“Innocence Project California” y Justin Brooks fue la piedra fundacional del “Proyecto Inocencia” en la Argentina de la mano de un cineasta y un fiscal que se unieron para defender a inocentes condenados injustamente tomando la experiencia de la organización norteamericana que surgió en 1992 de la manos de dos defensores oficiales que visualizaron la injusticia social en los Estados Unidos.
La injusticia que vivió Fernando Carrera fue el primer paso de su creación en nuestro país, y la realización de la película “El Rati Horror Show” sobre la “Masacre de Pompeya” en 2010 fue el empuje que ambos necesitaron para lanzar el proyecto que tiene alta demanda pero que no da abasto. De forma gratuita con un equipo limitado de profesionales, atiende 50 caso activos con ocho personas activas que coordinan el trabajo de estudiantes de Derecho en un Proyecto Inocencia Argentina al cual le ingresan 400 pedidos anuales. “Claramente la justicia funcionó mal pero no quiere decir que sea habitual en tal o cual jurisdicción los casos de personas inocentes presas”, resume Garrido sobre la cantidad de casos que orbitan en la provincia de Buenos Aires pero también en el norte del país.
Se define en su Twitter personal como “abogado de las causas perdidas”. Es Manuel Garrido cofundador, ex presidente y hoy director ejecutivo de Innocence Project Argentina fue entrevistado en la redacción de Tiempo Judicial. Fue fiscal titular de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, fue diputado nacional, es Profesor Titular de Derecho Penal en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, entre otros cargos como director de Justicia y Transparencia en la organización no gubernamental Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) Así como el ideólogo junto al cineasta Enrique Piñeyro del Proyecto Inocencia en nuestro país que tuvo casos resonantes de liberación de personas condenadas injustamente como los caso de Marcos Bazán, Sebastián Rodríguez, Marco Milla y Cristina Vázquez por ejemplo. Dos ellos resueltos por la Corte Suprema. El contacto con la organización esta a través de este formulario.
Me pareció muy impactante la serie “Así nos ven” que da origen a Innocence Project en los Estados Unidos ¿cómo surge y cómo se suman ustedes desde nuestro país para defender a personas inocentes?
A comienzos de la década del 90 cuando se comienzan a aplicar las pruebas de ADN en los casos se probó que las ciencias aplicadas no eran suficientes para culpar a las personas. Más precisamente la comparación de los pelos y de la sangre. El movimiento en EE.UU. comenzó en Nueva York con por Peter Neufeld y Barry Scheck de la Cardozo School of Law, con el objetivo de “exonerar de responsabilidad a personas que fueron condenadas erróneamente, utilizando para ello la prueba de ADN así como también buscan la reforma del sistema procesal penal, de modo de prevenir futuras injusticias”.
Ellos eran defensores oficiales que avizoraron el movimiento y fueron formando redes de inocencia llamadas “Innocence Network” allá y luego en todo el mundo. Somos una organización argentina independiente que creamos con Enrique Piñeyro y formamos parte de esta red así como nos regíamos y aplicamos los estándares comunes para ser parte. Es decir, un código de ética y los criterios para admitir casos que son necesarios compartir para formar parte de esa red.
En Argentina a partir de la película “El Rati Horror Show” nos unimos para formar esa organización con la información que él había reunido para la película sobre el caso Fernando Carrera donde en principio presentamos un “amicus curie” en el expediente con varias organizaciones de derechos humanos, donde advertimos que era un tema que iba más allá de un documental. Tras el estreno, recibimos pedidos de otras personas condenadas por error. Y a partir de allí, tomamos contacto con “Innocence Project California” y con Justin Brooks y armamos algo similar acá en la Argentina.
¿En ese punto con que equipo especializado trabajan desde Innocence Project Argentina?
Los proyectos de inocencia son también proyectos educativos y se basan en tres pilares. El litigio en defensa de los inocentes, la educación generando un perfil de abogado más activo y también trabajamos con expertos en temas de memoria, en tecnología, con médicos forenses, expertos en incendio, en lenguaje de señas y expertos en ADN por supuesto.
