El Tribunal Oral Federal de La Rioja condenó el pasado viernes a cuatro hombres a penas de entre 6 y 10 años de prisión al considerarlos "responsables del transporte de más de 93 kilos de cocaína de máxima pureza". La Justicia ordenó que continúen alojados en el Servicio Penitenciario Provincial de la provincia. 
 

En línea con las condenas requeridas por la fiscal federal de La Rioja, Virginia Miguel Carmona, el tribunal dispuso además el decomiso del dinero en moneda nacional y extranjera secuestrado en el procedimiento y de los vehículos utilizados para perpetrar el transporte del material estupefaciente.  

 

Según fuentes judiciales, el material estupefaciente fue secuestrado por personal de Gendarmería Nacional en el marco de un procedimiento de rutina llevado a cabo el 28 de marzo de 2017. Las penas recayeron sobre los dos imputados que trasladaban la droga oculta en diversas partes del vehículo y otros dos que oficiaban de “punteros” para alertar sobre controles policiales.

 

La causa tuvo su origen en la tarde del 28 de marzo de 2017 cuando, en el marco de un procedimiento de rutina desplegado por Gendarmería Nacional en la intersección de la Ruta Nacional 38 y la Ruta Provincial n°9 -zona conocida como "Cruce de Bazán". El personal de esa fuerza detectó la presencia de 91 paquetes rectangulares de nylon ocultos en diferentes partes del automóvil Ford Falcon en el que se trasladaban José Carlos Ovalle y su hijo Cristian.

 

Las pericias efectuadas sobre la sustancia secuestrada arrojó que se trataba de 93.190 kilos de cocaína, con una pureza superior al 90 por ciento. En tanto, se constató que los imputados Emanuel Villarreal Andacahua y José Alejandro Tapia participaban de la maniobra oficiando de "punteros", es decir, con el objeto de poner en aviso sobre eventuales controles en la ruta a quienes se movilizaban con el cargamento de estupefacientes.

 

En el operativo se secuestraron además un total de 27.000 pesos, U$S 600 y teléfonos celulares. Respecto a este último punto, entre el abundante material probatorio sobresalen una serie de mensajes y comunicaciones efectuadas entre los imputados, algunos de ellos en el día previo al procedimiento, relacionados con el acondicionamiento y los preparativos para el traslado del material estupefaciente.

 

En este sentido, durante el debate quedó acreditado que Ovalle -propietario de un taller de chapa y pintura- fue el responsable de realizar los camuflajes en el vehículo para ocultar la cocaína mediante soldaduras, circunstancia que queda en evidencia en los mencionados mensajes. La droga provenía de Jujuy, provincia de la cual son oriundos los ahora cuatro condenados.

 

En la última audiencia previo al veredicto, el imputado Villarreal Andacahua amplió su declaración indagatoria, oportunidad en la que asumió toda la responsabilidad del hecho, lo que fue refutado por la Fiscalía. "Los encausados podrán ensayar todo tipo de justificaciones exculpatorias, pero lo claro, concreto y contundente es que el traslado de semejante cantidad de droga fue llevado adelante por todos, dividiéndose las tareas, esto es, dos en el primer auto que hace las veces de 'puntero' y el segundo con el cargamento de droga. Esta maniobra así diseñada les permite sortear los controles policiales mientras no huibera perros detectores de narcóticos (...); las pericias de los teléfonos secuestrados aportan la prueba irrefutable de que todos se conocían, y que se iban comunicando entre ellos para asegurar la llegada a destino", señaló la Fiscalía.

 

Finalmente, el Tribunal condenó a José Carlos Ovalle (10 años), Emanuel Villarreal Andacahua (9 años), José Alejandro Tapia (9 años), y Cristian Ovalle (6 años) como coautores materialmente responsables del delito de transporte de estupefacientes agravado por la pluralidad de intervinientes en forma organizada (art. 45 del Código Penal y art. 5 inc. c y art. 11 inc. c de la ley 23.737 conforme ley 27.302). Las condenas difieren apenas con las requeridas por la Fiscalía, que en los alegatos había solicitado penas de 11 años para José Ovalle, de 10 años para Villarreal y Tapia, y de siete para Cristian Ovalle.