Luego de que miles de personas se manifestaran frente al Congreso de la Nación contra el veto de la reforma jubilatoria firmado por Javier Milei que finalmente fue apoyado en el Senado, el papa Francisco criticó duramente el accionar del Estado y defendió la justicia social.

En su intervención durante un reunión para conmemorar los diez años del primer encuentro de los Movimientos Populares en el Vaticano, el Sumo Pontífice remarcó que la tierra, el techo y el trabajo son “derechos sagrados”.

En referencia a la represión ocurrida la semana pasada frente al Congreso en la que, entre otros heridos, una niña de 10 años resultó rociada por gas pimienta por un efectivo de las fuerzas de seguridad, indicó: “Me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Y no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas, no, no”,

"El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social, pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso", señaló.

Sobre la justicia social, reflexionó que "lamentablemente, muchas veces son precisamente los más ricos los que se oponen a la realización de la justicia social o la ecología integral por pura avaricia. Disfrazan esta avaricia con ideología, pero es la vieja y conocida avaricia".

"Entonces, presionan a los gobiernos para que sostengan malas políticas que los favorecen económicamente. El diablo entra por el bolsillo, no se olviden", advirtió.

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Además de las duras críticas al Gobierno, el Papa contó una anécdota -sin especificar el año- sobre un hecho de corrupción que un empresario le había revelado.

“Mi abuela nos repetía siempre, estén atentos, que el diablo entra por los bolsillos. Siempre. Que una coima aquí, una cosa allá...”, señaló, para luego dar detalles sobre el episodio.

“Me contaba un emprendedor internacional, que estaba haciendo en Argentina unas inversiones de extensión de eso que ellos estaban llevando adelante, que trabajan muy bien y fue un acuerdo. Fue a presentar al ministro un nuevo plan de nuevas extensiones, el ministro lo atendió muy bien y dijo ‘dejemelo, ya lo van a llamar...’”, comenzó.

Y añadió: “Al día siguiente, el secretario del ministro lo llamó, le dijo si puede pasar ‘en dos días, así le entregamos el permiso’. Pasó, le entregó los papeles y la firma...y cuando él se estaba por levantar, le dijo: ¿y para nosotros, cuánto?... ¿Y para nosotros, cuánto? La coima. El diablo entra por el bolsillo, no se olviden".

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