó a levantar la mano y se paró. Acosta, con una escopeta, le disparó por la espalda. Franchioti y Acosta, fueron condenados a prisión por los asesinatos pero también por ocho tentativas de homicidio. Era claro, fueron a matar.

“El Estado fue incapaz una vez más no ya de la básica preservación de los bienes públicos y de los particulares, sino de evitar que se alargue la mano homicida para cobrarse dos víctimas en un desenlace totalmente evitable. Así pues una estrategia de legitimación del uso de la coerción en forma indiscriminada se enseñoreó de la voluntad y decisión del agente activo”, escribieron en la sentencia de 2006 los jueces. Pero hoy, a 19 años de la represión y los asesinatos, los responsables políticos aún no fueron investigados debidamente.

El tren y el recuerdo

Cada vez que Mara se toma el tren Ezeiza/Bosques que pasa por la ex estación Avellaneda, renombrada "Estación Darío Santillán y Maximiliano Kosteki", ve su apellido. Los recuerdos brotan nuevamente: "el dolor siempre está, nunca pasa, uno va a recordar a ese hermano, al año siguiente perdí a mi mama, ausencias" dice, se detiene, piensa y sigue "ausencias que te marcan en el futuro".

A Maxi lo recuerda dibujando y escuchando música. "Si bien no vivo más en la casa, ni el barrio que compartí con mi hermano, tengo recuerdos de mi infancia y de su adolescencia. Tengo muchos dibujos de él en mi casa". Maxi Kosteki tenía 21 años cuando fue asesinado. "Tener una hija que empieza a preguntar también no me permite olvidar mi historia ni lo que pasó a mi hermano" dice Mara y concluye: "Yo sé muy bien donde estoy parada y cuales son mis ideales y mis objetivos. El reclamo siempre lo vamos a hacer".