Los integrantes de Víctimas por la Paz conformamos una agrupación de víctimas que, como decimos en nuestra declaración de principios: “tuvimos la posibilidad de convertir el dolor y la frustración en acciones positivas, rechazando la idea que el mejor modo de afrontar los conflictos se encuentre en el endurecimiento de la ley penal. Estamos convencidos de que la paz social se construye promoviendo la convivencia y la integración, y que el odio o el rencor solo profundizan la violencia”.
Hemos sufrido en carne propia, o en la de nuestros seres queridos, delitos de diversa gravedad. Tenemos una mirada diferente sobre los delitos y sobre lo que podemos hacer como víctimas sobre el entramado social, a la forma de responder con un enfoque restaurativo. Y podemos hacerle frente al consabido “sí, vos hablás porque no te pasó”. Nos pasó.
Sabiendo que el dolor, en muchos casos, es una instancia que nos acompañará toda la vida, nos preguntamos: “¿queremos vivir toda la vida con odio y con miedo o queremos transformar esos sentimientos en algo distinto y generar algo mejor para la convivencia en sociedad?”.
Nos hemos liberado del odio, del sentimiento de venganza, del “que se pudran en la cárcel”, del pedido de “mano dura”. Porque nada de eso contribuye a la creación de convivencia. La clave es entender que lo contrario a inseguridad no es seguridad, es convivencia. Queremos convivencia, la seguridad deriva de ella. La “mano dura”, lo único que ha demostrado es su ineficacia.
No hacemos ostentación de una posición moral de superioridad por ser víctimas, ni queremos ser ejemplo, ni tampoco pretender que una víctima es una heroína o un héroe. El dolor no es un manto de pureza. Nuestro objetivo es hacer de nuestra propia vida una construcción para la pacificación de la sociedad. Intentarserprotagonistas de nuestras propias vidasluego de padecido el delito. Suena difícil, pero con los pequeños gestos y las acciones que realizamos, vamos buscando reconstruirnos y, a su vez, vamos poniendo nuestro granito de arena en pos de la pacificación yde trabajarpor una sociedad,que deseamos,menos violenta.
En esta sociedad imperfecta, desigual, inequitativa, naturalmente se generan exclusiones, rencores, desconfianzas. Es una sociedad que produce otros con los que no nos identificamos. Es necesario entender que debemos convivir con todos y que hay que generar las condiciones para lograrlo. Solo entonces podremos aspirar a sentir cierta seguridad. Es un trabajo largo y difícil, que no se resuelve con, por poner ejemplos, penas más duras o bajar la edad de punibilidad, para nuestra mirada esas medidas solo llevan a escalar el conflicto social.
Nos parece importante el hacer, más allá de lo discursivo:acompañar a víctimas que se acercan a nuestro colectivo, difundir nuestra mirada relacional, participar en comités de prevención y resolución de conflictos en cárceles, participar de debates en el marco de las instituciones, intervenircon talleres en cárceles, realizar trabajos solidarios en barrios excluidos, dar charlas en universidades y seminarios, ser activos participantes del FAV, el Fondo de Ayuda a Víctimas, creado por presidiarios de la cárcel de Batán más la Asociación Pensamiento Penal y nosotros, con clara intención restaurativa, etc. Todas esas expresiones de lo que hacemos están sustentadas en una visión que tenemos para con la sociedad.
Creemos que es muy necesario también, acompañar a las víctimas durante y sobre todo luego delos proceso a los que nos toca enfrentarnos por del delito, para no dejarlas solas y que hayan sido solamente un “testigo de lujo” de su propia causa. La víctima no se agota con la sentencia y que el ofensor vaya a la cárcel. Necesita mucho más de lo que la Justicia le ofrece hoy en día. Muchas víctimas necesitan otras respuestas, una restauración, concreta o simbólica, que las ayude a seguir adelante con sus vidas en tanto sea posible. Este es un debate que estamos dando y necesitamos profundizar.
Una pregunta que nos hacemos es “¿Queremos vivir mejor o buscamos simplemente castigar?”.
Creemos que se debe cambiar el paradigma vindicativo del castigo. En VxP, clara y taxativamente, le decimos NO a la impunidad. Un delito no debe quedar impune.Quien cometió un delito, debe afrontar su responsabilidad. Pero la condena no debe ser una venganza social. Y lo que inflige la cárcel a las personas puestas allí es más parecido a una venganza que a una corrección a fin de asumir responsabilidades y reparar el daño causado.
En VxP tenemos una frase: “recuperar un vecino”. Porque eso es lo que queremos como víctimas: no tener miedo de que nuestro victimario, cuando salga libre, este igual o peor a como entró. Necesitamos, en tanto sea posible, recuperar “vecinos”, y no especialistas en delitos que se perfeccionaron durante su estancia carcelaria como si se tratara de un campus. O se hayan resentido aún más contra una sociedad que las excluye y los etiqueta para siempre: personas que se han deshumanizado dentro de un ámbito deshumanizante.
