En las últimas dos jornadas del megajuicio que se realiza por los delitos de lesa humanidad ocurridos en Campo de Mayo testificaron sobrevivientes y ex gendarmes ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de San Martín. "Yo no hablaba, prefería que me mataran antes de que vayan los chicos del barrio presos”, dijo el sobreviviente Gregorio Díaz quien estuvo en el centro clandestino de detención "El Campito".
“Nos vinieron a buscar los milicos. Nos fuimos para La Sauce, que estaba pasando Villa Uruguay. A mí me encontraron, me secuestraron y me llevaron para Campo de Mayo, me tuvieron secuestrado ahí", contó en un testimonio que fue breve. Díaz militó con Beatriz Oesterheld en la JP y estuvo detenido en Campo de Mayo. Otro sobreviviente que declaró fue Tomás Aurelio Lovato, hermano de Carlos Lovato, quien relató como se llevaron a su hermano. "A mi hermano, a la novia (María Ines Villalobos), y a otra gente secuestraron a mi hermano en San Fernando. Con mi madre hicimos unos habeas corpus en San Martin y San Fernando", dijo.
En el juicio se juzgan delitos cometidos entre 1976 y 1978 contra 350 personas que incluyen torturas, secuestros, homicidios, desapariciones y apropiación de niños. El tribunal está integrado por el juez Daniel Gutiérrez (presidente) y las juezas Silvina Mayorga y Nada Flores Vega.
Víctor Armando Ibáñez es un ex militar que declaró en las dos audiencias en un testimonio que duro más de cinco horas. “Hace 15 años que vengo declarando. Pasaron más de 44 años, pasé por tiroteos, tratamientos psiquiátricos, pasé crisis de nervios, pensamientos de suicidio, pero siempre colaboré con la justicia”, dijo en la audiencia. Ibáñez prestó servicios a partir de mediados de 1976 en Campo de Mayo y, según contó, estaba en un cuarto que operaba la radio y un teléfono.
“Se hablaba que había un campito, que había chicos y mujeres encapuchadas” dijo para luego identificar con nombre y apellido a represores que estaban ahí tales como el Teniente Coronel Jorge Bozo, de quien dijo que era jefe del campo de detenidos y jefe de la Policía Militar. "Solían venir el Mayor Tamini, el Mayor Coronel, el Mayor Quetino. Había un cuartito donde dormía el Cabo Conde”, dijo. También contó cómo se usaban los perros en el predio: "Vi que un perro mordía a un detenido y al mismo tiempo lo golpeaban" dijo y explicó que eran los gendarmes los que llevaban perros al campito.
“Gordo 1, Gordo 2, Clarinete, Barbeta, de vez en cuando venía Luis de bigote y el Toro Martín Rodríguez. Se escuchaban los gritos de tortura al unísono, de todos lados”. De esta manera Ibañez explicó los apodos de los torturadores. "El Gordo decía que allí les esperaban mordeduras, frío, picana y que la única forma de zafar era decir la verdad”, contó sobre una vez cuando llegaron secuestrados. "De esa camioneta bajaron a los golpes entre 6 y 10 personas masculinas, todos con la misma ropa, un buzo azul o gris, un mameluco overol de Fábrica de autos De Carlo", expresó y recordó que estaban con pancartas de Perón y que eran delegados de la fábrica.
Terrorismo organizado
El ex militar también dio cuenta que como estaba organizado el funcionamiento de Campo de Mayo. Cada vez que llegaban secuestrados les tomaban los datos y eran anotados por el oficial de servicio. Ibañez explicó también que estos "eran de Gendarmería que tenía a cargo la seguridad interna del Campo" y recordó que había organigramas, "el organigrama que yo vi era de la organización interna del Campo”, sintetizó.
La organización incluía la utilización de perros de forma siniestra. "Alguien trae al perro al más malo, ataca al chiquito Avellaneda y le saca un pedazo a la pierna del chiquito. Lo ataca al gordo 1 y este le disparó tres tiros", contó durante la audiencia recordando haber escuchada el grito "tráiganme al perro", aunque sin poder identificar quien fue el que realizó ese pedido.
El "chiquito Avellaneda" que comenta en su declaración el ex militar es Floreal "el negrito" Avellaneda. Un adolescente de 15 años que fue secuestrado en 1976 junto a su madre Iris Pereira. La mujer pasó del Campito a la cárcel, cuando fue liberada, junto con el papá de Floreal, que también estuvo detenido, lo buscó intensamente. Las pistas la llevaron a las costas del Río de la Plata, donde habían aparecido varios cuerpos en mayo de 1976. Uno de ellos era el de Floreal que apareció en la costa uruguaya junto con nueve cadáveres. El joven fue víctima de los vuelos de la muerte.
Las audiencias del mega juicio continuarán el miércoles que viene con la modalidad virtual que la pandemia impuso desde hace más de un año. En total son 22 los imputados por delitos de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo.
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