¿Qué criterios evalúan para tomar los casos y que análisis e investigación se realizan en la previa a defender a estas personas que ustedes consideran inocentes? ¿O toman cualquier caso?
No, no tomamos cualquier caso, por ejemplo no tomamos casos en los cuales la persona tuvo participación o donde la justicia discuta su participación en el delito. No tomamos casos de abuso sexual donde el argumento sea el consentimiento ni casos de personas que no hayan sido condenadas. Aunque esto último se flexibilizó porque acá los procesos judiciales duran muchos años.
Los criterios objetivos es el tiempo de condena pendiente privativa de la libertad que le queda a la persona porque estos casos llevan tiempo de litigio y de investigación de prueba nueva donde podamos demostrar su inocencia y que fue injustamente condenado.
En EE.UU., la justicia resuelve en un tiempo razonable pero en Argentina donde tenes procesos que duran 17 años si vas a esperar que la sentencia quede firme, probablemente no tengamos ningún caso. Flexibilizamos el requisito y ahora tomamos casos sobre “doble conforme” o con sentencia en segunda instancia, por ejemplo.¿Cómo les llegan los casos de gente que está fuera de sistema?
En general, la vía normal de recibir un caso es con un formulario on line, y en nuestras redes sociales. Pero también nos llegan por contacto de los defensores de un determinado caso que se sabe que “es de inocencia” y en un momento dado se convierte en una carga muy pesada para un abogado que sabe que su defendido es una persona inocente y tiene que ver que la condenan. Tuvimos entrevistas y conversaciones con defensores muy angustiados en casos muy evidentes de inocencia y hay condenas como fue el caso de Sebastián Rodríguez y su defensor Fernando Sicilia, por ejemplo.
¿Cómo se dan cuenta que una causa está armada?
En su momento, el defensor de Casación de pcia bs as trabajo sobre las causas armadas con la idea de dar algunos indicadores que permiten sospechar cuando hay este tipo de causas. Por ejemplo: cuando aparecen la información del sospechoso, cuando hay llamadas anónimas, problemas en la ruedas de reconocimiento, o antecedentes o allanamientos en las casas de los acusados donde se plantan pruebas, así como tiene que ver con exigencias de casos resueltos o corruptelas.
Algunos expedientes en los que intervino “Proyecto Inocencia”
Caso Marcos Bazán en Lomas de Zamora
En este expediente, trabajamos sobre en su condena que se basó en la declaración del guía de un perro que dijo que “como el perro dejó de ladrar en la casa de Bazán, la víctima entró en su casa”.
Caso Sebastián Rodriguez en San Justo
El famoso “linyera” con antecedentes fue utilizado por la justicia de La Matanza como un “perejil” por una insólita rueda de reconocimiento y de voz en la cual también coincidía su nombre con el de uno de los tres delincuentes de la banda que “tomó” una comisaría en San Justo.
Caso Adrián Svich en Santa Teresita
Este caso está en trámite donde “Proyecto Inocencia” se dio cuenta que el informe de ADN estuvo mal formulado 17 años después de la condena de Svich, y 17 años preso. La propia defensa del acusado avaló el informe que estaba mal planteado y está intentando probar su inocencia.
Caso Marco Milla
Le dieron una condena a prisión perpetua en un hecho donde también fueron acusados menores de edad donde con apenas una mínima investigación se demostró que ninguno había sido culpable del robo y el asesinato del chofer del colectivo. Probaron a través de los pasajeros del colectivo que el reconocimiento de los acusados fue equivocado.
¿Cómo se meten en el proceso penal de una persona acusado que consideran inocente?
Frente a sentencias firmes, el Proyecto Inocencia en el mundo lo que hace es tomar una condena firme, investigar si hay una prueba que permita demostrar que la persona es inocente. En Argentina el mecanismo para revisar condenas firmes son los recursos de revisión. Tenes que acompañar nuevas pruebas que demuestra esa inocencia y nosotros realizamos una investigación con prueba que pueda generar en los tribunales la revocación de esa condena.