Cuando se dice esa frase célebre: “Que se pudran en la cárcel”, no se tiene en cuenta que, a muchos de ellos, la experiencia de la cárcel realmente los “pudre” y, al terminar su condena (la inmensa mayoría tiene condenas que terminan, nunca olvidemos eso), salen así, peor de lo que entraron. Y nadie, aquí nos animamos a ser tajantes, nadie quiere eso. Porque todos queremos que ninguno represente nuevamente un peligro para nuestra vida en sociedad.
Cuando alguien entra a prisión, la oportunidad de mejorar es para todos. Para quien cometió delito, obviamente: reflexión, posibilidad de reconstruirse, arrepentirse, hacerse cargo del daño causado. Para la sociedad: la posibilidad de que ese tiempo de encierro nos devuelva una persona que pueda convivir con nosotros, un vecino, y nosotros hacer un espacio para la reinserción. Si no hacemos nada, al transcurrir el tiempo de condena habremos perdido la oportunidad de vivir mejor.
De todos modos para que lo demás ocurra es necesario mejorar las condiciones de educación, salud, trabajo, etc, para que no exista tantaexclusión, piedra basal dela mayoría de los delitos. No vemos a quien delinque como un ser digno de lástima, pero tampoco podemos olvidar que muchos vienen de un entorno social o familiar de gran violencia, de una exclusión que ni imaginamos.
Tanta exclusión que es como si habitáramos mundos separados. Y tanta violencia que nos atraviesa a todos y todas como sociedad. Pero sonpersonas de acá, que vivien acá y representan un conflictode todos, que es menester solucionar entre todos. No podemos decir “no es mi problema” y desentendernos.Oesperar que oponer a esa violencia directa, individual, violencia como sociedad solucione las cosas. Está probado que no es así. Es todo lo contrario, esas violencias terminan definiendo a la violencia directa, que sufrimos a diario.
Quien dio impulso a Víctimas por la Paz fue el Juez Mario Juliano, que falleció repentinamente en octubre del año pasado, mientras realizaba una de sus tantas acciones solidarias. Mario era una fuerza de la naturaleza, una topadora llena de ideas y de humanidad. Representaba el cambio que creemos que la Justicia necesita, y hablamos de cambio paradigmático, no de cambiar algunas figuritas para que luego todo siga más o menos igual:huir de la burocracia yhumanizar, agilizar, simplificar (sobre todo el vocabulario), dar acceso a justicia. Como dijimos en el párrafo anterior, entender que el problema de uno es el problema de todos, y que la sociedad mejora cuando el reparto de mejoras es equitativo.
Antes de crear Víctimas por la Paz, Mario fue creador y líder de la Asociación Pensamiento Penal, una organización de más de 500 integrantes en toda la región, que discute permanentemente, y de manera vanguardista, temas tales como la política carcelaria, las penas, la legislación, los derechos humanos, las políticas de género, la justicia restaurativa. Está formada, en su mayoría, por abogadas y abogados jóvenes.
Su actividad como juez, para los defensores del statu quo, fue polémica, porque sus fallos buscaban permanentemente ampliar derechos. Algo que no está bien visto entre los que piensan que con los derechos que hay ya está bien.Trabajó mucho en las cárceles, para tratar de hacerlas menos hostiles. Ayudó a la creación de comités de prevención y resolución de conflictos, con excelentes resultados.
Llevaba a mucha gente a conocer diferentes prisiones para que vieran de primera mano de qué hablamos cuando hablamos de cárcel. Estuvo en la organización de la emocionante Maratón por la Paz,la primera realizada dentro de un penal, en Batán. En la que, por cierto, también corrió. Nada de lo que pongamos alcanzará para hacer justicia a la cantidad de cosas en las que Mario se embarcaba con fervor juvenil.
Con respecto a nosotros, a Víctimas por la Paz, buscaba, contactaba y acercaba a cada víctima con un cuidado y una amorosidad propia de un padre. Sabemos que estaba orgulloso de esta asociación a la que pertenecemos quienes escribimos esta nota.
Nuestra coordinadora, la doctora Diana Márquez,ha propuesto el derecho a pedir perdón como una mirada restaurativa hacia las víctimas y los victimarios. Y a lo que aspiramos en VxP es a promover instancias de reflexión y trabajar en pos de la convivencia.
Coordinadora de "Víctimas por la Paz". Abogada de la Universidad Nacional de La Plata y mediadora. Integrante de la Asociación del Pensamiento Penal.
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