Si los casos aún no tienen sentencia firme y son paradigmáticos, es decir mediáticos, realizamos alguna presentación como “amicus curiae” donde vemos algún déficit en la investigación que nos parece importante destacar pero hay alguna situación peculiar que pensamos que tenemos que discutir en tribunales. En Salta, con las turistas francesas asesinadas se extraviaron las pruebas de ADN y nos rechazaron el recurso extraordinario, y por eso estamos litigando el caso ante la CSJN. Como presentamos “amicus curiae” en los casos de Sebastián Rodriguez y con su letrado luego se logró su absolución.
En el caso del “linyera” Rodríguez que había sido injustamente condenado a 50 años de cárcel por la supuesta toma de una comisaría en San Justo donde tenía el mismo nombre un delincuente más allá que lo incriminaron por una prueba de voz muy polémica y en la rueda de reconocimiento.
Hubo serios cuestionamientos a la rueda de reconocimiento que se había hecho en este expediente y a partir de la labor de las organizaciones de inocencia se probó que son uno de los factores más importantes de errores judiciales. Y en este caso de Rodríguez también hubo un problema de reconocimiento de voz que era una basura total.
¿Cuáles son los principales errores en este tipo de causas mediáticas donde terminan condenando personas inocentes porque queres “resolver rápido” por cuestiones políticas?
En el caso puntual de Sebastián Rodríguez, el supuesto delincuente de una banda de cuatro se llamaba igual y acusaron a un inocente, tenía antecedentes y lo condenaron.
En general, el tema de la corrupción de los investigadores es universal y es uno de los factores principales de la condena de inocentes. Nosotros a una gran parte de estas inconductas las llamamos “causas armadas”: se planta prueba, se indica a alguien sospechoso cuando no lo es o se acompaña o se amenaza a testigos o se los soborna.
El atentado a la vicepresidenta es un buen ejemplo porque se pide que haya rapidez en la investigación y la idea de reclamo rápido genera presión y favorece errores porque hace que se privilegie la rapidez por sobre la calidad de la investigación.
¿Cómo se dan cuenta que una causa está armada?
En su momento, el defensor de Casación bonaerense trabajo sobre las causas armadas con la idea de dar algunos indicadores que permiten sospechar cuando hay este tipo de causas. Por ejemplo: cuando aparecen la información del sospechoso, cuando hay llamadas anónimas, problemas en la ruedas de reconocimiento, o antecedentes o allanamientos en las casas de los acusados donde se plantan pruebas, así como tiene que ver con exigencias de casos resueltos o corruptelas.
Así como el llamado “sesgo de confirmación”. Hay personas que se usan de “perejiles” que ya están “etiquetadas” como delincuentes porque tienen antecedentes y no tienen una coartada sólida y viven por los márgenes de la ley.
Por eso, la Corte en los casos que resolvió en los últimos años (Carrera, Cristina Vázquez y González Nieva) dijo que los jueces deben tomar en serio la valoración de las pruebas y las hipótesis de las defensas porque muchas veces funcionan los sesgos en la valoración probatoria, es decir, que el acusado tenga antecedentes por ejemplo. Esto se llama sesgo de confirmación.
¿Y hay errores en las pruebas científicas o en las ruedas de reconocimiento también?
Las técnicas científicas que se utilizan hoy para identificar voces son muy limitadas pero en este caso de Sebastián Rodríguez los jueces ni llamaron a un perito y ellos decidieron que eran las voces “parecidas”. Una basura total. Fue una impresión de los jueces totalmente acientífica. Los factores universales también son los problemas por reconocimientos raciales así como las regulaciones de las ruedas de reconocimientos.
Los reconocimientos se repiten sin tener en cuenta los errores, se hacen trampas, se marca al testigo quien es el sospechoso para que lo apunte, y por ejemplo: el famoso “doble ciego”: significa que el funcionario judicial tampoco sepa en la ruedas de reconocimiento quien es el sospechoso para que no condicione a los testigos que van a reconocer al acusado. Y hoy no se trabaja así y entonces…
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